Hay tantos modos
para empaparse de
ausencia.
Transito en despoblado
de tu mano y tu palabra,
tan sólo queda un diciembre
que se ha hecho agua.
Una ruta, tren partido
sin el asomo de tu mano
en tierna o franca despedida.
Par de zapatillas,
sin dueño, y pié que
las dirija a ningún sitio.
Hay tanto modos…
Y yo aquí,
tan sólo con el silbido
de un tren, susurrando
lejos, kilométricos
los meses al oído.
Mientras me mojan
nuevamente
tus recuerdos.
Lo dicho:
hay tantas formas
de empaparse
de ausencia.