Editorial Alaire

El deseo es verano de un crepúsculo malva
sobre un mar imperfecto de miradas furtivas,
es la tarde en un puerto de un levante de costa,
veraneante de pulsos, alquimista de soles.

Late el mar en la noche de mil vidas que bailan
en neones hirientes que bautizan afectos
y descubren al aire las espaldas que gimen
irisando a la luna su abrasada epidermis.

Allí estuvo mi sombra con un trago en la mano
y en añil coincidencia se topó con la tuya;
ni el idioma es barrera cuando se hablan los ojos
y se miran los labios y se atraen los cuerpos.

Se nos fueron cerrando los casinos de golpe
a medida que huyeron nuestras manos de azares
y nos fuimos abriendo cremalleras con prisa
y tu pecho y mi torso, piel a piel, se miraron.

La certeza de hablarle a unos labios que callan
el deseo imprudente que palpita en la carne
se delata en el tacto que las ingles no mienten
porque ignoran las reglas del más tenue decoro.

Y volvieron las copas que horas antes huyeron
por las calles nerviosas de tu boca y la mía,
y con ellas trajeron derribadas barreras,
deshojados prejuicios, inservibles morales.

Y la arena impaciente que abrazó nuestras ansias,
acunó tus caderas, descarnó mis rodillas,
todavía me inquiere por tus áureos cabellos
aunque un mar de resaca nos borrara los nombres.

Santiago Redondo Vega 30/12/07

Precioso, lleno de imágenes muy sugerentes. Me atrapó este verso: "Allí estuvo mi sombra con un trago en la mano". Te felicito me parece un gran poema.

Un beso

Santiago,

como un envoltorio de regalo, nos dejas un rosario de espléndidas imágenes, para, capa a capa, ir al fondo dee lo que importa

ni el idioma es barrera cuando se hablan los ojos

como un paciente topógrafo que va milimetrando desniveles

aysss!!!!

eróticos nos hemos levantado!

besazos, compañero...................Pilar

Gracias Rosario por tu visita y tus bellas palabras, el deseo es uno de los alimentos del alma, a veces también del cuerpo y entonces pasa lo que pasa. Pura imaginación.

Un abrazo y Feliz Año.

Santiago Redondo Vega

Gracias Pilar por subirte a este mar, poético y delicado, veraniego y preciso, donde el deseo campa y se sumerge, y le sirve al autor para inventar o recrear insolencias, sacudiéndose el frío del invierno.

El poeta es el Julio Verne de la inventiva amorosa, acomodado a su pluma.

Se nos termina el año, pero la puerta sigue abierta a las uvas poéticas de cualquier doce en punto.

Feliz Año Nuevo.

Santiago Redondo Vega

Excelente poema, querido amigo Santiago. Me ha gustado mucho.
Poesía para dar y tomar en esos alejandrinos, acertados, esencialmente bellísimos.
Si quieres, podemos comentar cosas de los versos alejandrinos.
El ritmo, en esos versos, es algo que siempre me ha preocupado e incluso ahora, que llevo dos años estudiándolo, no lo tengo claro del todo.
En fin, tu poema, aunque hay cosillas, dice a las claras la especie de bardo que lo engendró.
Felicidades por el poema.
Feliz Año.
Y un fuerte abrazo.

el deseo querido poeta es una forma de sentir placer,

Por las imágenes conseguidas, destaco esta estrofa, ligeramente
erótica:

Allí estuvo mi sombra con un trago en la mano
y en añil coincidencia se topó con la tuya;
ni el idioma es barrera cuando se hablan los ojos
y se miran los labios y se atraen los cuerpos


recibe un fuerte abrazo
y feliz 2008 a menos de 4 horas de que llegue

.

Gracias Rafael por tu visita a mi poema y por tus sabios comentarios, siempre tu pluma es docta y plena de magisterio.

Un abrazo y Feliz Año Nuevo.

Santiago Redondo Vega

Gracias Alonso por tu paso por este blanco alejandrino, evocador y sensual.

Un abrazo.

Santiago.

Gracias Ramón por tu paso y tu huella.

Cuando a uno le arrepiente el frío invierno, se inventa un verano sin insolaciones ni mosquitos.

Un abrazo.

Santiago.

Se nos fueron cerrando los casinos de golpe
a medida que huyeron nuestras manos de azares
y nos fuimos abriendo cremalleras con prisa
y tu pecho y mi torso, piel a piel, se miraron.


Parece difícil describir mejor una tarde y noche de copas y amor; difícil sustraerse al encanto y la magia con que nos llevas a través de esta aventura que se adivina ocasional, con el punto erótico necesario, su dosis de amor y desamor o desencuentro, despedida, como el sístole y diástole de un corazón agitado. En fin, amigo Santiago, una de esas noches que me hubiera gustado vivir alguna vez, ¡qué quieres que te diga!, pero que me conformo con vivirlas de segunda mano, y si es servida por la maestría de tus versos, pues mejor que mejor. Enhorabuena.
Salud.

Gracias Julio por tu paso por aquel verano, que no recuerdo si es cierto o fingido, ya sabes que los poetas sueñan, ensueñan, imaginan y, si es precio, hasta mienten. Pero tienen la herramienta de la palabra para decir lo que fue o lo que pudo ser, o lo que ni siquiera llegó a ser nunca, porque en su pluma duerme siempre el beneficio de la duda, la poética y la vital. Y la imaginación tiene mucha más fuerza que la propia realidad. De qué nos sirve vivir si se nos borra el recuerdo.

Un abrazo amigo.

Santiago Redondo Vega

Un gran poema, Santiago, mecido por el ritmo de los alejandrinos. Y con grandes aciertos en la visualización plástica del poema. Bellísimo.

Un abrazo.

Gracias Juanmi por tu grata visita y por tus palabras de apoyo, me alegra que te haya gustado este poema-sueño alejandrino. Hay veces que al autor se le acomoda el ritmo de la extensión del verso que más trabaja y es difícil sacárselo de encima. A mí me sucede con el endacasílabo y el alejandrino, por eso me paso por el verso blanco cuando voy camino del verso libre.

Un abrazo, Juanmi.

Santiago Redondo Vega