Editorial Alaire

Qué hermosa edad es esa tuya
con hambres insaciables de paisaje.
Como una rama verde
es blanda la corteza de tus yemas,
y tu corazón abierto al aire
dispara arcaduces de inocencia
para mostrar al mundo el brillo de tu amor.
Tu vuelo crece con el ímpetu que nace de la boca,
con la impaciencia y sinceridad de tu estatura,
con el instinto sediento de albedrío,
secreto mudo cavado en el fondo de tu cauce.
Pero no olvides que eres barro,carne marcada por el tiempo.
Con el paso de los años
cuando veas el cielo más cercano de la tierra,
cansado de arrastrar los pies por túneles amargos,
tu firme voluntad
buscará la mano que guió sus primeros escarceos
mientras se te hace la noche entre el silencio de las piedras.
Y tal vez te verás desnudo recordando el sordo eco de tus pasos,
rota y varada el alma
en las orillas de la fría soledad que te acompaña.
*Andros

Así es nos alejamos y regresamos. Un placer leerte
Un abrazo
Pilar

Buenísima descripción de esa difícil edad... Y sí, en esos años nos olvidamos de todo, excepto de que queremos crecer, ser "nosotros mismos"...
Encantada de leerte.
Saludos.

Teje muchos recuerdos en mi mente, estos versos tuyos José Luis.ç


Placer leerte en esta tarde de lunes

Abrazos en la distancia

José Luis Preciados Galán escribió:

Qué hermosa edad es esa tuya
con hambres insaciables de paisaje.
Como una rama verde
es blanda la corteza de tus yemas,
y tu corazón abierto al aire
dispara arcaduces de inocencia
para mostrar al mundo el brillo de tu amor.
Tu vuelo crece con el ímpetu que nace de la boca,
con la impaciencia y sinceridad de tu estatura,
con el instinto sediento de albedrío,
secreto mudo cavado en el fondo de tu cauce.
Pero no olvides que eres barro,carne marcada por el tiempo.
Con el paso de los años
cuando veas el cielo más cercano de la tierra,
cansado de arrastrar los pies por túneles amargos,
tu firme voluntad
buscará la mano que guió sus primeros escarceos
mientras se te hace la noche entre el silencio de las piedras.
Y tal vez te verás desnudo recordando el sordo eco de tus pasos,
rota y varada el alma
en las orillas de la fría soledad que te acompaña.
*Andros

Hermoso, José Luis!
Un poema lleno de sentimiento dedicado a esa edad tan especial en que uno es uno, simple y dolorosamente. Tal vez sea una apreciación personal pero la adolescencia fue la mejor época de mi vida y muchas veces busco la mano que guió mis primeros escarceos.
Un placer leerte.

Me conforta saber que te gustó el poema.

Gracias por tu visita amiga Pilar.

Un abrazo.

Eres muy amable Bibi en tu comentario.

Un placer que pasaras por mis letras.

Un abrazo muy cordial.

Qué hermosa edad es esa tuya
con hambres insaciables de paisaje.
Como una rama verde
es blanda la corteza de tus yemas,
y tu corazón abierto al aire
dispara arcaduces de inocencia

Una edad que se añora cuando nos 'observamos' viviéndola, pero compleja y absolutamente contradictoria mientras la vivimos. Bueno, como decia mi güeli, "vive ahora ésta, la tuya, no vaya a ocurrir que tengas que añorarla por no haber estado a lo que tenías que estar". Creo que tenía razón, aunque algunas veces se me olvide.

Me ha gustado leerlo. Y reflexionar. Y aprender palabras nuevas: "arcaduces". Gracias, José Luis.

Blanca

Gracias Just por tu visita.

Me alegro que mi poema te hiciese recordar tiempos pretéritos.

Un abrazo.

Amigo Aubriel,me alegro que la lectura del poema trajese a tu mente el recuerdo de momentos

vividos muy gratificantes.

Gracias por tu comentario.

Un abrazo.

Amiga Blanca:

Tu "güeli" debió ser muy sabia,pues la nombras con frecuencia.Debió imprimir en ti una gran

huella.

Gracias por leerme.

Un abrazo.