Háblame

[Marisa Peral]

Este poema lo escribí hace mucho tiempo porque el silencio era “atronador”
Y en algún momento se lo he dedicado a varios compañeros.


Háblame

Háblame de las rojizas nubes de febrero,
de los tibios atardeceres junto al río.
Háblame, si es preciso,
de la lenta programación de tu trabajo,
del coste horario,
o del proceso que sufre el algodón
para que yo me vista de índigo recalcitrante.

Yo te diré que se ha vuelto a estropear la lavadora
que el pescado ha subido y los tomates
se han puesto por la nubes,
que se hace imposible planear ese viaje a Isla Mauricio.

Te diré, mientras acuno en silencio tu cansancio,
que deberías pasar un plumero por tus sueños,
que deberías quitar las telarañas de tu alma.

Y te diré, pasando el dorso de mi mano
por el imperceptible trazo del horizonte,
que el amor es quererte.

Después...
...te enseñaré a planchar melancolías.


---


©MAR – FEBRERO 2007

[Concha Vidal]

Marisa por Dios, qué maravilla de poema, y sólo y tanto, hablando de las cosas cotidianas, tan importantes como planchar cualquier cosa que haga "pupa"·
Abrazos mediterráneos.

[Marisa Peral]

Marisa por Dios, qué maravilla de poema, y sólo y tanto, hablando de las cosas cotidianas, tan importantes como planchar cualquier cosa que haga "pupa"·
Abrazos mediterráneos.

Son una maravilla tus comentarios, querida amiga mediterránea.
Gracias y me alegro de que te haya gustado este poemilla.

Abrazos enormes desde la Meseta Central, hoy está el día nublado y hace un frío que pela.

[Alejandro Costa]

Ya te lo había leído.

Es una verdadera preciosidad y está lleno de realidad y sobre todo de romanticismo.

Un romanticismo puro y lleno de belleza.

Un beso.

[Fernando Marcos Rentero]

Cotidiano y precioso, amiga Marisa. Me encantaría que me enseñaras a "Planchar" o, mejor aplastar la melancolía y el mal que nos inunda hoy día, en este mundo loco.

[Víctor F. Mallada]

Precioso, Marisa. Gracias por ese hablar que despierta la consciencia y hace tan necesario pasar el plumero por tantas telarañas, fruto, muchas veces, de la inercia.

Víctor

[Pilar Morte]

Hermoso y acertado poema donde das muestra de cómo, desde lo cotidiano,se puede escribir con belleza. El final es un gran logro.
Abrazos y mucha salud

[Marisa Peral]

Ya te lo había leído.

Es una verdadera preciosidad y está lleno de realidad y sobre todo de romanticismo.

Un romanticismo puro y lleno de belleza.

Un beso.

Lo sé, Alejandro, y me alegra que estés de nuevo en este poema con este comentario tan bueno.
Gracias y un beso.

[Marisa Peral]

Cotidiano y precioso, amiga Marisa. Me encantaría que me enseñaras a "Planchar" o, mejor aplastar la melancolía y el mal que nos inunda hoy día, en este mundo loco.

¡Ay, las cosas cotidianas, tan simples y tan olvidadas! Pues ya ves para lo que sirven también, Fernando.
Gracias por venir a dejarme un comentario tan bonito.
Un abrazo.

[Ricardo Linares]

Este poema lo escribí hace mucho tiempo porque el silencio era “atronador”
Y en algún momento se lo he dedicado a varios compañeros.


Háblame

Háblame de las rojizas nubes de febrero,
de los tibios atardeceres junto al río.
Háblame, si es preciso,
de la lenta programación de tu trabajo,
del coste horario,
o del proceso que sufre el algodón
para que yo me vista de índigo recalcitrante.

Yo te diré que se ha vuelto a estropear la lavadora
que el pescado ha subido y los tomates
se han puesto por la nubes,
que se hace imposible planear ese viaje a Isla Mauricio.

Te diré, mientras acuno en silencio tu cansancio,
que deberías pasar un plumero por tus sueños,
que deberías quitar las telarañas de tu alma.

Y te diré, pasando el dorso de mi mano
por el imperceptible trazo del horizonte,
que el amor es quererte.

Después...
...te enseñaré a planchar melancolías.


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©MAR – FEBRERO 2007

Hermoso escrito, Marisa, donde se refleja lo cotidiano de una pareja que se quieren, aunque el cansancio de los quehaceres no impiden tener un dialogo agradable y con un final muy bueno, eso de enseñar a planchar que muchos hombres detestan las labores de casa, jajaja (no es mi caso) porque a mí de pequeño me inculcaron la igualdad y la defiendo.
Un placer haber estado en tu creación poética.
Un abrazo.

[Ulises C.J.]

Precioso Marisa. ¡Siempre hay tanta sensibilidad en tus poemas! Miras las cosas cotidianas con los ojos del alma.
Abrazos.

[Marisa Peral]

Hermoso escrito, Marisa, donde se refleja lo cotidiano de una pareja que se quieren, aunque el cansancio de los quehaceres no impiden tener un dialogo agradable y con un final muy bueno, eso de enseñar a planchar que muchos hombres detestan las labores de casa, jajaja (no es mi caso) porque a mí de pequeño me inculcaron la igualdad y la defiendo.
Un placer haber estado en tu creación poética.
Un abrazo.

Muchas gracias, Ricardo, no es sólo el compartir tareas cotidianas, la queja es la falta de comunicación, por eso la reclamación de hablar.
”Háblame de lo que sea, pero hablemos”
Celebro que te haya gustado.

Un saludo.

[Marisa Peral]

Precioso Marisa. ¡Siempre hay tanta sensibilidad en tus poemas! Miras las cosas cotidianas con los ojos del alma.
Abrazos.

Me alegro de que lo veas así, Ulises.
Gracias por este precioso comentario.
Abrazos.

[Hallie Hernández Alfaro]

Este poema lo escribí hace mucho tiempo porque el silencio era “atronador”
Y en algún momento se lo he dedicado a varios compañeros.


Háblame

Háblame de las rojizas nubes de febrero,
de los tibios atardeceres junto al río.
Háblame, si es preciso,
de la lenta programación de tu trabajo,
del coste horario,
o del proceso que sufre el algodón
para que yo me vista de índigo recalcitrante.

Yo te diré que se ha vuelto a estropear la lavadora
que el pescado ha subido y los tomates
se han puesto por la nubes,
que se hace imposible planear ese viaje a Isla Mauricio.

Te diré, mientras acuno en silencio tu cansancio,
que deberías pasar un plumero por tus sueños,
que deberías quitar las telarañas de tu alma.

Y te diré, pasando el dorso de mi mano
por el imperceptible trazo del horizonte,
que el amor es quererte.

Después...
...te enseñaré a planchar melancolías.


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©MAR – FEBRERO 2007

Maravilloso poema que deja una impronta notable en las pupilas exigentes.
Gracias por estar, querida amiga.
Abrazos.

[Julio Gonzalez Alonso]

La contraposición de la vida cotidiana con el afecto en un bello retrato de intimidad donde los gestos cotidianos se convierten en el lenguaje del amor. Un poema estupendo, Marisa. Felicitaciones y abrazo. Salud.