
Instante de un paro cardiaco:
Un pobre hombre tirado en la arena
ha quedado.
La gente lo mira aterrada
algunos tratan de robarle
y otros buscan ayudarle…
Mientras…
Claman los pies por pararse
y enojados le increpan a las rodillas,
estas a su vez a las caderas
y como en una gran escalera,
unos a otros se dicen improperios.
Los dedos se jactan
ante la palma de la mano,
que sin ellos ella no es nada…
El corazón sigue adormitado
y el cerebro le gruñe
porque su relajo no le hace gracia.
La vivaracha lengua
se aburre de tanta tontería,
ella esta asustada de
ponerse morada.
Sigo tomando mi café,
alucinando desde la esquina
porque fallece
ese pequeño universo.
No, no hay frialdad
en mis ojos,
guardo mi pena
detrás de estas letras.
27 Nov 2008