Editorial Alaire

Hay una vida huérfana en ese pedazo
de azul cruzado por cicatrices
que es el mar. Como insectos las barcas
zumban su insomnio, el rumbo hace guiños
de piel prestada a los atlantes que, encubiertos,
vigilan la orilla. Desde mi atalaya distingo las
paredes del único castillo: es un edificio nervioso
de almenas retorcidas y ventanas como pupilas
de gato. Me dicen que esta ciudad no tiene historia
pero aquí el aire trae escamas rojas y huele
a raíz el viento de la tarde. Yo sé que los siglos
dejan un color desvaído que se aprisiona a los
muros, que hace llorar iglesias, que teje en
el mar una telaraña de misterios donde barcos
encallados nunca duermen. En ese sudor
yo reconozco los vértices de un libro viejo y
en mis manos letras sin aliento de tanta lejanía.

estoy de acuerdo con Yose, Ramón

se parece más bien a una prosa poética..........eso sí, llena de estupendas imágenes, como ésta, por ejemplo

Yo sé que los siglos
dejan un color desvaído que se aprisiona a los
muros, que hace llorar iglesias, que teje en
el mar una telaraña de misterios donde barcos
encallados nunca duermen.

un fuerte abrazo.........Pilar

Impecable, Ramón, esta descripción de tu ciudad atlántica con historia, muchas historias, de peces, barcos y algas. Enhorabuena.
Salud.

Yose escribió:Preciosísimo, Ramón, y versátil, ya que sin versificar sería un bello texto en prosa poética.
Besazos.
Yose

Tienes buen ojo, Yose, la verdad es que lo tengo de las dos formas. Un abrazo y gracias por comentar.

Ramón, qué hermoso poema y estoy contigo la historia nos llega hasta el presente con unas huellas que se sienten en multitud de cosas. Quíen diga que tu ciudad no tiene historia es que no comprende el habla de las piedras. Me encantó amigo

Un beso

Preciosa perspectiva de la ciudad de uno, amigo Ramón, que ha sido un placer leerte. Será lo que será en un crisol de solemnes fracasos y calamidades felices, pero es la nuestra. No son las hojas, no son las ramas, son las raíces la que se han juntado, en el árbol del tiempo del humano.
Un cordidal abrazo.

Pilar Iglesias de la Torr escribió:estoy de acuerdo con Yose, Ramón

se parece más bien a una prosa poética..........eso sí, llena de estupendas imágenes, como ésta, por ejemplo

Yo sé que los siglos
dejan un color desvaído que se aprisiona a los
muros, que hace llorar iglesias, que teje en
el mar una telaraña de misterios donde barcos
encallados nunca duermen.

un fuerte abrazo.........Pilar

Pues te digo un poco lo mismo que a Yose. Está escrito de las dos formas. Gracias, amiga, por pararte aquí y comentar. Un abrazo.

Julio González Alonso escribió:Impecable, Ramón, esta descripción de tu ciudad atlántica con historia, muchas historias, de peces, barcos y algas. Enhorabuena.
Salud.

Si tiene historia mi ciudad, Julio, aunque yo diga aquí que no. Un abrazo, compañero.

Rosario Alonso escribió:Ramón, qué hermoso poema y estoy contigo la historia nos llega hasta el presente con unas huellas que se sienten en multitud de cosas. Quíen diga que tu ciudad no tiene historia es que no comprende el habla de las piedras. Me encantó amigo

Un beso

Completamente de acuerdo contigo, Rosario. Gracias por pasar y dejarme unas letras. Un abrazo.

Rafel Calle escribió:Preciosa perspectiva de la ciudad de uno, amigo Ramón, que ha sido un placer leerte. Será lo que será en un crisol de solemnes fracasos y calamidades felices, pero es la nuestra. No son las hojas, no son las ramas, son las raíces la que se han juntado, en el árbol del tiempo del humano.
Un cordidal abrazo.

Es cierto, Rafael, hasta el más mínimo lugar puede tener una historia grande que contar. Gracias por comentar. Un abrazo.

Otra brillante muestra de tu trabajo, aquí la descripción hace vivos todo el paisaje y decorados que lo habita.

Magnífico

Un fuerte abrazo

Gracias, J.J. Un abrazo.

• Me dicen que esta ciudad no tiene historia
  pero aquí el aire trae escamas rojas y huele
  a raíz el viento de la tarde

tu texto, una postal que muestra la ciudad
con aire de melancolía, de añoranza.

te felicito por el logro

un fuerte abrazo

.

Estuve trece largos meses viviendo allí, en el cuartel de Atocha, allá por el año 1982. Me encantaba la ciudad, y la gente.

"Ese pedazo de azul cruzado por cicatrices", es una fantástica definición del mar, amigo Ramón, la que construyes en esos versos.

Un placer la lectura.

Un abrazo,

Esteban