Editorial Alaire

...

Avanzaba la bruma y con ella el amor
desconocido. Ramas, ríos y praderas.

Claro está, no era mi ciudad de diario,
tampoco Yellowstone.

Tal vez soñaba, no lo sé ni me importa,
por qué podría.

Sin embargo, estuve allí, donde fuera;
lugar sereno, oportunamente distinto.
Alejado de los reyes,
alejado de los dioses.

...

Qué gustazo de poema!

Es como desdoblarse en la noche y una parte de ti se va a un lugar maravilloso en plena naturaleza,
sin molestias de ningún tipo, sin necesidades incluso, ni siquiera las fisiológicas o las primarias, ni comer ni beber.
Nada.
Siento incluso que es como volver al origen de los tiempos, involucionar hasta volver al primate.

Convertirse en Jane Goodall en medio de la selva, o incluso en el mismo simio. O en oso.
Volver a la selva y recuperar ese abrazo genuino y primitivo.
Encontrarse con uno mismo y quizás con el amor, con el amor propio.

Un abrazo.

Qué suerte hallar ese refugio ante tanto bullicio que nos rodea. Me gustó leerte.
Un abrazo grande

Qué sensación de Paz transmite tu “sueño” Ignacio.
Tal vez no empeñamos en conseguir esta vida soñada sin darnos cuenta de que la que tenemos es la buena y ¿por qué no?
Los reyes y los dioses también sueñan.
Me ha gustado leerte, gracias y felicidades.

Un abrazo.