Editorial Alaire

El quehacer de la muerte

Se acomoda Clandestina en las facciones
cuando las manos ya no quieren aferrarse,
cuando las sombras se quedan sin rendijas
y el ánima errante se queda sin pasiones.

Se posiciona el miedo
cuando La Obscura nos colma de ataduras,
cuando los huesos nos crecen tiritando,
cuando nos desvalija de toda candidez
y desde el lecho nos mira de soslayo.

Se despeja la incógnita
cuando en un niño resuena su sonrisa,
cuando el jerarca se olvida de sus criaturas,
cuando la muerte es excesiva y poderosa
y los cadáveres imploran por los vivos.

Se descubre, Furtiva, cuando la tierra nos salda en la subasta,
cuando unos cuantos aporrean sus cetros inconmovibles
y rivalizan por sus raciones
y sólo la Sibilina escoge enmudecer
y avanzar con su asedio inexorable.

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© Mar - octubre 2020


Este poema ya lo publiqué pero lo dejo volar de nuevo

Bien detallada.

Estremecen las palabras, los versos.

Te arrastran a una zona oscura, misteriosa, que nadie evitará conocer.

Si poderosa es la vida, más aún es la muerte.

Buen escrito.

Un beso.

Gracias por compartir este poema. Tiene una imagen potente de la muerte como presencia constante: una figura que no irrumpe con violencia, sino que se posa, se asienta, se instala y observa. Hay un juego interesante entre los adjetivos (Clandestina, Obscura, Furtiva, Sibilina) que construyen a la muerte como entidad con múltiples máscaras, y eso da una sensación de movimiento lento, metódico, inevitable.


Un abrazo fuerte

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Muy reflexivo tu poema, amiga.
El ser humano como soberano de conocer el destino final de la vida (aquí).
¿Dolor o sabiduría?
En cualquier caso es nuestra identidad de vida.
Abrazos.

Leí en su momento el poema pero sigue plenamente actual. Consigues transmitir con belleza esos sentimientos últimos.
Abrazos y salud