Editorial Alaire

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Un poema apoteósico, Pedro!

Me pongo de pie para aplaudirte con emoción.

Abrazo fuerte!!!

Hallie

Lo saludo con admiración por este texto, realmente impresionante... Me quedo callada ante tanta imagen.
Cordialmente,
Bibiana

Gracias, Hallie, gracias por estar y por leerlo. Un abrazo.

Gracias, Bibiana, por pararte a leer. Saludos para ti.

Cuando quería llamarlo naufragio, un niño reducía mis ojos
a dos líneas de cal,

Es una imagen muy acertada. Y creo que, naufragio y cal viva, en relación a los ojos, podrían tener ciertas connotaciones que hicieran similares sus significados.

Pero no sé si importa. Las casas encaladas tienen un blanco diferente: me gusta la palabra cal, por lo que tiene de blanco, o de aséptico, quizá.

Blanca

Hola, Blanca, pues me alegra si te gustó. Es un apresurado contraste, entre el negro de las pupilas, redondo y bien abierto, mirando al mundo, y el blanco de la cal con que se cubren los cadáveres, el blanco de los ojos entornados mirando hacia dentro. Es muy malo, lo sé, pero gracias por venir, es siempre un placer. Un abrazo.