Editorial Alaire

Yo, como el murciélago que busca un árbol de ojos oscuros.

Tú, con tus velos, tus cornisas,
con teselas de héroes en la piel.

Alrededor la tormenta invisible
que bombea el corazón de un ciervo,
y la noche como una espuma
que no te vence.

Hablé cuando el crepúsculo era un monte anegado
y ríos de invierno bajaban secos hasta tus manos.
Son las cosas-tus hormigas- quienes llegan,
con las rodillas dobladas,
con el metal de un instrumento
afilando versos.

Este poema vuela como una negación,
implora ser luz que no aplaque el deseo
y baja a territorios húmedos,
a lugares donde la fiebre es dulce
y se derrama como néctar
sobre mesas gastadas.

Aún espero tu cuerpo, sólo para que mi palabra
llegue a tu abrigo, para que caballos azules
nos lleven a playas de nieve,
para que vivamos juntos
como si no hubiéramos nacido,
como si el alba fuera nuestro manto
y llorara
y se cayera a un pozo inmenso
-ese que tu conciencia ideó-
y en esa eterna caída el oro fuera un reflejo de uñas,
alas de fuego,
lágrimas de mármol que sellaran labios
antes del libro, mucho antes del sentido
que un párrafo dinamita en la lengua.

Preciosa poesía, realmente un gusto
estar presente en tus versos.
Abrazos

El primer verso anuncia un magnífico poema, Ramón. Me ha gustado. Mucho.

Blanca

Precioso poema. Aplausos
Un abrazo
Pilar

Coincido con blanca es un buen poema y sobre todo el primer verso.
javier

Ramón Carballal escribió:
Yo como el murciélago que busca un árbol de ojos oscuros.

Tú, con tus velos, tus cornisas,
con teselas de héroes en la piel.

Alrededor la tormenta invisible
que bombea el corazón de un ciervo,
y la noche como una espuma
que no te vence.

Hablé cuando el crepúsculo era un monte anegado
y ríos de invierno bajaban secos hasta tus manos.
Son las cosas-tus hormigas- quienes llegan,
con las rodillas dobladas,
con el metal de un instrumento
afilando versos.

Este poema vuela como una negación,
implora ser luz que no aplaque el deseo
y baja a territorios húmedos,
a lugares donde la fiebre es dulce
y se derrama como néctar
sobre mesas gastadas.

Aún espero tu cuerpo, sólo para que mi palabra
llegue a tu abrigo, para que caballos azules
nos lleven a playas de nieve,
para que vivamos juntos
como si no hubiéramos nacido,
como si el alba fuera nuestro manto
y llorara
y se cayera a un pozo inmenso-ese que tu conciencia ideó-
y en esa eterna caída el oro fuera un reflejo de uñas,
alas de fuego,
lágrimas de mármol que sellaran labios
antes del libro, mucho antes del sentido
que un párrafo dinamita en la lengua.

Este poema contiene una panoplia de bellas imágenes, que he querido subrayar. Los últimos versos están inundados de romanticismo. He disfrutado mucho de su lectura.

Saludos, Ramón.

Lila Manrique escribió:Preciosa poesía, realmente un gusto
estar presente en tus versos.
Abrazos

Muchas gracias, Lila, por tus palabras. Un abrazo.

Blanca Sandino escribió:El primer verso anuncia un magnífico poema, Ramón. Me ha gustado. Mucho.

Blanca

Me alegra que te guste. Un abrazo, Blanca.

Pilar Morte escribió:Precioso poema. Aplausos
Un abrazo
Pilar

Gracias, Pilar, por tus palabras. Un abrazo.

Ramiro, es tan profunda tu poesía que me enpequeñece, y empiezo a preguntarme qué hago yo en estos foros........
Y dale con lo de Ramiro, es que no me acostumbro, soy muy cabezota........
Un beso,

"Este poema vuela como una negación,
implora ser luz que no aplaque el deseo
y baja a territorios húmedos,
a lugares donde la fiebre es dulce
y se derrama como néctar
sobre mesas gastadas."

Un trabajo/joya, Ramón! La fuerza insoluble del poema se engalana con el territorio metafórico; las emociones son muchas, hay versos que duelen y otros que serán imposibles de olvidar!

Enhorabuena y un beso grande, Poeta.

Hallie

javierdicenzo80 escribió:Coincido con blanca es un buen poema y sobre todo el primer verso.
javier

Gracias, Javier, por entrar aquí y comentar. Un abrazo.

Óscar Bartolomé Poy escribió:

Ramón Carballal escribió:
Yo como el murciélago que busca un árbol de ojos oscuros.

Tú, con tus velos, tus cornisas,
con teselas de héroes en la piel.

Alrededor la tormenta invisible
que bombea el corazón de un ciervo,
y la noche como una espuma
que no te vence.

Hablé cuando el crepúsculo era un monte anegado
y ríos de invierno bajaban secos hasta tus manos.
Son las cosas-tus hormigas- quienes llegan,
con las rodillas dobladas,
con el metal de un instrumento
afilando versos.

Este poema vuela como una negación,
implora ser luz que no aplaque el deseo
y baja a territorios húmedos,
a lugares donde la fiebre es dulce
y se derrama como néctar
sobre mesas gastadas.

Aún espero tu cuerpo, sólo para que mi palabra
llegue a tu abrigo, para que caballos azules
nos lleven a playas de nieve,
para que vivamos juntos
como si no hubiéramos nacido,
como si el alba fuera nuestro manto
y llorara
y se cayera a un pozo inmenso-ese que tu conciencia ideó-
y en esa eterna caída el oro fuera un reflejo de uñas,
alas de fuego,
lágrimas de mármol que sellaran labios
antes del libro, mucho antes del sentido
que un párrafo dinamita en la lengua.

Este poema contiene una panoplia de bellas imágenes, que he querido subrayar. Los últimos versos están inundados de romanticismo. He disfrutado mucho de su lectura.

Saludos, Ramón.

Gracias, Óscar, me alegra que te guste el poema.. Un saludo cordial.

claudieta cabanyal escribió:Ramiro, es tan profunda tu poesía que me enpequeñece, y empiezo a preguntarme qué hago yo en estos foros........
Y dale con lo de Ramiro, es que no me acostumbro, soy muy cabezota........
Un beso,

jajaja..Ramiro o Ramón, como tu quieras. Escribes muy bien, Claudieta y me alegro de poder leerte en los foros. Un abrazo.

Ramón, lo repito por..... 89678274567 vez: tus imágenes son absolutamente exquisitas y fantásticas.
Un beso y mi admiración!