Pintar de nubes el cielo (soñando la poesía)
Publicado: Dom, 12 Oct 2025 22:32
He dejado en mi adiós
colinas ardiendo,
-Roma medita bajo el cielo gastado de Berlín-,
algunos felinos
y naipes,
-reinas de corazones al albur de una luna ebria-.
Solo una orquídea tatuada en el pecho
como un latido a futuro,
-mínima diosa, reina del abalorio-,
unos ojos de coral
con su resuello de vidrio,
y un viento despeinado,
-huella en una marisma de voces arrugadas-.
El mar,
que parece llorado,
golpeando en la frente,
los años brillando en la piel
de esta selva urbana tan caníbal,
-calle arriba los sueños siguen rodando-.
Una primera luz,
-ojos de un pequeño incendio-,
con hechuras de gigante dormido,
hace que yo escoja la noche,
-cauterizador láudano en la penumbra solitaria-,
arrancada espina, costilla del frío.
Abril ya carece de flores,
pero aún hay pétalos que sobreviven a medianoche.
Me refugio en la suave voz de valle de los pájaros.
Ardían en mis ojos,
ciegos por la ceniza,
arquitecturas de tu sangre.
Me pongo en pie sobre el alambre de mis huesos,
y puedo ver que más allá del mundo
solo hay espejos y negación.
Solo la vida prospera en los planetas
pintados a mano, y alguien ha querido
adornar el cielo de nubes soñando con la poesía.
El eremita babilonio
colinas ardiendo,
-Roma medita bajo el cielo gastado de Berlín-,
algunos felinos
y naipes,
-reinas de corazones al albur de una luna ebria-.
Solo una orquídea tatuada en el pecho
como un latido a futuro,
-mínima diosa, reina del abalorio-,
unos ojos de coral
con su resuello de vidrio,
y un viento despeinado,
-huella en una marisma de voces arrugadas-.
El mar,
que parece llorado,
golpeando en la frente,
los años brillando en la piel
de esta selva urbana tan caníbal,
-calle arriba los sueños siguen rodando-.
Una primera luz,
-ojos de un pequeño incendio-,
con hechuras de gigante dormido,
hace que yo escoja la noche,
-cauterizador láudano en la penumbra solitaria-,
arrancada espina, costilla del frío.
Abril ya carece de flores,
pero aún hay pétalos que sobreviven a medianoche.
Me refugio en la suave voz de valle de los pájaros.
Ardían en mis ojos,
ciegos por la ceniza,
arquitecturas de tu sangre.
Me pongo en pie sobre el alambre de mis huesos,
y puedo ver que más allá del mundo
solo hay espejos y negación.
Solo la vida prospera en los planetas
pintados a mano, y alguien ha querido
adornar el cielo de nubes soñando con la poesía.
El eremita babilonio