Editorial Alaire

Este mar que ahora contemplo,
-espejo de berilo y arenas abrasadas-
es testigo furtivo de mis mudos parlamentos,
del tiempo que pasé clavado en sus orillas
esperándote,
siempre esperándote
tras las dolientes rejas del insomnio.

De sus procelosas aguas,
-fuente insumisa de presagios-
emergen a media voz los acordes de tu canto,
deportados de la húmeda ternura de unos labios
obligados a esquivar con displicencia
el roce trashumante del recuerdo.

Viviendo este destierro,un reflujo me desborda
espumas zodiacales de esperanza
y me siento tan fluído,tan jovial,
que el norte impenetrable se torna en fortaleza
carente de cerrojos y espejismos.

Los milagros del mar,
de este mar de cristales bemolados
me desaguan espejos con las llamas de tu rostro,
y en el friso enajenado de las sienes
donde vibran los rescoldos del silencio
llego al éxtasis:
Mis manos posan ya sobre la sombra de tus alas.
*Andros

Manejas el lenguaje con absoluto dominio de las imágenes y con un vocabulario rico y amplio. Da gusto leer cosas así.

Un abrazo.

José Luis Preciados Galán escribió:

Este mar que ahora contemplo,
-espejo de berilo y arenas abrasadas-
es testigo furtivo de mis mudos parlamentos,
del tiempo que pasé clavado en sus orillas
esperándote,
siempre esperándote
tras las dolientes rejas del insomnio.

De sus procelosas aguas,
-fuente insumisa de presagios-
emergen a media voz los acordes de tu canto,
deportados de la húmeda ternura de unos labios
obligados a esquivar con displicencia
el roce trashumante del recuerdo.

Viviendo este destierro,un reflujo me desborda
espumas zodiacales de esperanza
y me siento tan fluído,tan inasible al desaliento
que el norte impenetrable se torna en fortaleza
carente de cerrojos y espejismos.

Los milagros del mar,
de este mar de cristales bemolados
me desaguan espejos con las llamas de tu rostro,
y en el friso enajenado de las sienes
donde vibran los rescoldos del silencio
llego al éxtasis:
Mis manos posan ya sobre la sombra de tus alas.
*Andros

Melancolía, mecida por las olas del mar, fúlgido espejo del pasado, romanticismo con alas de ángel, y memoria atemporal. Es un maravilloso poema. Las dos primeras estrofas son insuperables: "dolientes rejas del insomnio", "roce trashumante del recuerdo", etc. Sólo me queda una duda: ¿no sería más correcto decir "inasequible al desaliento"? No sé, igual lo de "inasible" tiene que ver con los fluidos.

Mis felicitaciones por esta obra de arte, José Luis.

Gracias Ignacio por tus palabras y elogioso comentario.

Un cordial abrazo

y en el friso enajenado de las sienes
donde vibran los rescoldos del silencio
llego al éxtasis:
Mis manos posan ya sobre la sombra de tus alas.

Precioso final. Del poema no digo nada, no soy nada objetiva cuando se trata del mar : )

La fotografía me ha encantado. Y sí, me gusta la fotografía, aunque para mí sea un misterio. Las cámaras no solo me aborrecen, sino que soy incapaz de tomar una fotografía en condiciones, ni con las cámaras digitales que lo hacen todo solitas.


Blanca

Un poema triste que he leído con gran agrado.
Fascinante el lenguaje utilizado y la estrucutura que le das al todo.
Felicidades y un fuerte abrazo

Joan

Ya veo que te gusta el mar,la fotografía y el final del poema.

No está mal.
Gracias Blanca

Gracias Oscar por tu análisis y recomendación.

No utilicé la expresión "inasequible al desaliento" por parecerme demasiado lexicalizada.

Lo de "inasible" fue un lapsus.Ya está corregido.

Un cordial abrazo.

Hola Joan.

Te agradezco tu visita y elogioso comentario.

Un cordial abrazo.