Editorial Alaire

A M. de los Ángeles, in memoria.


Se contempló a sí misma.
Había entrado en el frío de las hoces funerarias,
tras la morfina y el yodo.
El agua estaba inmóvil, y su cuerpo,
tapiado con la sábana del silencio.
Con serena actitud, abrió la boca;
sólo relámpagos salieron de ella,
mudos. Serpientes en la habitación
quinientos tres, de oncología.
El mar yacía inmóvil en sus venas,
vidriado en las pupilas.
La oscuridad hervía debajo de sus párpados.
Se asomó al filo del acantilado.
Allí vio llegar arpas incandescentes
desde el presagio de los cielos,
pájaros invisibles
y escarpas de luz
subiendo por los restos de la noche.

fantástica tu voz, Francisco,

nos dejas un poema que hiela la sangre, a medida qeu se va bebiendo

El mar yacía inmóvil en sus venas,
vidriado en las pupilas.

para terminar en una apoteosis

un fuerte y cariñoso abrazo.................Pilar

Gracias querida amiga. Creo que tú eres médico, y entenderás. Feliz año, un fuerte abrazo.

Francisco Lobo escribió:A M. de los Ángeles, in memoria.


Se contempló a si misma.
Había entrado en el frío de las hoces funerarias,
tras la morfina y el yodo.
El agua estaba inmóvil, y su cuerpo,
tapiado con la sábana del silencio.
Con serena actitud, abrió la boca;
sólo relámpagos salieron de ella,
mudos. Serpientes en la habitación
quinientos tres, de oncología.
El mar yacía inmóvil en sus venas,
vidriado en las pupilas.
La oscuridad hervía debajo de sus párpados.
Se asomó al filo del acantilado.
Allí vio llegar arpas incandescentes
desde el presagio de los cielos,
pájaros invisibles
y escarpas de luz
subiendo por los restos de la noche.

El dramatismo del momento está tratado sin exageraciones innecesarias, con tensión y crudeza. Una descripción que nos pone en contacto con una de las realidades que no por más conocida es menos temida. Cada día amanece en algún lugar de la Tierra mientras alguien se sumerge en la noche definitiva. Bien escrito. Me ha gustado.
Salud.

Esos "pájaros invisibles" que son capaces de helar la sangre. Se siente el dolor de estos versos perfectamente Francisco, tanto y más si se ha pasado por experiencias cercanas. Un saludo

Brindo por ti, Paco. Marcas una distancia, una altura.
Chapeau y un cuarto de litro de ron sin hielo.

(No te detengas.)

Un abrazo de amigo y, hoy, sobre todo, de admirador.

No sé qué adjetivo dar para decir lo mucho que conmueve el poema, Don Paco. La forma, el ritmo, el contenido, el acertado equilibrio entre imagen metafórica y cruda realidad, el lenguaje poético y otras tantas cosas, hacen de este poema un trabajo importante y necesario. Da gusto ver su escritura en forma.

Un abrazo fraterno desde Chile.

Francisco Lobo escribió:A M. de los Ángeles, in memoria.


Se contempló a si misma.
Había entrado en el frío de las hoces funerarias,
tras la morfina y el yodo.
El agua estaba inmóvil, y su cuerpo,
tapiado con la sábana del silencio.
Con serena actitud, abrió la boca;
sólo relámpagos salieron de ella,
mudos. Serpientes en la habitación
quinientos tres, de oncología.
El mar yacía inmóvil en sus venas,
vidriado en las pupilas.
La oscuridad hervía debajo de sus párpados.
Se asomó al filo del acantilado.
Allí vio llegar arpas incandescentes
desde el presagio de los cielos,
pájaros invisibles
y escarpas de luz
subiendo por los restos de la noche.

No quería irme sin disfrutar de su poesía, Maestro.

Convocas a vivir con alegría más allá del dramatismo de la habitación quinientos tres de Oncología.

Tu pluma es bella aún cuando abraza a la muerte, Paco Lobo.

Un abrazo muy fuerte,
Abraham

Este es el primer poema que había comentado esta noche, pero no sé la razón por la cual no ha salido el comentario. Tal vez, para que lo relea y pueda ahondar mucho más en él.
Te decía que es un poema que encierra un realidad muy dolorosa, sobre todo para quien la ha vivido de cerca, con un lenguaje muy poético. Al dolor insuperable y al viaje sin retorno le has dado belleza y dosis de esperanza. Siempre, incluso en el dolor, es impresionante leerte.

Se asomó al filo del acantilado.
Allí vio llegar arpas incandescentes
desde el presagio de los cielos,
pájaros invisibles
y escarpas de luz
subiendo por los restos de la noche.

Un beso que te llegue al corazón

Feliz Año

Ana V.

Imoresionante. Las imágenes que describen son para erizar el vello, al menos en mi produjo ese efecto. Te felicito me ha parecido un grandísimo poema, tratado en su justa medida de dramatismo.

Feliz año

Un poema tremendamente dramático al que consigues dar un tono sostenido, una emoción que dota de una gran dignidad a la decisión de la protagonista. Diría que es bello en su crudeza.
Un cordial saludo.
Julián Borao

el mar yacía inmóvil en sus venas,
vidriado en las pupilas.

Dolor a flor de hielo, querido amigo, nos entregan tus versos. Contactas directamente con la muerte a travës de tus palabras.

Verdaderamente impresionante.

Un fuerte abrazo y feliciano para ti y todos los tuyos.

Un poema impresionante Paco, creo que lo más importante que yo destacaría, aunque todo es destacable, es la forma tan precisa con la que conectas con las sensaciones de ella, la visión del descenso desde el interior de las sensaciones de ella y no desde la mirada del que comtempla la muerte como un espectador.
La poesía, una vez más, pone voz a los que desgraciadamente callan sin remedio.
Un verdadero placer leerte.

Abrazos

Sara

Precioso, pero desgarrador poema, querido amigo, que ha sido un placer leerte. Veo que has suavizado la terminología, no así la temática, durísima temática, desgraciadamente tan familiar.
Un fuerte abrazo.