A muchos grados, sin especificar tiempo
Publicado: Vie, 10 Oct 2025 14:10
“Being able to read and write did not provide the answers to all questions. It led to other questions, and then to others.”
(Margaret Atwood)
Pasan las nubes, se dejan llevar
o las lleva algún aire afín. Se toman
su tiempo. Hoy no van a llorar,
aun si en el mundo donde las cosas de lo vivo
ocurren, las de los ojos aguas forman
los más grandes mares. ¿Qué sol
de entre el universo humano quisiera
o hasta pudiera desecar profundidades tantas?
Y sin embargo, estos ojos unos
contemplan las nubes y ven hermosa esa displicencia
sin causa ni objeto ni cuita con que,
sin ser, están, no las perturba
nada. El cúmulo del corazón, en cambio,
se estría y oscurece y puede llegar a adivinarse
que se condensará en lluvia o, sin decoro, en fiera,
porque duró la noche o le advino al oído
un pico maza de sempiterna acritud
o advirtióse de pronto solo, sin esa mano ahí
que de materna a otra revela
que ya no está.
Una tal quiebra puede, no es extraño,
generar tumultos que ni el día, con su rol de ciclo,
consiga que el sosiego torne. Y aun así,
defiende su hermosura la nube y sigue, el cielo,
siendo engañosamente azul.
Los seres que aman y lloran y velan y se desvelan son,
polvo y légamo, hornos de sentir, bajo las aguas.
.
(Margaret Atwood)
Pasan las nubes, se dejan llevar
o las lleva algún aire afín. Se toman
su tiempo. Hoy no van a llorar,
aun si en el mundo donde las cosas de lo vivo
ocurren, las de los ojos aguas forman
los más grandes mares. ¿Qué sol
de entre el universo humano quisiera
o hasta pudiera desecar profundidades tantas?
Y sin embargo, estos ojos unos
contemplan las nubes y ven hermosa esa displicencia
sin causa ni objeto ni cuita con que,
sin ser, están, no las perturba
nada. El cúmulo del corazón, en cambio,
se estría y oscurece y puede llegar a adivinarse
que se condensará en lluvia o, sin decoro, en fiera,
porque duró la noche o le advino al oído
un pico maza de sempiterna acritud
o advirtióse de pronto solo, sin esa mano ahí
que de materna a otra revela
que ya no está.
Una tal quiebra puede, no es extraño,
generar tumultos que ni el día, con su rol de ciclo,
consiga que el sosiego torne. Y aun así,
defiende su hermosura la nube y sigue, el cielo,
siendo engañosamente azul.
Los seres que aman y lloran y velan y se desvelan son,
polvo y légamo, hornos de sentir, bajo las aguas.
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