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Úteros emaciados

Publicado: Vie, 21 Nov 2025 7:11
por Julio Bonal
“Las palabras más silenciosas son las que traen la tempestad.
Los pensamientos que vienen con pasos de paloma
son los que conducen el mundo”

(Friedrich Nietzsche)



No somos ríos, pero de esas aguas,
arroyuelas, saltos, surge la vida, grave,
que lleva a la Vida o la da a existir.
Aquí, en la cima, el mundo es leve, pero se adensa
cuando alumbra, escaso, amor
limpio de comercio, que nadie atrapa
porque el útero que lo encinta
es el mismo que el de los incalculables soles
y sus lunas todas:
puertos efímeros por largos sean de lo que,
siendo, devino hay. ¿Hay yerro?
Esas habitaciones a lo lejos son nuestras,
y los campos y el manantial y el árbol.
Alguien clavó en el ánima del mundo: es mío. Cerró.
Ahí se marchitaron el roble y el pez, se ajaron
los corazones dantes, recubrieron
los venenosos óxidos el canto de la gratitud
y el de los cuerpos. Mírese bien, pues,
incluso sin verlo, hay. ¿Se sabe?
Con harto exceso damos cuenta del fruto;
ignoramos, en cambio, el árbol que lo diera.
Y amor se pierde, por los laberintos súcubos del yo.



.

Re: Úteros emaciados

Publicado: Vie, 21 Nov 2025 17:22
por Ana Muela Sopeña
El ego termina con el amor, depreda los cuerpos, castiga todo lo que toca. Muy buen final, Julio:

Eso de:

"los laberintos súcubos del yo" es muy cierto y muy original.

Al final nuestro ego lo estropea todo. En cambio, cuando nos guiamos por el respeto al otro y no lo depredamos las cosas van mucho mejor...

Interesantes letras.

Felicitaciones
Un beso
Ana

Re: Úteros emaciados

Publicado: Vie, 21 Nov 2025 23:30
por Hallie Hernández Alfaro
Julio Bonal escribió: Vie, 21 Nov 2025 7:11 “Las palabras más silenciosas son las que traen la tempestad.
Los pensamientos que vienen con pasos de paloma
son los que conducen el mundo”

(Friedrich Nietzsche)



No somos ríos, pero de esas aguas,
arroyuelas, saltos, surge la vida, grave,
que lleva a la Vida o la da a existir.
Aquí, en la cima, el mundo es leve, pero se adensa
cuando alumbra, escaso, amor
limpio de comercio, que nadie atrapa
porque el útero que lo encinta
es el mismo que el de los incalculables soles
y sus lunas todas:
puertos efímeros por largos sean de lo que,
siendo, devino hay. ¿Hay yerro?
Esas habitaciones a lo lejos son nuestras,
y los campos y el manantial y el árbol.
Alguien clavó en el ánima del mundo: es mío. Cerró.
Ahí se marchitaron el roble y el pez, se ajaron
los corazones dantes, recubrieron
los venenosos óxidos el canto de la gratitud
y el de los cuerpos. Mírese bien, pues,
incluso sin verlo, hay. ¿Se sabe?
Con harto exceso damos cuenta del fruto;
ignoramos, en cambio, el árbol que lo diera.
Y amor se pierde, por los laberintos súcubos del yo.



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Duele tantísimo cada verso; los frutos sin manta, sin milagro, sin manos para disminuir la intemperie. Son de todos los errores, la vacía contingencia, las habitaciones perdidas. El amor se pierde o se vuelve cobarde, errático. Veo tambalearse al yo, dejarse caer en el viaje.
Me ha gustado mucho la entradilla, ilumina y conduce este gran poema.

Trobava a faltar la teva afectivitat poètica, estimadíssim amic.
Una abraçada llarga.