Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Mi infancia fue sin mar
pero con un paisaje profundo,
reflejo de inocencia, liviandad de lo no vivido.
El nido poseía las caricias y los sueños ajenos,
y mis zapatos los segundos, los pasos por llegar.
No existía vida más allá de la tarde;
solamente llenaba las ánforas de lluvia
para pasar el día, mientras el cielo
pincelaba la noche de estrellas,
y las llaves abrían la luz de la sonrisa.

Y comenzó la búsqueda, el último sentido,
el crepitar incesante del fuego.

Fue duro abandonar la certidumbre,
abrirte a la intemperie de la oscuro,
volver de la batalla derrotado,
y descubrir rutinas en sueños con final
-esfinges sin cabeza a lo largo del camino
hermosas mientras alguien las miró-

Hoy pequeños sentidos llenan el gran final;
en un rincón la lámpara, vosotros poetas,
dando luz al silencio que vence las horas,
la ciudad que cautiva largas noches.

Julio González Alonso escribió:Mi infancia fue sin mar...

Yo podría decir lo mismo, pero no escribir un poema tan hermoso, tan bien desarrollado, tan intenso y con un lenguaje tan rico y expresivo. Mis envidias, mis aplausos y mis respetos, Pilar.
Salud.

Pilar Morte escribió:

Julio González Alonso escribió:Mi infancia fue sin mar...

Yo podría decir lo mismo, pero no escribir un poema tan hermoso, tan bien desarrollado, tan intenso y con un lenguaje tan rico y expresivo. Mis envidias, mis aplausos y mis respetos, Pilar.
Salud.

Creo que te pasas envidiando mi poema, tú, que tienes en tus manos esos versos tan ricos....
sin embargo agradezco tus palabras que me animan a seguir adelante
Un abrazo
Pilar

Iben Xavier Lorenzana escribió:.

Hoy pequeños sentidos llenan el gran final;
en un rincón la lámpara, vosotros poetas,
dando luz al silencio que vence las horas,
la ciudad que cautiva largas noches

En esa busca andamos casi todos (creo). Iluminas mi viernes preparando mi bagaje. Gracias por ello. Enhorabuena y felcies fiestas.

Iben Xavier

aubriel escribió:

Pilar Morte escribió:Mi infancia fue sin mar
pero con un paisaje profundo,
reflejo de inocencia, liviandad de lo no vivido.
El nido poseía las caricias y los sueños ajenos,
y mis zapatos los segundos, los pasos por llegar.
No existía vida más allá de la tarde;
solamente llenaba las ánforas de lluvia
para pasar el día, mientras el cielo
pincelaba la noche de estrellas,
y las llaves abrían la luz de la sonrisa.

Y comenzó la búsqueda, el último sentido,
el crepitar incesante del fuego.

Fue duro abandonar la certidumbre,
abrirte a la intemperie de la oscuro,
volver de la batalla derrotado,
y descubrir rutinas en sueños con final
-esfinges sin cabeza a lo largo del camino
hermosas mientras alguien las miró-

Hoy pequeños sentidos llenan el gran final;
en un rincón la lámpara, vosotros poetas,
dando luz al silencio que vence las horas,
la ciudad que cautiva largas noches.

Pilar ... me llega hondo tu poema.
Yo ... también podría decir lo mismo pero lo dijiste vos y de una manera maravillosa. No te das una idea de la cantidad de sensaciones que me produjo leerte.
Hermoso!

Besos.

Blanca Sandino escribió:Aplausos. Muchos muchos muchos. Un placer leer este poema, Pilar.

Enhorabuena, né.


Blanca

Rolando del Pozo escribió:Un gran gusto pasar por tus versos. Saludos cordiales.