Editorial Alaire

Me duelen las veredas
que vas pisando sin mis pasos,
y esa esquina que encontramos
sin derecha y sin izquierda.

Me duelen las dos manos
porque ya no tengo barriletes
que se aferren a la altura
de sabernos compartiendo
el mismo sueño ya despierto.

Me duelen conjeturas,
fantasías y desvelos
y tu tierna vocación
de llovizna o aguacero,

me duele el ojalá
y el te espero y el te extraño,

la sonrisa que no ríe
y tu espalda que no viene
con la excusa del mal tiempo.

Me duele tu silencio
repentino como un eco
y ese truco en tu chistera de:
"mirá como desaparezco..."

me duele la balanza
que ya no mide los peros,
ni las noches ni los rincones
ni los diluvios y ni un te quiero
ni el escondite ni los confites
ni las palabras
ni las ausencias.

Me duelen las veredas
que voy pisando sin tus pasos.

Un poema de ausencia y soledad, de dolor y de caminos. Tiene un ritmo magnífico y un final a la altura del poema. Me ha gustado mucho.

Un saludo navideño.

Christian, no te das una idea de lo mucho que me conmueve este poema. Hay veredas que duelen y mucho ...

Un placer leerte.

Ignacio Fajardo escribió:Un poema de ausencia y soledad, de dolor y de caminos. Tiene un ritmo magnífico y un final a la altura del poema. Me ha gustado mucho.

Un saludo navideño.

Muchisimas gracias Ignacio por tus palabras "exageradas". Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo con guirnaldas.
Christian.

Aubriel Camila de la Prad escribió:Christian, no te das una idea de lo mucho que me conmueve este poema. Hay veredas que duelen y mucho ...

Un placer leerte.

Hola Aubriel. Sos la Aubriel que yo conozco?
Muchas gracias por esa conmoción.
Un abrazo.
Christian.