Nadie
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Nadie
Nadie ansia
la carne moribunda de los perros
husmeando
la blanca muerte
entre las piernas de la luna,
ni la luz que dora
en oro
el brazo del esclavo
braceando
en su último suspiro
las galeras de la muerte.
Nadie
quiere compartir
el pétalo que sangra
a las puertas de un hospicio
sobre la mano de dios.
Nadie escupe
sobre la frente muerta
del cadáver
de mi juventud.
Nadie me acompaña
hacia altares
de hojas caídas
con flores derramando
pétalos
ante el rojo del amanecer,
nadie comparte
la fría lagrima de rosa gimiendo herida
sobre el iris del desertor.
Nadie
quiere inscrito
su nombre y apellidos
entre el polvo
que el olvido barrera. Joan
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- Registrado: Jue, 22 Nov 2007 14:30
Re: Nadie
Yo, sinceramente no ansio la carne moribunda de los perros, aunque recuerdo, y cuanto, a mi perrita -murió sobre mis rodillas-. Ni el oro en el brazo del exclavo -por mucho que signifique mi poder sobre los demás-. Tampoco desearía compartir el pétalo que sangra ante las puertas de un hospicio, porque hospicio significa para mí lo que significa y no puedo evitarlo; y desde luego, lo último que haría sería escupir, mucho menos sobre la frente de un cadáver. Y seguramente no quiero mi nombre escrito en el polvo -y sé bien que algún día ocurrirá, soy católica y creo en la resurrección, aún así me cuesta, como a quien no lo es, aceptar que soy mortal-. Pese a todo, aceptarlo es mi único mérito.
Gracias por hacerme pensar.
Blanca
Nadie ansia
la carne moribunda de los perros
husmeando
la blanca muerte
entre las piernas de la luna
- Tristany Joan Gaspar
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Re: Nadie
Blanca Sandino escribió:Quizá sea, Joan, porque aún sin saber porqué nos atrae lo que es estéticamente bello, si bien podemos, en determinados momentos -o ante determinadas expresiones artísticas- sentirnos atraídos por aquello que es -exactamente- lo contrario.
Yo, sinceramente no ansio la carne moribunda de los perros, aunque recuerdo, y cuanto, a mi perrita -murió sobre mis rodillas-. Ni el oro en el brazo del exclavo -por mucho que signifique mi poder sobre los demás-. Tampoco desearía compartir el pétalo que sangra ante las puertas de un hospicio, porque hospicio significa para mí lo que significa y no puedo evitarlo; y desde luego, lo último que haría sería escupir, mucho menos sobre la frente de un cadáver. Y seguramente no quiero mi nombre escrito en el polvo -y sé bien que algún día ocurrirá, soy católica y creo en la resurrección, aún así me cuesta, como a quien no lo es, aceptar que soy mortal-. Pese a todo, aceptarlo es mi único mérito.
Gracias por hacerme pensar.
Blanca
Nadie ansia
la carne moribunda de los perros
husmeando
la blanca muerte
entre las piernas de la luna
Nadie quiere el sufrimiento del hermano vencido, nadie quiere las rosas muertas a las puertas
de un hospicio ni el vino barato pudriendo la gola del ultimo vagabundo del mundo.
Son solo locuras, tras las rejas del psiquiatrico.
Abrazos y gracias.
Tristany Joan Gaspar escribió:Nadie Joan, nadie.
Estás solo. Todos estamos solos, la vida es nuetro camino, sólo nuestro. Y en esos momentos que planteas, sin duda estamos sólos y decidimos solos.
Una forta abraca i un poema grandiós.
Joan
Espero reencontrarte pronto, amic meu, un forta abraçada i gracies.