Editorial Alaire

Qué lúcido es el párpado sutil de la ironía
-roja luz que bisela la voz del pensamiento-
cuando esquiva el hielo que florece
en los afilados bordes de la envidia.
La rampa donde tiemblan pulsos de cristal
oculta el brillo secular de sus espejos
mostrando una frígida sonrisa
tras la máscara que envuelve su cilicio.
Pero la vanidad no descansa recreándose en su sombra
y entonces se encienden los iris del deshielo,
se podan las espinas crecientes de las manos
hasta llegar al ensamble de los labios.
Así,
desde la acústica definida por la fuga de este mórbido concierto,
limpias las arrugas de la frente
y rotos los cerrojos del pudor que aupaban arenas movedizas,
un incontenido júbilo arropa la palabra
para mostrar el rosado fervor de su ternura.
Atrás los barrancos insalvables,
desterrada la niebla del campo de batalla,
las aguas,desde su arañado cauce,recobran su inefable serpenteo
al saciar su antigua voluntad de paloma mensajera.
Y devanado ya el hilo que enhebraba el ceño,
el opio emergente del azul deshace ambigüedades
mientras el aliento se hace táctil,
y un armónico elixir de simpatía descorre los dogales del árido silencio.
*Andros

¡Qué primer verso!

Y el resto es buenísimo, aunque hay un par de cosas que quisiera fueran mías: la fuga de un mórbido concierto, que la vanidad no descansa recreándose en su sombra, el opio emergente del azul deshaciendo ambiguedades, ufff!

Me alegra encontrar tus versos.

Viví

José Luis Preciados Galán escribió:

Qué lúcido es el párpado sutil de la ironía
-roja luz que bisela la voz del pensamiento-
cuando esquiva el hielo que florece
en los afilados bordes de la envidia.
La rampa donde tiemblan pulsos de cristal
oculta el brillo secular de sus espejos
mostrando una frígida sonrisa
tras la máscara que envuelve su cilicio.
Pero la vanidad no descansa recreándose en su sombra
y entonces se encienden los iris del deshielo,
se podan las espinas crecientes de las manos
hasta llegar al ensamble de los labios.
Así,
desde la acústica definida por la fuga de este mórbido concierto,
limpias las arrugas de la frente
y rotos los cerrojos del pudor que aupaban arenas movedizas,
un incontenido júbilo arropa la palabra
para mostrar el rosado fervor de su ternura.
Atrás los barrancos insalvables,
desterrada la niebla del campo de batalla,
las aguas,desde su arañado cauce,recobran su inefable serpenteo
al saciar su antigua voluntad de paloma mensajera.
Y devanado ya el hilo que enhebraba el ceño,
el opio emergente del azul deshace ambigüedades
mientras el aliento se hace táctil,
y un armónico elixir de simpatía descorre los dogales del árido silencio.
*Andros

No puedo sino darle toda la razón a Viví: el primer verso es colosal (bueno, yo incluiría los dos primeros, porque eso de "biselar la voz del pensamiento" es una genialidad). También me ha encantado el verso "mientras el aliento se hace táctil". Este poema es magnífico, empezando por su mismo título.

Mi más sincera enhorabuena, José Luis.

Gracias por tu lectura Viví.

Me alegro que disfrutases mis versos.

Un cordial abrazo.

José Luis Preciados Galán escribió:

Qué lúcido es el párpado sutil de la ironía
-roja luz que bisela la voz del pensamiento-
cuando esquiva el hielo que florece
en los afilados bordes de la envidia.
La rampa donde tiemblan pulsos de cristal
oculta el brillo secular de sus espejos
mostrando una frígida sonrisa
tras la máscara que envuelve su cilicio.
Pero la vanidad no descansa recreándose en su sombra
y entonces se encienden los iris del deshielo,
se podan las espinas crecientes de las manos
hasta llegar al ensamble de los labios.
Así,
desde la acústica definida por la fuga de este mórbido concierto,
limpias las arrugas de la frente
y rotos los cerrojos del pudor que aupaban arenas movedizas,
un incontenido júbilo arropa la palabra
para mostrar el rosado fervor de su ternura.
Atrás los barrancos insalvables,
desterrada la niebla del campo de batalla,
las aguas,desde su arañado cauce,recobran su inefable serpenteo
al saciar su antigua voluntad de paloma mensajera.
Y devanado ya el hilo que enhebraba el ceño,
el opio emergente del azul deshace ambigüedades
mientras el aliento se hace táctil,
y un armónico elixir de simpatía descorre los dogales del árido silencio.
*Andros

Ha sido un enorme placer encontrarme en tu poesía. Bien me aconsejó alguien que la visite.
Es hermosa, sublime, ¡magistral!.
Los versos iniciales y los finales son los más eufónicos que he leído desde hace mucho.
Las imágenes son espléndidas.
Es armónico y exquisito en su totalidad.
Toda mi admiración.

Amigo Óscar:

Gracias por visitar mis letras y ponderarlas con tanto afecto.Eres muy amable.

Un cordial abrazo.

Tristia,tus palabras son halagadoras.

Gracias por tu visita y un cordial abrazo.

Hay versos expléndidos, también me gustó mucho el primero
Un abrazo
Pilar

Gracias Pilar por tu visita.

Un abrazo muy cordial.