La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Los hijos son las ramas de dos árboles nacidos para el beso, carne de un idilio,espejos de mil sueños.
Todos beben de igual fuente,
del aliento arterial de la ternura,
y nada más nacer van ornando sus perfiles
con el brillo del acervo que corre por su sangre.
Sus esencias florecen bajo el sol de claros manantiales
porque son yemas rebeldes de diamantes
cuyo grito va cosido en su pecho a la verdad,
que no cesa hasta la muerte
de clamar su vocación sedienta de amor y de justicia.
Pero no siempre es así tal manifiesto:
A veces los hijos se sienten como islas,
como fruto de un error que les condena en esta vida
al repliegue interior,al olvido inveterado
donde el alma se desgarra entre los colmillos del infierno.
Escuchando su voz a través de sus paredes
tal vez se pueda comprender el silencio percutor
que atenaza sus costados.
Así podrán saberse las razones de sus vuelos.
*Andros.
Los hijos son las ramas de dos árboles nacidos para el beso, carne de un idilio,espejos de mil sueños.
Todos beben de igual fuente,
del aliento arterial de la ternura, y nada más nacer van ornando sus perfiles
con el brillo del acervo que corre por su sangre.
Sus esencias florecen bajo el sol de claros manantiales
porque son yemas rebeldes de diamantes
cuyo grito va cosido en su pecho a la verdad,
que no cesa hasta la muerte
de clamar su vocación sedienta de amor y de justicia.
Pero no siempre es así tal manifiesto:
A veces los hijos se sienten como islas, como fruto de un error que les condena en esta vida
al repliegue interior,al olvido desgarrado
donde el alma se hiela entre los colmillos del infierno.
Escuchando su voz a través de sus paredes
tal vez se pueda comprender el silencio percutor
que atenaza sus costados.
Así podrán saberse las razones de sus vuelos.
*Andros.
Elogio tu sensibilidad al escribir este poema, sobre cómo se va fraguando el carácter de los hijos según cómo fueron concebidos, como milagro o como descuido. Los dos primeros versos cautivan.