Editorial Alaire

Hablemos de vos...
Hablemos de la madre ausencia
y de las pestañas quemadas a medianoche.

Hablemos de las mentiras.

Sincero creador,
parido por la noche
en menos de un menguante.

Afilemos la charla.

Digamos que las cartas
están sobre la mesa
y que hoy estoy,
como mañana ya no.

Que las veces que me pensaste
el miedo te tragó
la lluvia y las carmelitas
se asustaron al verte de mi mano.

Prioricemos el paso.
Dos a la izquierda,
uno a la derecha,
antes del beso.

Digamos que yo necesito un hombre
y vos una princesa,
aunque sea de la nueva era.

Extendamos las alas a la bóveda.

Los viajantes sólo son eso.
Vos necesitás colmena,
yo me bebo tu trago
y el chicle se cae en la copa.

Seamos la buena.

Una catapulta de adioses,
un favor para alejarte de mi lado,
que sólo te diga que te amo
cuando estoy en el estanque
y no sé quien sos.

Finjamos todo, si te parece.

Que nunca hemos estado desnudos,
enfrentados,
transpirados
y enamorados
uno sobre otro.

Que jamás se han enredado las lenguas
en el amanecer
ni las sombras en la orilla de la cama.

Obviemos.

Que para eso estamos.

Pues es el segundo poema que tengo la suerte de leerte seguido y, la verdad, a cada cual mejor... Éste, incluso, lo puedo imaginar como una bella letra para una bella canción. Felicitaciones.
Salud.