esferas
Publicado: Mié, 02 Ene 2008 20:03
Esferas presumidas acontecen a diario,
exhiben geométricas virtudes,
fórmulas poderosas como átomos,
complacientes volúmenes,
circunferencias, radios,
efectos naturales
de perfecto, pletórico cansancio
y ese tacto secreto de las nubes,
ese tacto de manos circulares,
¡ese gran curvador de los espacios!
Esferas abundantes,
llegadas de remotas latitudes,
que ruedan por el aire
en vehículos fáciles,
azules.
¡Oh lastre inmaculado
de escafandras globales,
ataúdes de corte milenario!
Suceden las esferas a millares,
suceden y seducen por lo bajo.
...
(En la piedad extrema y en el todo,
la burbuja maestra,
la mecánica rueda,
lo perfecto, lo cierto,
lo que no tiene fondo,
lo que no es una fosa ni siquiera es un pozo,
ni una rosa flamígera ni un beso,
lo que abarca y aprieta,
lo funesto,
lo que entiende de sangres y de toros...).
...
¿Es máscara la esfera -se preguntan
los próceres del pueblo,
enfundados en fachas de domingo sangriento-
o látigo que dice con las púas,
relámpago que vibra con el fuego?
Es máscara -contesto-,
porque a diario acontece la belleza,
y surgen primaveras diminutas
en las altas murallas, tras las rejas...
¿Se produce la esfera en el silencio
o precisa del vértigo y la furia?,
cuestión que se merece una respuesta
y obtiene el beneficio de la duda,
muda en franco dolor de espacio abierto,
deviene conjetura...
(su voz no tiene trato con el tiempo,
su voz es una fuerza,
es una puerta,
es una fortaleza,
¡es una tumba!,
se produce en el sótano del viento,
entre diámetros hechos a conciencia,
vuela como una cáscara de Luna).
...
Parece una pequeña superficie,
pero es el tres catorce dieciséis
multiplicando radios al cuadrado,
dejándose la piel
en el área escenario de su crimen
de lesa exactitud
e ileso plano.
¡Círculo mágico!
Oh, lleva el giro triste del cosmos, dura ley
-¿se lleva el giro triste
o es temporada de sereno azul?-
la que juzga el esfuerzo inanimado.
Pero, ¿qué sabes tú de las esferas libres,
si desconoces su talento amargo?
¿Qué sabes tú
de lo que no se ve,
si no presientes interiores blancos?
Parece sólo forma, no lo es,
es forma sin piedad, Forma y origen,
camino de la sombra y de la luz,
¡disfraz inasequible a los tamaños!
...
Cuánta esfera su límite seguro trascendiendo.
¿Qué nuevas Hiroshimas no habrán de sucedernos,
a nosotros, los dóciles,
devotos de la esgrima minuciosa?
Es de temer la desnudez del pobre,
su integridad remota,
su comprensión estricta de los versos.
¡Ah, la conciencia joven!,
que apenas se construye se desborda...
La clase de miseria del obrero
causa pavor en la distancia corta,
hiela los corazones,
los llena de familias numerosas
con sólido derecho a darse por vencidas.
Todo un sistema enfermo,
toda una Forma impía.
¡Oh figura sin nombre!,
¡si tomaras el nombre de la rosa...!
las jóvenes familias
romperían sus círculos viciosos en silencio
e iniciarían su infalible vuelo
en alas de la lírica y las bombas.
Haría falta un hombre,
una mujer crucificada viva,
crucificados ambos, ambos muertos,
para ponerle cerco a una corona,
a un anillo cualquiera,
¡a una sola y redonda maravilla!
...
Cada gota de lluvia, un muro infranqueable,
cada grano de arena, cada chispa,
formidables paredes
que frenan el avance
de la razón, con añagazas leves,
en su viaje a la tierra prometida,
ya desolada y rígida.
Se distribuye, escapa de la cárcel,
huye, se evade: llueve,
y cada gota es una formidable
pared que frena en seco y debilita
cualquier ensoñación inteligente.
exhiben geométricas virtudes,
fórmulas poderosas como átomos,
complacientes volúmenes,
circunferencias, radios,
efectos naturales
de perfecto, pletórico cansancio
y ese tacto secreto de las nubes,
ese tacto de manos circulares,
¡ese gran curvador de los espacios!
Esferas abundantes,
llegadas de remotas latitudes,
que ruedan por el aire
en vehículos fáciles,
azules.
¡Oh lastre inmaculado
de escafandras globales,
ataúdes de corte milenario!
Suceden las esferas a millares,
suceden y seducen por lo bajo.
...
(En la piedad extrema y en el todo,
la burbuja maestra,
la mecánica rueda,
lo perfecto, lo cierto,
lo que no tiene fondo,
lo que no es una fosa ni siquiera es un pozo,
ni una rosa flamígera ni un beso,
lo que abarca y aprieta,
lo funesto,
lo que entiende de sangres y de toros...).
...
¿Es máscara la esfera -se preguntan
los próceres del pueblo,
enfundados en fachas de domingo sangriento-
o látigo que dice con las púas,
relámpago que vibra con el fuego?
Es máscara -contesto-,
porque a diario acontece la belleza,
y surgen primaveras diminutas
en las altas murallas, tras las rejas...
¿Se produce la esfera en el silencio
o precisa del vértigo y la furia?,
cuestión que se merece una respuesta
y obtiene el beneficio de la duda,
muda en franco dolor de espacio abierto,
deviene conjetura...
(su voz no tiene trato con el tiempo,
su voz es una fuerza,
es una puerta,
es una fortaleza,
¡es una tumba!,
se produce en el sótano del viento,
entre diámetros hechos a conciencia,
vuela como una cáscara de Luna).
...
Parece una pequeña superficie,
pero es el tres catorce dieciséis
multiplicando radios al cuadrado,
dejándose la piel
en el área escenario de su crimen
de lesa exactitud
e ileso plano.
¡Círculo mágico!
Oh, lleva el giro triste del cosmos, dura ley
-¿se lleva el giro triste
o es temporada de sereno azul?-
la que juzga el esfuerzo inanimado.
Pero, ¿qué sabes tú de las esferas libres,
si desconoces su talento amargo?
¿Qué sabes tú
de lo que no se ve,
si no presientes interiores blancos?
Parece sólo forma, no lo es,
es forma sin piedad, Forma y origen,
camino de la sombra y de la luz,
¡disfraz inasequible a los tamaños!
...
Cuánta esfera su límite seguro trascendiendo.
¿Qué nuevas Hiroshimas no habrán de sucedernos,
a nosotros, los dóciles,
devotos de la esgrima minuciosa?
Es de temer la desnudez del pobre,
su integridad remota,
su comprensión estricta de los versos.
¡Ah, la conciencia joven!,
que apenas se construye se desborda...
La clase de miseria del obrero
causa pavor en la distancia corta,
hiela los corazones,
los llena de familias numerosas
con sólido derecho a darse por vencidas.
Todo un sistema enfermo,
toda una Forma impía.
¡Oh figura sin nombre!,
¡si tomaras el nombre de la rosa...!
las jóvenes familias
romperían sus círculos viciosos en silencio
e iniciarían su infalible vuelo
en alas de la lírica y las bombas.
Haría falta un hombre,
una mujer crucificada viva,
crucificados ambos, ambos muertos,
para ponerle cerco a una corona,
a un anillo cualquiera,
¡a una sola y redonda maravilla!
...
Cada gota de lluvia, un muro infranqueable,
cada grano de arena, cada chispa,
formidables paredes
que frenan el avance
de la razón, con añagazas leves,
en su viaje a la tierra prometida,
ya desolada y rígida.
Se distribuye, escapa de la cárcel,
huye, se evade: llueve,
y cada gota es una formidable
pared que frena en seco y debilita
cualquier ensoñación inteligente.