La soledad de tu isla (En el recuerdo de mi amigo José Manuel)
Publicado: Vie, 03 Oct 2025 23:07
He introducido este poema, dedicado a mi gran amigo y poeta, José Manuel Febles, a pesar de que ocupé, ya, mi cupo de poema semanal. Pido perdón a la Administración y a mis compañeros. He sentido, en mi interior, la necesidad de hacerlo.
En diciembre de 2023 tuve el gran orgullo de realizar el prólogo de un poemario intimista y real, “Almas desnudas”, donde comenté, en el mismo, que la soledad se movía a sus anchas. Una soledad, con la que firmó siempre sus maravillosos versos. Un poeta serio, educado, lleno de tristeza y dolor, y, de eterna soledad.
Va por él.
Va por ti, José Manuel.
No supiste respirar cuando más lo necesitabas,
quizás, no quisiste seguir alimentando la soledad,
que con tanta tristeza maniataba el oxígeno
que, lleno de dolor, envolvía la raíz de un recuerdo indomable.
Luchaste contra el mal de la oscuridad,
cuando tus ojos, demasiado dañados, te dormían la visión.
La brisa, arraigada a tu isla, era incapaz de refrescarte,
como esa estrella que se apaga en una noche negra,
como plumas de cormorán.
Tus poemas eran versos llenos de lágrimas de cristal,
llenos de amor, llenos de pasión y llenos de dolor.
Tu mundo, antes envuelto en papel de regalo,
se apagó entre las cenizas perdidas en el silencio,
y, un grito desgarrador, asesinó tu corazón y te ensombreció el alma.
Nos has dejado la herencia de tus versos, de tus obras,
de tu alma, tu elegancia y tu gran corazón.
Y, la cruel sentencia, de la soledad de tu isla,
dormida para siempre en eterno silencio.
Con todo el dolor del corazón, un simple hasta luego.
En diciembre de 2023 tuve el gran orgullo de realizar el prólogo de un poemario intimista y real, “Almas desnudas”, donde comenté, en el mismo, que la soledad se movía a sus anchas. Una soledad, con la que firmó siempre sus maravillosos versos. Un poeta serio, educado, lleno de tristeza y dolor, y, de eterna soledad.
Va por él.
Va por ti, José Manuel.
No supiste respirar cuando más lo necesitabas,
quizás, no quisiste seguir alimentando la soledad,
que con tanta tristeza maniataba el oxígeno
que, lleno de dolor, envolvía la raíz de un recuerdo indomable.
Luchaste contra el mal de la oscuridad,
cuando tus ojos, demasiado dañados, te dormían la visión.
La brisa, arraigada a tu isla, era incapaz de refrescarte,
como esa estrella que se apaga en una noche negra,
como plumas de cormorán.
Tus poemas eran versos llenos de lágrimas de cristal,
llenos de amor, llenos de pasión y llenos de dolor.
Tu mundo, antes envuelto en papel de regalo,
se apagó entre las cenizas perdidas en el silencio,
y, un grito desgarrador, asesinó tu corazón y te ensombreció el alma.
Nos has dejado la herencia de tus versos, de tus obras,
de tu alma, tu elegancia y tu gran corazón.
Y, la cruel sentencia, de la soledad de tu isla,
dormida para siempre en eterno silencio.
Con todo el dolor del corazón, un simple hasta luego.