CADÁVER EXQUISITO: La huída
Publicado: Sab, 17 Ene 2009 23:49
Benjamín & Sara
Blanca Sandino
Jerónimo Muñoz
Pilar Morte
Rafel Calle
(con el apoyo inestimable de Viví Flores Massares, Julio González Alonso, Javier Dicenzo)
-------------------------------------------------------- La huída-
Sobre este trozo de mar, por el que ahora huyo, la palabra te nombra,
me mueve entre las aguas del vivir y el cielo del no saber,
si te hundes, la huida me recobra, si te elevas termina la escapada.
Podría, lo sabes, hablar de andenes o de barcos, podría hablar...
decir que te presiento, que me redime saberte, que me pienses,
y que acojo tus plegarias para hacer equilibrio de mis pasos.
Renazca de tu sombra lo mejor de mis edades fugitivas.
Hago inventario de mis desahucios, y huyo de ti.
Tú, que sabes que me quieres y no quieres quererme.
Voy desde este dolor a un dolor nuevo, como huyendo de mí
porque pusiste en tu pecho la gruta del horizonte
y ahora me muevo en la incertidumbre de saberte y los espejos rotos:
debe ser que este mar no conoce las huellas de tu nombre.
Pero, ¿te he dicho que hay algo misterioso en las vides antiguas,
que se desgrana la lluvia, y una voz de ánfora
cristalina y de barro, se oculta entre las ramas?
Busco sin esperanza por las cuevas oscuras de los peces
y de los murciélagos cegados.
Te busco por los antros del delirio, por los rincones
de la mentira; llamé mías las noches que nos pertenecieron
y ahora he de cerrar la herida que sangra dolor,
la hondura de este siglo endurecido que me arrastra a la umbra.
Oh, demencia mía, vivamos separados, engañemos al designio del mar en nuestra huida.
Nunca encontré tu amor ni tu perfume.
Nunca encontré tu misterio ni tu pálpito. Nunca.
(Aunque valdría un segundo de tu voz para una vida,
huyo.)
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Blanca Sandino
Jerónimo Muñoz
Pilar Morte
Rafel Calle
(con el apoyo inestimable de Viví Flores Massares, Julio González Alonso, Javier Dicenzo)
-------------------------------------------------------- La huída-
Sobre este trozo de mar, por el que ahora huyo, la palabra te nombra,
me mueve entre las aguas del vivir y el cielo del no saber,
si te hundes, la huida me recobra, si te elevas termina la escapada.
Podría, lo sabes, hablar de andenes o de barcos, podría hablar...
decir que te presiento, que me redime saberte, que me pienses,
y que acojo tus plegarias para hacer equilibrio de mis pasos.
Renazca de tu sombra lo mejor de mis edades fugitivas.
Hago inventario de mis desahucios, y huyo de ti.
Tú, que sabes que me quieres y no quieres quererme.
Voy desde este dolor a un dolor nuevo, como huyendo de mí
porque pusiste en tu pecho la gruta del horizonte
y ahora me muevo en la incertidumbre de saberte y los espejos rotos:
debe ser que este mar no conoce las huellas de tu nombre.
Pero, ¿te he dicho que hay algo misterioso en las vides antiguas,
que se desgrana la lluvia, y una voz de ánfora
cristalina y de barro, se oculta entre las ramas?
Busco sin esperanza por las cuevas oscuras de los peces
y de los murciélagos cegados.
Te busco por los antros del delirio, por los rincones
de la mentira; llamé mías las noches que nos pertenecieron
y ahora he de cerrar la herida que sangra dolor,
la hondura de este siglo endurecido que me arrastra a la umbra.
Oh, demencia mía, vivamos separados, engañemos al designio del mar en nuestra huida.
Nunca encontré tu amor ni tu perfume.
Nunca encontré tu misterio ni tu pálpito. Nunca.
(Aunque valdría un segundo de tu voz para una vida,
huyo.)
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