Editorial Alaire

Las calles se parecen a la sombra de la melancolía en la hojarasca y las nubes deslizan la nostalgia de un mes enamorado de la bruma. El instinto bosteza en su guarida y alaba sin cesar el infinito de los árboles llenos de tristeza. Noviembre es ese tiempo de recuerdos, donde todas las pérdidas se nutren del viento, de la lluvia y del granizo. Los transeúntes andan entre niebla con prisa y con los ojos despistados, dentro de los proyectos más utópicos. Las calles se engalanan de belleza y terminan con pánico a lo oscuro. En las pastelerías poco a poco se venden los turrones de la infancia. La herida se anestesia con las luces que anuncian el inicio del Adviento. Vemos escaparates con juguetes, perfumes y detalles de regalo. Noviembre es esa época de otoño que nos lleva la mente hacia lo interno y nos retira lo superfluo para que nos mostremos sin las máscaras. Cuando deambulamos por las calles asumimos que todo es un teatro, pero la realidad de nuestro mundo es una imagen llena de ilusiones. Olvidamos la queja y el lamento al observar el cielo del crepúsculo y comprobar que todo es un conjuro, para descubrir el sortilegio que anima nuestras horas más sombrías. Las noticias son siempre apocalípticas y las conversaciones en los bares atrapan de la vida lo sórdido y terrible. Pero dentro del bucle de esta realidad rebelde y transgresora habita fieramente el animal que busca sin cesar la luz evanescente del sigiloso beso y la emoción primera del pulso primigenio creador.


Ana Muela Sopeña

Me alegro de llegar la primera para felicitarte por este noviembre, que está en su recta final y que nos llena de todos los aromas y luces de un gran otoño.
Me gusta mucho, Ana, sabes que también es un mes especial para mí.

Felicidades de nuevo y un beso fuerte.

Has reflejado un otoño real, hermoso, poético y que, actualmente se llena de vida con tanta luz por la mirada al futuro. Un placer leerte-
Abrazos y salud

Ahh noviembre!!!! explora el paso al invierno despacio, aromando el ambiente a castañas asadas, preámbulo de nieves y belenes.
Siento en tus palabras perfectamente a noviembre, tranquilo y pausado.
Abrazos Ana, mediterráneos siempre.

Noviembre, ¡noviembre!

La puerta silenciosa del trasiego entre el tranquilo otoño y el furor de un invierno que da paso a la familiar Navidad y al frío de los rincones y el calor de la amistad.

Noviembre, el mes del ayer que enlaza con el mañana, despacio, paso a paso, con la suavidad que caen las hojas a la tierra serena del otoño.

Muy bello tu escrito, Ana.

Muy bello.

Un beso.

Gracias, Marisa:

Me alegra que hayas disfrutado de estas letras.

Un beso grande
Ana

Gracias, Pilar, por asomarte a mi ventana.

Un beso grande
Ana

Me ha gustado la serenidad de tus palabras. Así se visten los noviembres.
Me gustan los colores del otoño y el atisbo de luz en el final de tu texto.
Te felicito.
Un beso.

Muy bonito reflejo de esa transición tan difícil de captar como es el paso de los meses. Para mí es el mes de muertos. A partir de ese 1 de noviembre, todo puede pasar. El mes que te pilla con el tiempo descambiado y en mangas de camisa, y pasas un frío de narices (me pasó el sábado pasado). Me gusta que sea el mes que hace puente con las navidades, cuando algunas ciudades españolas tiran la casa por la ventana con el presupuesto anual para que sus calles sean las más bonitas e iluminadas de la nación.
Mes también del Black friday, tradición asimilada muy cuestionablemente por defecto, y que es el primer imput de consumismo antes de la borrachera de las navidades.

Como siempre, me gustan las cosas que haces.

Un abrazo.

Mil gracias, Concha, por dejarme tus impresiones.

Un beso enorme
Ana

Ay... qué bonito lo que me dices, Alejandro:

Es precioso tu comentario. Parece un poema.

Siempre es alegre verte en mi espacio

Un beso enorme
Ana

Muchas gracias, Ana:

Me encanta verte entre mis letras.

Tus palabras son preciosas.


Es un placer siempre que me visitas.

Un beso enorme
Ana

Tiene tu poema una profundidad muy envolvente, casi como si una caminara por noviembre mientras lo lee. Me ha gustado mucho cómo conviertes al mes en un escenario emocional: la niebla, las pérdidas, las calles que se engalanan, las luces, todo va construyendo un clima íntimo donde lo cotidiano se vuelve casi mágico. Hay imágenes muy intensas que le dan al poema una dimensión casi filosófica.

Un saludo cordial

Sabes Ana, eres tan buena poetisa porque eres capaz de ver hermosura en todas los lugares, en todos los tiempos y en todos los decorados que nos traen los días.
Un poema dulce.
Gracias por traerlo.
Abrazos.

Precioso tu comentario, José Manuel:

A mí noviembre me gusta, con su melancolía, con su nostalgia, con su mal tiempo. En cambio el Adviento y las Navidades no. En estas fechas hay que estar "alegre por decreto" y eso no va conmigo. Son fechas en las que recuerdo a varias personas (y mascotas) que he perdido (definitivamente porque se han muerto) y me viene (por oleadas) una cierta tristeza. Luego ya... a partir del 7 / 10 de enero mi estado anímico sube un montón. No suelo exteriorizar mucho estas emociones. No quiero ser una aguafiestas. Pero... por dentro ahí estoy.

Mil gracias por venir
Un abrazo
Ana