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Pirovano de Noche

Publicado: Lun, 16 Feb 2009 0:15
por Rafael Teicher
Pirovano de Noche

A Gabi


La vieja casona del Hospital Pirovano olía a carbón de pan y a trapos. Cantaba silencio. Al pasar junto a las paredes del inmueble se tenía la sensación de estar dentro de un hangar de silencio, o en una construcción militar subterránea donde se guardasen bombas de silencio, o fuego. El edificio semejaba un quelonio enorme pintado de blanco en cuyo cuerpo central se elevaba una atalaya casi octogonal con ventanas celestes. En la acera de en frente las enredaderas proyectaban sombras sobre el lomo de un acoplado suelto, sin la carlinga de conducción.

El hombre caminaba y sentía la presencia del hierro helado de las verjas, la salmuera de la noche en sus fauces, el olor a mirtos pisados que brotaba de la tierra removida en los jardines. Caminaba y creía que la luna iría a caer derecho contra las antenas del nosocomio, o a enterrarse en el cristal de un coche.

Oía voces enjambradas con el silencio, como algas. Las suelas de sus Nike superaban escombros de baldosa amarilla y unos medios tubos llenos de agua negra.

Iba mirando los faros secos, el yodo de la calle, las legañas de lluvia apelmazadas en los timbres de los porteros color diente postizo.

El asfalto resplandecía como el vientre de una niña. Sudaba como el vientre de una niña contorsionista, un tanto boba, e impune.

En este hospital estuvo aherrojada Pizarnik, pensó. Atada. Maniatada. Forzada. Cómo es que no hay un foso con caimanes rojos, con víboras emplumadas gigantes, pensó. Ha de haberse mudado el criterio armamentístico, pensó. Ahora todo es digital e invisible. Todos los poetas están metidos en cajones de magia, vetados por la praxis celosa del imperio. Los poetas hacemos “piripipí”, dijo, como decía la ingeniera. Y hacer “piripipí” es un modo cortés de mentar lo supernumerario, la escoria.

Hacemos “piripipí”, repitió.

El bar de la esquina de Roque Pérez estaba cerrado. Las persianas se curvaban en la zona ventral como si del otro lado hubiese un bulto acodado contra la cortina. Los vidrios vibraban imperceptiblemente en la penumbra. Quizás también la gruesa de copas colgadas por el mango en un tenderete de madera lustrosa y clara.

Se detuvo. Quería provocar a la bestia del silencio, al bicho. Revolvió los bolsillos enredando los dedos en los hilos rotos. Sentía inmenso placer en llevar las manos bien hondo en los bolsillos de este pantalón de tela. Contactaba sus muslos, el racimo de las monedas de un peso y de veinticinco centavos, los restos de cartulina de envases de chicle. Y dejaba las manos allí, en la bolsa de los canguros de sus bolsillos, en los úteros litúrgicos del cuerpo. Las dejaba dormidas como bebés de cien kilos.

Llegó a la puerta de madera cruda. Tocó. Giró mirando la bandeja de los árboles. Inhaló. Era feliz porque era silencio; no parte del silencio de los muros del Pirovano, sino silencio propio, ausencia de diferencias. Y fiesta.


Rafael Teicher

Re: Pirovano de Noche

Publicado: Mar, 17 Feb 2009 9:23
por Blanca Sandino
Magnífico relato, Rafael.

Aplausos.

Publicado: Mar, 24 Feb 2009 23:18
por Alonso de Molina
se lee con agrado y consigue el autor a base piripipí y más que nos detengamos allá donde hay que detenerse, parar, desviar un poco la atención del texto, sentir lo cotidiano que muestra y observar que Teicher aparte de forma propia tiene fondo que es bastante más que solo letras, retórica.

aplausos

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Publicado: Dom, 14 Feb 2010 0:15
por Rafael Teicher
Alonso de Molina escribió:se lee con agrado y consigue el autor a base piripipí y más que nos detengamos allá donde hay que detenerse, parar, desviar un poco la atención del texto, sentir lo cotidiano que muestra y observar que Teicher aparte de forma propia tiene fondo que es bastante más que solo letras, retórica.

aplausos

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Muchas Gracias Alonso por tu visita y tus palabras, me alegra que te haya gustado el texto

Un saludo argentino

Rafael

Publicado: Dom, 14 Feb 2010 11:50
por Hallie Hernández Alfaro
Magnífico, Rafael! Tiene la genialidad de tu discurso y la fuerza hermosa de tu palabra poética!

Felicitaciones y aplausos!!!!


PD: Me cuesta perdonarme no haberlo leído antes.

Publicado: Mar, 16 Mar 2010 0:52
por Rafael Teicher
Hallie Hernández Alfaro escribió:Magnífico, Rafael! Tiene la genialidad de tu discurso y la fuerza hermosa de tu palabra poética!

Felicitaciones y aplausos!!!!

Hallie

PD: Me cuesta perdonarme no haberlo leido antes.

Muchas Gracias Hallie por el rescate de este texto! un saludo fraternal desde Buenos Aires


Rafael

Publicado: Sab, 18 Sep 2010 11:27
por Sampedro Lobo
En el paisaje se perpetra el silencio, se dibuja, se siente y se siente a un personaje reflexionando en una soledad alquimista, extraña, de ultramundo.

Sí, muy intenso y muy bello.

Gracias.

Publicado: Mar, 05 Oct 2010 15:36
por E. R. Aristy
Me gusta la limpieza de tu texto. Al principio me parecio que el protaganista se habia escapado del manicomio, su silencio cargaba la bulla de todas esas cosas calladas. Me atrapo su caminata, y me fui callando para escuchar ese silencio observador y critico que genera este texto, junto con otro silencio, aquel de la sabiduria de la inseguridad, no una seguridad falsa, no una seguridad excesiva, pero alguien a quien todo le sirve, alguien de una sensibilidad que abarca todos nuestros silencios. Por supuesto, todo eso lo encontre en el simbolismo de las manos en los bolsillos, en los papelitos viejos de chicles, en el cambio exacto de las monedas, en los hilos de donde se enredan sus dedos, y se deshilacha su ansiedad, y se tejen su personalidad propia. Creo que para ser un escrito sobre el silencio sugiere universos de humanidad.

Abrazos,
Roxane

Publicado: Vie, 20 May 2011 8:17
por Ignacio Fajardo
Esto sí que es escribir. Hay quien dirá que si demasiado poético, o excesivamente meticuloso en las descripciones, o ¡yo qué sé...! Pero eso es porque demasiadas veces nos instalamos en la comodidad de lo simple, o lo plano. Aquí hay sustancia, conocimiento, sensibilidad... y pura literatura. Lo he disfrutado enormemente. Gracias.

Publicado: Mié, 18 Sep 2013 2:04
por Macedonio Tracel
yo con teicher me quedo tieso y acurrucado, como si me volviera chico y a la fiesta llegara un contador que nos pide silencio y atención... o ni siquiera eso... empieza a hablar bajito y no queda otra que arrepollarse para no volarse con todo lo que empieza a pasar sobre nosotros.

Publicado: Sab, 21 Sep 2013 11:10
por Maria Pilar Gonzalo
Una maravilla de texto que se disfruta lentamente calándote los huesos.

Aplausos al poeta.