Editorial Alaire

Suena mi corazón a tambor moribundo,
a piedra de luz que se palpa como carne,
a estrellas golpeándome en la nuca,
así mi boca olvidó cuál era tu nombre.
Tu nombre es una burbuja en el estadio del sueño.
Naces al tiempo de excitar una célula,
vibras como mástil sereno bajo el enjambre del oleaje.

En el ahora, saber de mí es saber de ti,
desgastarme en el espejo como un pasajero
de la lluvia, volar en el columpio del aire
de mi adolescencia desgarbada, deslumbrarme
con mi juventud a tientas como un pájaro
perdido en el universo de la mente,
asentarme en mi madurez de noches de cristal
y de sal muera como un simbionte
entre el paso de los años y una lejana memoria.

Llega y ocupa mi espacio, crece en mis sueños
de añil y de lavanda, hágase mi voz eco
de tu intemperie, acógeme a tu sombra
para recogerme de noche a tu abandono.
Me quedaré a tu orilla por si pudiera oír
llamándome a tu sangre de río solo.

Tiene tu poema versos de una gran belleza. Es un lujo leerte. Abrazos, tocayo.

Las tres estrofas tienen tanta belleza que no podría elegir una. Me envuelve cada verso como una luz poética. Felicidades, muchas.
Un abrazo grande

Creo, querido amigo, que a todos nos gustaría “sabernos” y reconocernos en diferentes momentos.
En este poema de versos excelentes dejas tu esencia poética más romántica.
Y me ha gustado mucho todo pero me quedo con el cierre magnífico de la tercera estrofa.

Felicidades y un beso.

Muy bueno, Ramón.

Elegante y con versos sentidos y bellos.

Un placer de lectura.

Un abrazo.

Muchas gracias, compañeros: Ramón, Marisa, Pilar y Alejandro.

Un fuerte abrazo.