Editorial Alaire

Cada vez que te nombro viene un río
y el árbol que vigila la crecida,
hay una desnudez tan pura
en el lugar donde tus ojos tiemblan.

Yo miraba en el dorso de tus manos
los calcinados huesos del ayer
y las formas del aire que irrumpen en las fechas,
la música del sexo
mientras el corazón resbala
y vuelve a la semilla,
las húmedas fauces del deseo
cubriéndonos de dientes.

Pudimos ser los huérfanos del mar
pero fuimos tan sólo los hijos de la tierra.

Nosotros,
habitantes oscuros en el octavo día,
aquellos que sentimos la humedad de la greda
que nos puebla la carne,
y podemos mordernos
y gemir
y erizar con la lengua los gatos de la noche,
porque el cuerpo nos hizo residentes
entre el semen y el barro.

En el frágil recodo de la luz
donde las grietas quiebran su tierna vehemencia,
donde me rezas fértil y te rezo desnudo…
alguien observa.

Cada vez que te nombro viene un río
y el árbol que vigila la crecida,
hay una desnudez tan pura
en el lugar donde tus ojos tiemblan.

Puesta en pie, aplaudo, Sara. Magnífico, né. Magnífico. Tu sensibilidad, y tu amor, son uno en este poema.

Blanca

S.Castelar escribió:
Pudimos ser los huérfanos del mar
pero fuimos tan sólo los hijos de la tierra.

Felicidades, Sara. Un nuevo uso del verso para un poema con tu voz propia, personal y de aromados timbres.
Salud.

.


Hay que saber contener la respiracion para leer este poema. Sobrevivi' . Enhorabuena.

Iben Xavier

Un poema inmenso, Sara. Vas tejiendo constelaciones bellísimas en la dialéctica de la entrega y el amor.

Aplausos y reverencias.

Un abrazo fuerte, creadora!!

Hallie

se modela el amor,
la entrega a cada verso, arcilla.


aplausos, estás en forma Sara


.

Poéticamente es un suspiro que entralaza al amor, la armonía y las ganas...

Debo decir que me encantó leer este contexto fascinante.

¡Salud por hoy y siempre!

Cuanto amor en tus letras. Traspasas el verso con tu alma y nos haces partícipes de tu felicidad.
Me gusta mucho como escribes
Un abrazo
Pilar

Nada queda sin ser reconocido cuando la mirada es de amor...
Un suspiro por este final

"En el frágil recodo de la luz
donde las grietas quiebran su tierna vehemencia,
donde me rezas fértil y te rezo desnudo…
alguien observa".

Celebro sus versos poeta.

Ya extrañaba, la dosis de tu palabra, mi querida amiga Sara. Bellísimo en esta primera lectura.

Regreso.

Abrazos en la distancia

Leo tu corazón mientras te miro dormida, y no hay distancia sino un solo corazón, aun con los animales del miedo merodeando y la sed del barro que deshace sus andanzas, estás tú, bendita tú entre todas las mujeres. Sabes lo que pienso del poema, sí, pero más allá del poema, de las palabras, de lo que hay tras las palabras, de sus figuras y sus lugares, estás tú, y yo contigo. Te amo, me gusta el final donde te rezo fértil y me rezas desnudo, y la mención a los algunos otros que nos miran. Te dejo mi corazón, ahí, amarradito a nuestro futuro, a nuestros hijos por venir, a lo que estamos tejiendo a hebras de piel y sangre.

Un besito Cê, te cuido, te amo, B.

Un grn gusto pasar por tus letras.

Hermoso poema, querida amiga Sara, con las señas de tu calidad indiscutible.
Amor a todo verso con imágenes muy bellas.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Recibe un fuerte abrazo.

Blanca Sandino escribió:

Cada vez que te nombro viene un río
y el árbol que vigila la crecida,
hay una desnudez tan pura
en el lugar donde tus ojos tiemblan.

Puesta en pie, aplaudo, Sara. Magnífico, né. Magnífico. Tu sensibilidad, y tu amor, son uno en este poema.

Blanca

Muchas gracias Blanca, es cierto que este es un poema de esos que salen así y así se quedan, sin más pretensiones que ser en donde uno quiere ser.

Un besote reina.

Sara

Julio González Alonso escribió:

S.Castelar escribió:
Pudimos ser los huérfanos del mar
pero fuimos tan sólo los hijos de la tierra.

Felicidades, Sara. Un nuevo uso del verso para un poema con tu voz propia, personal y de aromados timbres.
Salud.

Gracias Julio, me alegra que te gustara y saberte cerquita.

Un abrazo

Sara