-Kkarma-
Publicado: Jue, 27 Nov 2025 15:40
Cantaba siempre la misma canción,
una y otra vez,
la misma canción vacía que aprendió
-me lo contó aquella noche-
de los fríos labios de la nada.
No le des vueltas nene
-me decía bajo sábanas de seda-
no le des más vueltas,
no siempre la distancia más corta
es la linea recta,
no siempre ser nombrado,
conlleva ser alguien.
Desapareceré en un desierto
de cristales rotos y polvo
de neones,
-me decía bajo sábanas de sangre-
y tú me buscarás, nene,
porque en el fondo sabes
que nadie, nadie,
necesita tu existencia.
Nunca fuiste mi mundo, nene,
-me dijo bajo sábanas de hielo-
mientras,
yo mecía las horas que separaban
la consciencia y el éxtasis,
asfixiando la estancia
con sollozos escondidos
y anhelos de amapolas.
Y sonreía con el alma abierta,
como sonríen los desesperados,
como sonríen los huérfanos
de experiencias,
con los ojos en llamas
y la agilidad de una lengua
incapaz de comprender
el límite que marca
el final de la sinrazón.
Te perdiste en la línea
del tiempo, nene.
-Señalaba-
Me hace tan feliz.
-me decía -
Y yo,
bajo las frías y rojas sábanas de seda
sentí que me perdía,
como el sol de medianoche
en año de nubes negras.
una y otra vez,
la misma canción vacía que aprendió
-me lo contó aquella noche-
de los fríos labios de la nada.
No le des vueltas nene
-me decía bajo sábanas de seda-
no le des más vueltas,
no siempre la distancia más corta
es la linea recta,
no siempre ser nombrado,
conlleva ser alguien.
Desapareceré en un desierto
de cristales rotos y polvo
de neones,
-me decía bajo sábanas de sangre-
y tú me buscarás, nene,
porque en el fondo sabes
que nadie, nadie,
necesita tu existencia.
Nunca fuiste mi mundo, nene,
-me dijo bajo sábanas de hielo-
mientras,
yo mecía las horas que separaban
la consciencia y el éxtasis,
asfixiando la estancia
con sollozos escondidos
y anhelos de amapolas.
Y sonreía con el alma abierta,
como sonríen los desesperados,
como sonríen los huérfanos
de experiencias,
con los ojos en llamas
y la agilidad de una lengua
incapaz de comprender
el límite que marca
el final de la sinrazón.
Te perdiste en la línea
del tiempo, nene.
-Señalaba-
Me hace tan feliz.
-me decía -
Y yo,
bajo las frías y rojas sábanas de seda
sentí que me perdía,
como el sol de medianoche
en año de nubes negras.