Editorial Alaire

Enceguecido por el rumor descendente del agua,
resbalé en el charco de la locura.
Al principio su pestilencia de cloaca me aturdió
con la violencia de un chorro de cloroformo,
pero no tardé en acostumbrarme a su asfixiante hedor.
Con las manos embarradas me perforé el tímpano de la cordura.
Craso error, como descubrí al momento;
el tictac del reloj sonaba dentro de mi cabeza.
Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.
Y soñé que no podías verme.
Me había situado detrás del espejo,
a resguardo de tu mirada de Medusa,
pero tus ojos penetrantes atravesaban el cristal
traspasándome el corazón como una bala sin dueño.
Sólo era un sueño.
Luego le quité las cadenas a la puta maniatada
–y digo yo, qué putada–
para atarla a los barrotes de la ergástula.
Ella se apresuró a darme las gracias
ofreciéndome generosamente su cuerpo cubierto de pústulas,
pero yo la escupí con todo el desdén de mis entrañas.
Cuando por fin logré abrir la compuerta de mi pecho,
el muñeco del ventrílocuo me susurró que ya estaba muerto,
pero no le creí.
Me pareció un cuento.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Óscar Bartolomé Poy escribió:Enceguecido por el rumor descendente del agua,
resbalé en el charco de la locura.
Al principio su pestilencia de cloaca me aturdió
con la violencia de un chorro de cloroformo,
pero no tardé en acostumbrarme a su asfixiante hedor.
Con las manos embarradas me perforé el tímpano de la cordura.
Craso error, como descubrí al momento;
el tictac del reloj sonaba dentro de mi cabeza.
Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.
Y soñé que no podías verme.
Me había situado detrás del espejo,
a resguardo de tu mirada de Medusa,
pero tus ojos penetrantes atravesaban el cristal
traspasándome el corazón como una bala sin dueño.
Sólo era un sueño.
Luego le quité las cadenas a la puta maniatada
–y digo yo, qué putada–
para atarla a los barrotes de la ergástula.
Ella se apresuró a darme las gracias
ofreciéndome generosamente su cuerpo cubierto de pústulas,
pero yo la escupí con todo el desdén de mis entrañas.
Cuando por fin logré abrir la compuerta de mi pecho,
el muñeco del ventrílocuo me susurró que ya estaba muerto,
pero no le creí.
Me pareció un cuento.

© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Óscar, un escrito en el que describes la ausencia de la formidable manera que sólo tú logras, poblado de metáforas muy buenas e imágenes muy trabajadas. El cierre es impecable.
Te he subrayado los versos que más me han impactado, unos por su calidad y otros por su simbolismo.
Besos trísticos, mi apreciado amigo.

Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.

Y soñé que no podías verme.

Esos versos me han gustado especialmente.


Blanca

öscar es grato llegar siempre a tus enormes versos que pintan y deletrean imágenes tan enormemente bellas aún cuando queda ese sabor amargo de fondo, siempre logras darles la fuerza y belleza dignas de la excelsa poesía.

Me da mucho gusto encontrarte por acá
Saludos y cariños.

Ligia

Tristitia Marisol escribió:

Óscar Bartolomé Poy escribió:Enceguecido por el rumor descendente del agua,
resbalé en el charco de la locura.
Al principio su pestilencia de cloaca me aturdió
con la violencia de un chorro de cloroformo,
pero no tardé en acostumbrarme a su asfixiante hedor.
Con las manos embarradas me perforé el tímpano de la cordura.
Craso error, como descubrí al momento;
el tictac del reloj sonaba dentro de mi cabeza.
Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.
Y soñé que no podías verme.
Me había situado detrás del espejo,
a resguardo de tu mirada de Medusa,
pero tus ojos penetrantes atravesaban el cristal
traspasándome el corazón como una bala sin dueño.
Sólo era un sueño.
Luego le quité las cadenas a la puta maniatada
–y digo yo, qué putada–
para atarla a los barrotes de la ergástula.
Ella se apresuró a darme las gracias
ofreciéndome generosamente su cuerpo cubierto de pústulas,
pero yo la escupí con todo el desdén de mis entrañas.
Cuando por fin logré abrir la compuerta de mi pecho,
el muñeco del ventrílocuo me susurró que ya estaba muerto,
pero no le creí.
Me pareció un cuento.


© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

Óscar, un escrito en el que describes la ausencia de la formidable manera que sólo tú logras, poblado de metáforas muy buenas e imágenes muy trabajadas. El cierre es impecable.
Te he subrayado los versos que más me han impactado, unos por su calidad y otros por su simbolismo.
Besos trísticos, mi apreciado amigo.

La ausencia y la locura. Siempre es interesante y creativo escribir sobre la locura, adentrándose en las turbulentas aguas del absurdo.

Me alegro de que te haya gustado. Besos faetónicos, mi estimada amiga Marisol.

Blanca Sandino escribió:

Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.

Y soñé que no podías verme.

Esos versos me han gustado especialmente.


Blanca

También son los que más me gustan a mí, así que tan sólo me queda felicitarte por tu acertado criterio.

Saludos, Blanca.

Ligia Calderón Romero escribió:öscar es grato llegar siempre a tus enormes versos que pintan y deletrean imágenes tan enormemente bellas aún cuando queda ese sabor amargo de fondo, siempre logras darles la fuerza y belleza dignas de la excelsa poesía.

Me da mucho gusto encontrarte por acá
Saludos y cariños.

Ligia

Gracias por tu opinión, amiga Ligia. Me alegra mucho verte por aquí, ahora que te había perdido la pista. Espero leerte más a menudo.

Besos, amiga.

Oscar, un poema donde el dolor está todo el tiempo en primer plano. Ausencia, un juego entre la cordura y la locura, sueños, realidades inexorables.

"Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.

Y soñé que no podías verme."

Me gustan particularmente esos versos.

Besos y mis felicitaciones.

Aubriel Camila de la Prad escribió:Oscar, un poema donde el dolor está todo el tiempo en primer plano. Ausencia, un juego entre la cordura y la locura, sueños, realidades inexorables.

"Con tal de no verte,
me cosí los ojos con las hebras de tu cabello,
mas fue inútil;
el espectro de tu ausencia se me apareció en sueños.

Y soñé que no podías verme."

Me gustan particularmente esos versos.

Besos y mis felicitaciones.

Es curioso que hayas coincidido con Blanca al señalar los versos que más te han gustado. Este poema es un juego entre la cordura y la locura, como bien dices, y el dolor late en el fondo. La sensación es de angustia y opresión.

Besos, mi estimada amiga Aubriel.