El hombre pez
Publicado: Mar, 13 Ene 2009 14:31
Lo más bonito,
de las cosas más bonitas de este mundo,
suceden cuando ella se recoge el pelo,
mientras el espejo la devora
en la tele ponen un documental de animales,
dos arañas hacen el amor
y yo, que solo sé follar,
me deprimo.
Me deprimo hasta que ella hace el enésimo imposible
y se introduce en su vestido verde.
El primero de los imposibles fue quererme
a mí que no me querían ni los gatos,
ocurrió en la orilla de la playa,
ella me quitó el cigarro de la boca
y me dió un beso.
-Te quiero- Dijo.
Luego se tiró al agua y nadó contracorriente
mientras yo escribía su nombre sobre la arena.
A veces yo también soy pez
cuando me meto entre sus bragas
y puedo estar tres minutos y veintisiete segundos sin respirar,
luego me incorpora con sus dedos diminutos
y me llena los pulmones con su aire.
Como si fuera un globo.
Eso de su vientre con forma de caracol es saturno,
aunque ella siempre se empeñe en llamarlo ombligo
y la cicatriz de su barbilla es de cuando sonreir
dependía de un columpio
y el antojo de su pubis
con forma de signo de admiración,
eso. eso soy yo,
cada vez que la observo.
Exactamente como ahora que se está colocando
los zapatos de pisar domingos.
En la tele las arañas ya cesaron de jugar al amor,
la hembra tiene sus ochos patas sobre el macho
y se lo está comiendo,
ella da un salto circense y se me sube encima,
elástica, aeróbica, mortal,
me da un mordisquito en la nariz
y es la primera vez en mi vida
en la que no me importaría en absoluto
ser un insecto.
- ¿ Aún no te has vestido? Llegaremos tarde- Me dice.
- Cierto- Contesto. -Justamente tres minutos y veintisiete segundos-
Ella sonríe y mientras se sube su vestido
toda mi piel comienza a cubrirse de escamas.
de las cosas más bonitas de este mundo,
suceden cuando ella se recoge el pelo,
mientras el espejo la devora
en la tele ponen un documental de animales,
dos arañas hacen el amor
y yo, que solo sé follar,
me deprimo.
Me deprimo hasta que ella hace el enésimo imposible
y se introduce en su vestido verde.
El primero de los imposibles fue quererme
a mí que no me querían ni los gatos,
ocurrió en la orilla de la playa,
ella me quitó el cigarro de la boca
y me dió un beso.
-Te quiero- Dijo.
Luego se tiró al agua y nadó contracorriente
mientras yo escribía su nombre sobre la arena.
A veces yo también soy pez
cuando me meto entre sus bragas
y puedo estar tres minutos y veintisiete segundos sin respirar,
luego me incorpora con sus dedos diminutos
y me llena los pulmones con su aire.
Como si fuera un globo.
Eso de su vientre con forma de caracol es saturno,
aunque ella siempre se empeñe en llamarlo ombligo
y la cicatriz de su barbilla es de cuando sonreir
dependía de un columpio
y el antojo de su pubis
con forma de signo de admiración,
eso. eso soy yo,
cada vez que la observo.
Exactamente como ahora que se está colocando
los zapatos de pisar domingos.
En la tele las arañas ya cesaron de jugar al amor,
la hembra tiene sus ochos patas sobre el macho
y se lo está comiendo,
ella da un salto circense y se me sube encima,
elástica, aeróbica, mortal,
me da un mordisquito en la nariz
y es la primera vez en mi vida
en la que no me importaría en absoluto
ser un insecto.
- ¿ Aún no te has vestido? Llegaremos tarde- Me dice.
- Cierto- Contesto. -Justamente tres minutos y veintisiete segundos-
Ella sonríe y mientras se sube su vestido
toda mi piel comienza a cubrirse de escamas.