José Ramón
Publicado: Mar, 20 Ene 2009 16:45
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José Ramón
[BLOCKQUOTE][BLOCKQUOTE]"Yo tenía un hijo.
Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos."
FEDERICO GARCIA LORCA[/BLOCKQUOTE][/BLOCKQUOTE]
I. A todos los pueblos del mar
Como una advertencia onírica, el resoplo del resoplo
de la quilla de las manos como azadones
de los pies colgantes como cebo
de los días lluviosos de junio, atardece como la lengua de la ciudad.
En la frente, los besos sanguinolentos,
los al fin y al cabo besos, del salitre y el infracolor: Mejillas y cabellos del
mar.
A todos
aquellos hijos de un dios menor,
a todos
aquellos hijos de ahogados pescadores,
a todos
aquellos albatros de torpes pies.
No llegó el JC Penney, ni llegó la hermosa párvula que imprecaba:
"Soy Totalmente Palacio"
no llegaron las hermosas diamantinas inútiles que hacen
nuestras vidas glamorosas,
no llegaron las agridulces cosas que no nos pertenecen.
Y sin embargo se escuchan las mismas risas de los empíreos,
el mismo pulso de Venus sobre Eneas al llegar a Etruria.
Y sin embargo palmas y sombras continúan su embriaguez, como
los días de asueto, las cortinas de grafito, las hamacas de ixtle,
los trastos domésticos, la sonrisa de los niños
niños
niños
jugando a través de la arena, frío segmento de la memoria, imperfección
del verbo pretérito, de aquello que se fue y sin embargo
y a pesar de las explicaciones científicas
permanece.
Allí llegó José Ramón un mes de Enero.
Pueblo junto al mar, edificios de gaviotas subsidiadas,
familiares, mujeres, críos, piidos, banderas blancas, estandartes de uniformes de trabajo
secándose. Al fondo el sol, las palmeras y los malls, los resorts, los inn,
la sonrisa interpretada del fin del mundo.
II. Bienvenida
Al ave cantante,
que amaneció hurgando las mañanas de Junio.
Le perviven un nido
- que fue tejiendo veintinueve años, de las ramitas
que los arboles próximos, le fueron obsequiando.
le perviven el cigoto, el trino, la parvada y las obsequiosas
ramas que han perdido el frescor y el brillo
- les pervive la misma melodía que interpreta sin embargo,
el viento al peinar sus talles.
Allá en lo lejos, se inclinan los cabellos del sol y el agua,
las singladuras y el vaivén del mar los disemina.
Luego el rojizo sollozar, resplandor-suspiro del sol.
Parece un sueño, parece un sollozo: el instante.
Allá en lo lejos.
Al ave cantante,
que comió entre nosotros las piezas del rompecabezas del mar.
Al ave cantante que detuvo su alegría bajo el cielo
del sur de la ciudad.
Adiós ave cantante, fuiste el remo.
Adiós ave cantante, fuiste la baldosa donde se apoyaron las singladuras
del mar y la roja alfombra donde le serviste ayuno y contrición al Señor de los Milagros.
III. Despedida
Desde el amalgama
de todas las sustancias originales, desde el mundo de las frutas abstractas.
Desde el espíritu del átomo.
Discurre,
el generoso espíritu de José Ramón,
como un canto de Eliot, la nostalgia de los imposibles
sueños
divaga, entre las partículas de casi recuerdos, el dolor fincó aquí
la oración de sus exequias.
Descansa con las moléculas de la tierra.
Adiós Ave cantante,
el espíritu de quien no conoce los límites se ha marchado contigo.
Adiós Ave cantante,
uno de los días mas oscuros de nuestra historia te llevó consigo.
Adiós José Ramón,
(La esperanza perpetua del dios desconocido
será
La memoria inconmensurable de nuestra infancia).
José Ramón
[BLOCKQUOTE][BLOCKQUOTE]"Yo tenía un hijo.
Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos."
FEDERICO GARCIA LORCA[/BLOCKQUOTE][/BLOCKQUOTE]
I. A todos los pueblos del mar
Como una advertencia onírica, el resoplo del resoplo
de la quilla de las manos como azadones
de los pies colgantes como cebo
de los días lluviosos de junio, atardece como la lengua de la ciudad.
En la frente, los besos sanguinolentos,
los al fin y al cabo besos, del salitre y el infracolor: Mejillas y cabellos del
mar.
A todos
aquellos hijos de un dios menor,
a todos
aquellos hijos de ahogados pescadores,
a todos
aquellos albatros de torpes pies.
No llegó el JC Penney, ni llegó la hermosa párvula que imprecaba:
"Soy Totalmente Palacio"
no llegaron las hermosas diamantinas inútiles que hacen
nuestras vidas glamorosas,
no llegaron las agridulces cosas que no nos pertenecen.
Y sin embargo se escuchan las mismas risas de los empíreos,
el mismo pulso de Venus sobre Eneas al llegar a Etruria.
Y sin embargo palmas y sombras continúan su embriaguez, como
los días de asueto, las cortinas de grafito, las hamacas de ixtle,
los trastos domésticos, la sonrisa de los niños
niños
niños
jugando a través de la arena, frío segmento de la memoria, imperfección
del verbo pretérito, de aquello que se fue y sin embargo
y a pesar de las explicaciones científicas
permanece.
Allí llegó José Ramón un mes de Enero.
Pueblo junto al mar, edificios de gaviotas subsidiadas,
familiares, mujeres, críos, piidos, banderas blancas, estandartes de uniformes de trabajo
secándose. Al fondo el sol, las palmeras y los malls, los resorts, los inn,
la sonrisa interpretada del fin del mundo.
II. Bienvenida
Al ave cantante,
que amaneció hurgando las mañanas de Junio.
Le perviven un nido
- que fue tejiendo veintinueve años, de las ramitas
que los arboles próximos, le fueron obsequiando.
le perviven el cigoto, el trino, la parvada y las obsequiosas
ramas que han perdido el frescor y el brillo
- les pervive la misma melodía que interpreta sin embargo,
el viento al peinar sus talles.
Allá en lo lejos, se inclinan los cabellos del sol y el agua,
las singladuras y el vaivén del mar los disemina.
Luego el rojizo sollozar, resplandor-suspiro del sol.
Parece un sueño, parece un sollozo: el instante.
Allá en lo lejos.
Al ave cantante,
que comió entre nosotros las piezas del rompecabezas del mar.
Al ave cantante que detuvo su alegría bajo el cielo
del sur de la ciudad.
Adiós ave cantante, fuiste el remo.
Adiós ave cantante, fuiste la baldosa donde se apoyaron las singladuras
del mar y la roja alfombra donde le serviste ayuno y contrición al Señor de los Milagros.
III. Despedida
Desde el amalgama
de todas las sustancias originales, desde el mundo de las frutas abstractas.
Desde el espíritu del átomo.
Discurre,
el generoso espíritu de José Ramón,
como un canto de Eliot, la nostalgia de los imposibles
sueños
divaga, entre las partículas de casi recuerdos, el dolor fincó aquí
la oración de sus exequias.
Descansa con las moléculas de la tierra.
Adiós Ave cantante,
el espíritu de quien no conoce los límites se ha marchado contigo.
Adiós Ave cantante,
uno de los días mas oscuros de nuestra historia te llevó consigo.
Adiós José Ramón,
(La esperanza perpetua del dios desconocido
será
La memoria inconmensurable de nuestra infancia).