Editorial Alaire

Blanca Sandino escribió:Pues ya sabes cómo es el azar, Ramón. La primera parte del poema creo que la he entendido, y me ha gustado mucho. Me gusta esa comparación del deseo, con un río blanco, y ese acostumbrarse a vibrar con alas de insecto. También la explicación de en qué piensas cuando avidinas. Y magnífico ese verso-gato: lanzo mis uñas para atrapar tu silencio.

Luego me he perdido un poquitillo, hasta que me he encontrado en esos afluentes de un río llamado azar.

No importa, ha sido un placer leerlo.

Blanca

Ramón Carballal escribió:
Con los penúltimos anclajes de la luz,
en el bosque que pone al aire sus raíces,
junto al río tan blanco como el deseo.

Me acostumbro a vibrar con mis alas de insecto.

Hasta llegar a ti hay mil autopistas de sangre,
ya ves en lo que pienso cuando adivino en el cristal
tu hueco imposible.

Lanzo mis uñas para atrapar tu silencio.

Es difícil, ya lo sé, destronar al reloj de piedra.

Se ha ido el verso que yo puse en tus caderas
y el rumor de los molinos de agua
ocupa el lugar de los vigorosos caballos de gelatina.

¿es mejor, quizá, la espada que se perdió en el tiempo?

Todavía las calles
guardan el escozor que abrasa las trompetas
(en los cines, con el vaso verde hundido en la pupila,
acaso entre las arenas de una playa diminuta
donde cabía el margen de un sueño
convergimos igual que afluentes de un río llamado azar).

Pilar Morte escribió:Hermoso poema. Algunos versos me gustaron especialmente
Un abrazo
Pilar

Tristany Joan Gaspar escribió:

Ramón Carballal escribió:
Con los penúltimos anclajes de la luz,
en el bosque que pone al aire sus raíces,
junto al río tan blanco como el deseo.

Me acostumbro a vibrar con mis alas de insecto.

Hasta llegar a ti hay mil autopistas de sangre,
ya ves en lo que pienso cuando adivino en el cristal
tu hueco imposible.

Lanzo mis uñas para atrapar tu silencio.

Es difícil, ya lo sé, destronar al reloj de piedra.

Se ha ido el verso que yo puse en tus caderas
y el rumor de los molinos de agua
ocupa el lugar de los vigorosos caballos de gelatina.

¿es mejor, quizá, la espada que se perdió en el tiempo?

Todavía las calles
guardan el escozor que abrasa las trompetas
(en los cines, con el vaso verde hundido en la pupila,
acaso entre las arenas de una playa diminuta
donde cabía el margen de un sueño
convergimos igual que afluentes de un río llamado azar).

Muy bueno.
me ha encantado. Es una lectura muy interesante, un poema muy elaborado.

Un abrazo

Joan

Óscar Bartolomé Poy escribió:Ramón Carballal,
Anclajes de luz, alas de insecto, autopistas de sangre... Como siempre, Ramón, tu imaginación es desbordante. La primera mitad del poema es la que más me ha gustado. El último verso, como epítome que es, resulta muy romántico.

Saludos, amigo.

Jaume vendrell KYUSS escribió:lo que yo te digo amigo ramon...tus poemas me trasladan a un mundo magico...un muy fuerte abrazo...

Ramón Carballal escribió:
Con los penúltimos anclajes de la luz,
en el bosque que pone al aire sus raíces,
junto al río tan blanco como el deseo.

Me acostumbro a vibrar con mis alas de insecto.

Hasta llegar a ti hay mil autopistas de sangre,
ya ves en lo que pienso cuando adivino en el cristal
tu hueco imposible.

Lanzo mis uñas para atrapar tu silencio.

Es difícil, ya lo sé, destronar al reloj de piedra.

Se ha ido el verso que yo puse en tus caderas
y el rumor de los molinos de agua
ocupa el lugar de los vigorosos caballos de gelatina.

Todavía las calles
guardan el escozor que abrasa las trompetas
(en los cines, con el vaso verde hundido en la pupila,
acaso entre las arenas de una playa diminuta
donde cabía el margen de un sueño
convergimos igual que afluentes de un río llamado azar).

José Luis Preciados Galán escribió:Algunos pasajes poseen una musicalidad extraordinaria.

Hay imágenes que se visualizan al hilo de la lectura.

Me gustó mucho "la fuga del verso","destronar el tiempo".

Felicidades Ramón.

Un cordial abrazo.