De Granada a Nueva York
Publicado: Dom, 23 Nov 2025 11:15
De Granada a Nueva York
(Romance libre)
Bajo la luna de cobre
el río empieza a cantar.
Trae romances de Granada
que no se pueden callar.
Los gitanos, por la orilla,
clavan su pena en el mar,
y los caballos sin sueño
galopan para sangrar.
Federico, voz de nardo,
viento, arena y soledad,
tus palabras, río oscuro,
se deshacen al tocar
la memoria que no pudo
con tu luz resucitar.
Patios blancos. Fuentes frías.
Olivos en su piedad.
Y un suspiro azul de luna
durmiendo en la Alhambra está.
Cruzaste sombra y frontera
hasta el neón infernal:
Nueva York, ciudad de ruidos,
cielo negro de cristal.
Allí las luces, cuchillos,
te cortaban al mirar,
y los edificios altos
querían clavarte el mal.
Humo enroscado en los puentes,
gritos que no encuentran paz
y las horas derretidas
llorando su soledad.
Tus manos tocaron mundos
que nadie pudo tocar:
manos sueltas por el aire,
nubes rojas al llorar,
palabras hechas metralla
que estallan sin avisar.
El mundo, espejo quebrado,
se puso contigo a hablar,
y sangre y luz se abrazaron
para no separarse más.
Pero la tierra temblaba.
La Historia quiso mandar.
La noche en Granada oscura
te buscó para callar.
Un disparo turbio y frío
rompió tu canto sin piedad,
y la luna, herida en sangre,
no supo cómo mirar.
Cobarde fue aquel cuchillo
que te quiso silenciar.
Pero quedaron tus versos,
río terco de verdad:
luna que bebe lo eterno,
pena que vuelve a brotar,
gitanos que alzan su llanto
para que no muera el pan.
Río, sigue. Llora siempre.
Nunca te podrán parar,
que tus versos Federico,
no pudieron silenciar.
Luna sobre el agua negra,
sangre que quiere brillar,
grito gitano en la sombra
que vuelve para nombrar
las ciudades de su sueño:
Granada y Nueva York, igual.
Una tiembla por la luna.
La otra llora al despertar.
Tu pluma fue puerta abierta
que nadie pudo cerrar.
Y hoy tu canto sigue vivo,
por los montes, por el mar,
en la noche desvelada,
en el viento sin hogar,
y en la luna que en Granada
se partió para llorar.*
*aún se quiebra al recordar
(Romance libre)
Bajo la luna de cobre
el río empieza a cantar.
Trae romances de Granada
que no se pueden callar.
Los gitanos, por la orilla,
clavan su pena en el mar,
y los caballos sin sueño
galopan para sangrar.
Federico, voz de nardo,
viento, arena y soledad,
tus palabras, río oscuro,
se deshacen al tocar
la memoria que no pudo
con tu luz resucitar.
Patios blancos. Fuentes frías.
Olivos en su piedad.
Y un suspiro azul de luna
durmiendo en la Alhambra está.
Cruzaste sombra y frontera
hasta el neón infernal:
Nueva York, ciudad de ruidos,
cielo negro de cristal.
Allí las luces, cuchillos,
te cortaban al mirar,
y los edificios altos
querían clavarte el mal.
Humo enroscado en los puentes,
gritos que no encuentran paz
y las horas derretidas
llorando su soledad.
Tus manos tocaron mundos
que nadie pudo tocar:
manos sueltas por el aire,
nubes rojas al llorar,
palabras hechas metralla
que estallan sin avisar.
El mundo, espejo quebrado,
se puso contigo a hablar,
y sangre y luz se abrazaron
para no separarse más.
Pero la tierra temblaba.
La Historia quiso mandar.
La noche en Granada oscura
te buscó para callar.
Un disparo turbio y frío
rompió tu canto sin piedad,
y la luna, herida en sangre,
no supo cómo mirar.
Cobarde fue aquel cuchillo
que te quiso silenciar.
Pero quedaron tus versos,
río terco de verdad:
luna que bebe lo eterno,
pena que vuelve a brotar,
gitanos que alzan su llanto
para que no muera el pan.
Río, sigue. Llora siempre.
Nunca te podrán parar,
que tus versos Federico,
no pudieron silenciar.
Luna sobre el agua negra,
sangre que quiere brillar,
grito gitano en la sombra
que vuelve para nombrar
las ciudades de su sueño:
Granada y Nueva York, igual.
Una tiembla por la luna.
La otra llora al despertar.
Tu pluma fue puerta abierta
que nadie pudo cerrar.
Y hoy tu canto sigue vivo,
por los montes, por el mar,
en la noche desvelada,
en el viento sin hogar,
y en la luna que en Granada
se partió para llorar.*
*aún se quiebra al recordar