Editorial Alaire

En la ciudad hace frío
y la gente va abrigada
por las plazas.
En otoño ya no hay brío
la luz parece quebrada
en terrazas.

Este noviembre hay nostalgia
de los tiempos ya pasados
tan queridos.
Los ancianos con lumbalgia,
se sienten abandonados,
muy heridos.

La tristeza se hace amiga
de los paseos con perros,
entrañables.
Todo es como una cantiga
pero sin niebla ni cerros
memorables.

Por las ventanas granizo,
por las puertas viento en rachas:
la intemperie.
Horizonte gris plomizo,
nubes cortadas con hachas:
como en serie.

Un hombre saca su móvil,
lee despacio una noticia:
flor de loto.
De pronto se queda inmóvil,
la palabra subrepticia:
Bonoloto.

Sabe que tiene el boleto
mas no recuerda el lugar:
mala suerte.
Olvida que fue un secreto
pues lo dejó en un hangar:
con la muerte.

Este hombre es un fantasma
no puede cobrar su premio:
increíble.
No pudieron darle plasma
y eso que ya se hizo abstemio:
qué terrible.


Ana Muela Sopeña

Más que gris plomizo, yo diría gris oscuro, casi negro.

Es trágico y a la vez es bello, porque sabes darle a estas situaciones un toque sutil y elegante.

Me ha gustado.

Un beso.

Cuánto tiempo sin leer versos de pie quebrado... yo también hice alguna que otra incursión en ellos, qué difíciles son.
Tú sin embargo has conseguido que parezcan fáciles en este caso. Te felicito, Ana, me gustó mucho, lástima de ese boleto perdido.
Un abrazo

Gracias, Alejandro, por tu precioso comentario.

Un beso
Ana

Hola, Jorge:

Bueno... el protagonista habla por el móvil pero está muerto ya. Así que aunque encontrara su boleto no podría cobrar su premio. Cosas de la vida...

Un beso
Ana