Editorial Alaire

La "Visita"
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Vino la muerte un día
y preguntó si quería,
acompañarla un momento.

Y yo le dije:
¡señora, ni un momento
ni una hora!.

Ni con el alba ni con la aurora
-pues... no me gusta salir-,
y menos si aun, si en la tele
televisan al Madrid.

Momentos tiene la vida
que añoras a esa "señora"
más... cuando esta pregunta
si estas dispuesto a partir,
siempre encuentras una excusa
para intentarla eludir.

Pobre del ser humano
que al estar hecho de barro
se aferra tanto a la tierra,
que olvida la pesadilla
del dolor y la miseria
que tanto le hacen sufrir.

Y en los momentos precisos
de dolor y de locura,
esquivas la sepultura
engallándote a ti mismo,
pensando -en tu delirio-
que nunca te toca a ti.

Vino la muerte un día
y me dijo que el final
ya no esta muy lejano,
que hiciera acopio de amor
que me lavara las manos,
que gravara en mi interior
el canto del ruiseñor,
el suave olor de una flor
de una risa y su candor,
y entonara un gran salmo.

Vino la muerte un día
y pregunto si quería...
y tuve que ir con ella.

F. Marcos

No es fácil hablar de la muerte, Fernando, pero has sacado adelante un buen poema con mucho ingenio, te felicito.
Por si te apetece, yo también escribí uno.
“El quehacer de la muerte”

Un abrazo.

Un poema original y escrito con cierto humor para tratar una visita inesperada, y , a veces, reclamada.
Interesantes versos.
Un abrazo grande

Hola Marisa, buenos días. Ma encantaría leer el poema que me comentas (me gustan todos los que escribes). Un afectuoso abrazo.

Estimada amiga Pilar, si en los tiempos que vivimos (con tantas desgracias y seres desquiciados), no echamos mano del humor, nos volveríamos locos. Gracias por tu comentario. Un abrazo.

Fernando Marcos Rentero escribió: ↑Lun, 15 Sep 2025 8:49 Hola Marisa, buenos días. Ma encantaría leer el poema que me comentas (me gustan todos los que escribes). Un afectuoso abrazo.

Gracias a ti, Fernando, por tu amabilidad.
Copio aquí mismo mi poema para no saturar el foro con mis cosas, espero que te guste.
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Marisa Peral escribió: ↑Vie, 09 Oct 2020 23:25
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El quehacer de la muerte

Se acomoda Clandestina en las facciones
cuando las manos ya no quieren aferrarse,
cuando las sombras se quedan sin rendijas
y el ánima errante se queda sin pasiones.

Se posiciona el miedo
cuando La Obscura nos colma de ataduras,
cuando los huesos nos crecen tiritando,
cuando nos desvalija de toda candidez
y desde el lecho nos mira de soslayo.

Se despeja la incógnita
cuando en un niño resuena su sonrisa,
cuando el jerarca se olvida de sus criaturas,
cuando la muerte es excesiva y poderosa
y los cadáveres imploran por los vivos.

Se descubre, Furtiva, cuando la tierra nos salda en la subasta,
cuando unos cuantos aporrean sus cetros inconmovibles
y rivalizan por sus raciones
y sólo la Sibilina escoge enmudecer
y avanzar con su asedio inexorable.

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© Mar

Buen sentido del humor y , es que hay visitas no deseadas, aunque tengamos el honor de ser avisados.
No hay que codearse con cierta gente que luego pasa lo que pasa.

Y de rebote también he podido leer el poema de Marisa, de corte distinto, pero muy bueno.

Enhorabuena a ambos.
Un beso.