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Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Jue, 08 Ene 2009 9:54
por Óscar Bartolomé Poy
[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Jue, 08 Ene 2009 15:23
por Blanca Sandino
Quizá fuera el corazón de Charles Lutwidge Dodgson. Y quizá, a todos nos fuera bien, de cuando en cuando, un trasplante de corazón.
Alicia en el país de las maravillas, es uno de mis cuentos favoritos.
Bueno, y aunque sea maravilloso, por si las moscas, ten cuidadín con el camino de losas amarillas, Óscar.
Blanca
Publicado: Jue, 08 Ene 2009 16:55
por Tristitia Marisol
Tus poemas me son instructivos siempre.
Aún cuando sea la enésima vez que los disfruto, descubro nuevos horizontes en cada visita.
Espero encontrarme un día en ese país de Oz y volver a este cuerpo de hojalata más humano con un transplante de corazón.
-Vaya qué rápido se me olvidó- Pero comprenderás que disfruto la tristeza tanto como la alegría y quizás un poco más.
Un abrazo infinito, Óscar.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Vie, 09 Ene 2009 11:26
por Óscar Bartolomé Poy
Blanca Sandino escribió:Quizá fuera el corazón de Charles Lutwidge Dodgson. Y quizá, a todos nos fuera bien, de cuando en cuando, un trasplante de corazón.
Alicia en el país de las maravillas, es uno de mis cuentos favoritos.
Bueno, y aunque sea maravilloso, por si las moscas, ten cuidadín con el camino de losas amarillas, Óscar.
Blanca
Sí, a todos nos haría falta un corazón nuevo después de haber vivido y sufrido tantas experiencias calamitosas. Gracias por tu comentario.
Un beso, Blanca.
Publicado: Vie, 09 Ene 2009 16:35
por Joan Port
Alucinante sendero poeta.
Un gusto
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Vie, 09 Ene 2009 23:54
por Aubriel Camila de la Prad
Óscar Bartolomé Poy escribió:[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Oscar, me sentí en Ciudad Esmeralda.
Un poema buenísimo, con muchísimo vuelo. Un poema tuyo.
Besos y felicitaciones, amigo.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Vie, 09 Ene 2009 23:54
por Aubriel Camila de la Prad
Óscar Bartolomé Poy escribió:[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Oscar, me sentí en Ciudad Esmeralda.
Un poema buenísimo, con muchísimo vuelo. Un poema tuyo.
Besos y felicitaciones, amigo.
Publicado: Mar, 13 Ene 2009 23:29
por Óscar Bartolomé Poy
Tristitia Marisol escribió:Tus poemas me son instructivos siempre.
Aún cuando sea la enésima vez que los disfruto, descubro nuevos horizontes en cada visita.
Espero encontrarme un día en ese país de Oz y volver a este cuerpo de hojalata más humano con un transplante de corazón.
-Vaya qué rápido se me olvidó- Pero comprenderás que disfruto la tristeza tanto como la alegría y quizás un poco más.
Un abrazo infinito, Óscar.
Para disfrutar de la alegría es necesario haber conocido la tristeza, y con tu nick, sería poco menos que un ultraje no conocerla.
Gracias por volver a leer mi poema, Marisol. Éste me gusta porque concita mi lado más ingenuo, que de vez en cuando conviene sacarlo a pasear.
Un gran abrazo faetónico, mi estimada amiga.
Publicado: Jue, 15 Ene 2009 22:22
por Óscar Bartolomé Poy
Joan Port escribió:Alucinante sendero poeta.
Un gusto
Gracias por comentar.
Saludos, Joan.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Jue, 15 Ene 2009 22:45
por Raúl Pozo Madrid
Óscar Bartolomé Poy escribió:[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Un poema precioso que transcurre entre la fantasía y el surrealismo de todo corazón.
Contento de haber entrado, Oscar.
Un abrazo.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Sab, 17 Ene 2009 13:48
por Óscar Bartolomé Poy
Aubriel Camila de la Prad escribió:Óscar Bartolomé Poy escribió:[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Oscar, me sentí en Ciudad Esmeralda.
Un poema buenísimo, con muchísimo vuelo. Un poema tuyo.
Besos y felicitaciones, amigo.
Muchas gracias por esa asociación que haces entre ser un poema bueno y ser mío.
Besos, mi estimada amiga Aubriel.
Re: Sueños de opio en el país de Oz
Publicado: Lun, 19 Ene 2009 11:19
por Óscar Bartolomé Poy
Raúl Pozo Madrid escribió:Óscar Bartolomé Poy escribió:[RIGHT]Durante una operación de trasplante de corazón[/RIGHT]
Una mancha de aceite derramada sobre la acera.
El arco iris se refleja en cada gota de lluvia que se evapora,
tendiendo un puente multicolor al cielo.
Algún día subiré en globo aerostático
para saludar a los que se fueron,
musito para mis adentros.
Gente que va y viene,
que viene y va.
Sin orden ni concierto.
Marchan acelerados,
con prisa.
Quién sabe a dónde irán.
Baldosas amarillas.
Salto como si jugara a la rayuela,
procurando no caer en las junturas.
De pronto me he vuelto un niño.
Algunas baldosas me salpican al pisarlas,
mojando de azul el rojo de mis zapatos.
La chica de mis sueños.
Como una noctámbula deambula por la calle,
columpiándose sobre el pavimento.
No me ve, pero yo la veo.
La miro fijamente.
Me digo,
le digo:
puedes verme,
ahora vas a verme.
Pero sigue sin verme.
La hipnosis no funciona con ella.
Pasea con un perro.
Creo que es un Terrier.
Corre tras de él.
Le llama y acude.
Se llama Totó.
Me acerco y le acaricio el hombro.
Se da la vuelta y me sonríe.
Qué sonrisa tan encantadora.
Una sonrisa así dejaría indefenso a cualquiera.
Acompáñame a la Ciudad Esmeralda,
me dice.
Allí te darán un nuevo corazón.
Contigo iría al fin de mundo, Dorothy,
le respondo sin pensarlo.
Y de pronto me pregunto asustado:
¿Cómo sé que se llama Dorothy?
¿Y cómo sabe que necesito un corazón?
No te inquietes,
me tranquiliza con su cálida voz de enfermera.
Los hombres de hojalata no sienten dolor.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
Un poema precioso que transcurre entre la fantasía y el surrealismo de todo corazón.
Contento de haber entrado, Oscar.
Un abrazo.
Así es. Se trata de un poema lleno de fantasía, como la película a la que, de algún modo, rinde homenaje.
Gracias por tu opinión. Saludos, Raúl.
Publicado: Lun, 19 Ene 2009 21:12
por Bibiana de Febrero
Siempre me encantó este poema, Óscar! Es una alegría volver a leerlo... y soñar.
Un abrazo.
Publicado: Mié, 21 Ene 2009 9:33
por Óscar Bartolomé Poy
Bibiana de Febrero escribió:Siempre me encantó este poema, Óscar! Es una alegría volver a leerlo... y soñar.
Un abrazo.
Gracias por volver a leerlo y comentarlo. Me alegro de que sea de tu agrado.
Un abrazo, amiga Bibiana.