Tres intentos de poema en una noche
Publicado: Sab, 06 Dic 2008 20:30
EL CORDERO Y EL POEMA
Que blancos son al principio
No acaban de nacer y ya quieren echar a andar
La madre acerca su cuerpo tembloroso para que se amamanten
y los resguarda del frío
Eso mismo haré esta noche cuando me incline temblando
sobre el papel hambriento.
ANÉCDOTA
Esta mañana me he quedado mirando
a un señor del mercado que regañaba una paloma
a la que llamaba "Niña"
Y estaba yo riéndome de aquello todavía
cuando paso un automóvil a mil que por poco me atropella
Que sencilla y hermosa
hubiera sido entonces la muerte.
En BANCARROTA
Sólo viene a mí cuando necesita un favor
Abre su delgada boca como un elástico
y enseña sus pequeños dientes de leche
(cuántas aves se habrán perdido en ese maizal blanco)
Y ahí estoy otra vez asentando con la cabeza
y pensando en que definitivamente este dinero
lo voy a tener que dar por perdido
y pensando:
cómo puede existir tanta belleza
en ese pequeño gesto con el que empequeñece sus ojos
(como si cerrara la noche de un verso con sus párpados)
Pero sigue sonriendo todavía, y bueno
También la soledad de vez en cuando
quiere saltar aros de fuego
- Muchas gracias - termina en media vuelta
Y si, no me lo digas, estoy completamente enamorado.
Que blancos son al principio
No acaban de nacer y ya quieren echar a andar
La madre acerca su cuerpo tembloroso para que se amamanten
y los resguarda del frío
Eso mismo haré esta noche cuando me incline temblando
sobre el papel hambriento.
ANÉCDOTA
Esta mañana me he quedado mirando
a un señor del mercado que regañaba una paloma
a la que llamaba "Niña"
Y estaba yo riéndome de aquello todavía
cuando paso un automóvil a mil que por poco me atropella
Que sencilla y hermosa
hubiera sido entonces la muerte.
En BANCARROTA
Sólo viene a mí cuando necesita un favor
Abre su delgada boca como un elástico
y enseña sus pequeños dientes de leche
(cuántas aves se habrán perdido en ese maizal blanco)
Y ahí estoy otra vez asentando con la cabeza
y pensando en que definitivamente este dinero
lo voy a tener que dar por perdido
y pensando:
cómo puede existir tanta belleza
en ese pequeño gesto con el que empequeñece sus ojos
(como si cerrara la noche de un verso con sus párpados)
Pero sigue sonriendo todavía, y bueno
También la soledad de vez en cuando
quiere saltar aros de fuego
- Muchas gracias - termina en media vuelta
Y si, no me lo digas, estoy completamente enamorado.