Prohibido el mar
Publicado: Jue, 04 Sep 2025 3:39
PROHIBIDO EL MAR

No voy a olvidar la tarde en que una turba de niños y grandulones se tiraron con todo y ropa al mar. Parecían peces voladores con más alegría que hambre, con más vida que cualquier muerte en el ojo láser.
Tampoco olvido que fueron cuervos circulares que me alimentaron mientras yacía en la entrada de la fosa. No puedo seguir, no me queda corazón, Dios, si sueño es morir.
Hay hombres hambrientos, genios del engaño que han creado hombres fugaces de ilusiones ardientes que incendiaron las puertas del tiempo.
En la vanguardia nos encontramos en arena movediza, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora estamos obligados a manipular el universo profundo de caminos increados. Sabemos que no podemos volver a sembrar una cosecha sin las semillas de los caprichos en tierras callosas, el sol sigue ahí y la lluvia hincha las nubes, pero desperdiciamos todas nuestras lágrimas; ayer rompimos los sellos sin saber cómo recrear la canalización. Nos encontramos en misiones a medio abrir, los prados escriben poesía en ecuaciones.
De auroras boreales, los planetas se alinean y una superluna aparece en pleno día cuando algunos son secuestrados y los niños quedan huérfanos y mutilados. ¿Dije que perdí mi corazón? El Señor me envía al infierno en un carro en llamas para descifrar la imaginería de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado con teorías modificadas, barniz para nuestra moral incisiva y, por si acaso, otro nombre para nuestros miedos. No podemos arrepentirnos, debemos atrevernos a inventar una forma de purificar étnicamente los cielos purpúreos y las sábanas sofocantes. Con cierta fantasía, biosferamos los pulmones del Amazonas y abrimos la búsqueda de una inteligencia artificial que ahora puede recitar el popolvuh y recopilar todas las alusiones circulares a la humanidad y al prevacío. En un niño, a petición evolutiva, para volar y traer una ramita de laurel como en una toma cinematográfica número 3025, nos encontramos en arenas movedizas. La supramente que ha diseñado y puesto en marcha la sincronicidad de corazones llameantes hacia el destructor,
he acelerado las ruedas de mi carroza-trono, vuelos eternos y pasillos interminables bajo las alas de grifos ardientes, lanzando los vientos de sinergias impenitentes. Tu corazón frío y difusamente trazado reposa. Se acabó. El día comenzó a la inversa en un café del centro, con pasteles desmenuzados que externalizaban sus calorías vacías, cualquier cosa por la poesía aterciopelada del rap mortal y el chocolate caliente. Cualquier cosa por un momento invaluable antes de partir hacia reinos desconocidos con el corazón bereber roto. Envía a los cuervos circulares a alimentar las opresivas e inquebrantables embestidas de tus penas.
Nos encontramos en terreno hambriento entre las heridas de los tentadores festines en los túneles. Un hombre roto es mejor que mil altivos.
No hay palabras para tu dolor despedazado. Ni noche ni dia en tus colinas de aire y cal.No hay consuelo en la desolación que abre tus ojos al sombrío rumor del mediterráneo. No hay más que el alarido que se arremolina en las ojeras de la vigilia y la madre que arrulla a la muerte en sus brazos. No hay nada en tu silencio de huesos y de afasia masticando el dolor como a una astilla. Quizá hubo una fogata alguna vez en esta playa de oblivion. Quizá el horror no sea el charco de mi sangre confundiendo el mar con los muertos , quizá el horror sea esa mano atada al aborrecimiento, a latitudes centelleantes y no yo.
Dijo más y dijo menos. A qué atenerse sin futuro. Dónde duermen los muertos siempre pan y flores. Eso también dijo mi madre que ya no cabía en la tierra. Todo se ha vuelto arena movediza a mi alrededor.
Átomos divididos y lenguas divididas, genes editados y una rabia borracha ya cayendo de narices, porque sabe que no podemos regresar. Estamos obligados a alterar el universo profundo de caminos no creados. Sabemos que no podemos regresar a hacer crecer una cosecha sin semillas de caprichos en tierras callosas. Pero el sol sigue ahí, y la lluvia hincha las nubes, pero en ella nos desperdiciamos como lágrimas. Rompimos los sellos sin saber leer lo sagrado de los cuervos primordiales. Ellos me alimentaron en la boca de la cueva. El engaño ha creado hombres crepusculsres de ilusiones ardientes que incendian las puertas del tiempo. Y ya no hay regreso sino traspasar.
En la vanguardia nos encontramos en arena movediza, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora estamos obligados a manipular el universo profundo de caminos increados. Sabemos que no podemos volver a sembrar una cosecha sin las semillas de caprichos en tierras endurecidas, el sol sigue ahí y la lluvia hincha las nubes, pero desperdiciamos todas nuestras lágrimas; ayer rompimos los sellos sin saber cómo leer lo sagrado. Nos encontramos en misiones a medio abrir, las praderas escriben poesía en ecuaciones de auroras boreales, los planetas se alinean y una superluna aparece al mediodía cuando algunos son secuestrados y los niños quedan huérfanos y mutilados. ¿Dije que perdí mi corazón? El Señor me envía al infierno en un carro en llamas para descifrar las imágenes de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado con teorías modificadas, barniz para nuestra moral incisiva y, por si acaso, otro nombre para nuestros miedos. No podemos arrepentirnos, debemos atrevernos a inventar una forma de limpieza étnica de los cielos púrpuras y las sábanas sofocantes; con un poco de fantasía, biosferamos los pulmones del Amazonas y abrimos la búsqueda de una inteligencia artificial que ahora puede recitar el popolvuh y recopilar todas las alusiones circulares a la humanidad y al prevacío; en un niño, a petición evolutiva, para volar y traer una ramita de laurel como en una toma cinematográfica número 3025, nos encontramos en arenas movedizas. La supramente que diseñó y puso en marcha la sincronicidad de corazones llameantes
hacia el destructor,
he acelerado las ruedas de mi carroza-trono, vuelos eternos y pasillos interminables bajo las alas de grifos ardientes, lanzando los vientos de sinergias impenitentes, tu corazón frío y difuso reposa. Se acabó. El día comenzó a la inversa en un café del centro, devorando pasteles que subcontrataban sus calorías vacías, cualquier cosa por la aterciopelada poesía del rap mortal y el chocolate caliente. Cualquier cosa por un momento invaluable antes de partir a reinos desconocidos con el corazón bereber roto. Envía a los cuervos circulares a alimentar los deprimidos e inquebrantables impulsos de tus penas.
Nos encontramos en tierra hambrienta entre los gases de los festines de almuerzo en los túneles. Un hombre roto es mejor que mil altivos.
Nos encontramos en arena movediza. En la vanguardia de la división de átomos y la edición de genes. Sabemos que no podemos volver atrás. Ahora nos vemos obligados a manipular el universo. Simultáneamente, todos los sellos se han roto, ¿cómo se canaliza? No podemos dejar de descifrar la gelogrífica materia. Está empezando a escribir poesía; no hay otra forma de expresarlo que la imagen de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado. La humanidad está siendo modificada.
Inventamos sistemas que mantienen a la humanidad a raya. Tenemos controles, muros y prisiones. Tenemos enfermedades sociales, amenazas nucleares, biorrevoluciones. Caos sexual.
Nos encontramos en arena movediza. Todas las teorías. Nada surge. Sin embargo, el ADN es un descubrimiento. Caprichos, control del material biológico, desastre social. El lenguaje maléfico de las religiones, divisiones, interpretaciones, oraciones contrahechas a la Muerte. Estos son los círculos de la aflicción, una revolución hacia el futuro y no podemos volver atrás, no podemos arrepentirnos. Esta es la clave; para cambiar de curso, pero ¿cómo alcanzar el autoconocimiento, la identidad propia en el espejismo de Dios? Eso dicen los terratenientes de la vanguardia, nos movemos sobre arenas movedizas, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora nos vemos obligados a alterar el universo profundo de caminos no creados. Sabemos que no podemos volver atrás, cultivar una cosecha de caprichos sin semillas en suelos endurecidos. El sol sigue ahí, y la lluvia hincha las nubes, pero en ella desperdiciamos todas nuestras lágrimas. Ayer rompimos los sellos sin saber cómo recrear la ilusión del niño de ojos divinos y brazos mochos. Quizá ese sea el error, partirle a cualquiera el corazón. Quizá es todo lo que Dios levanta del suelo, un corazón.
E.R.Aristy

No voy a olvidar la tarde en que una turba de niños y grandulones se tiraron con todo y ropa al mar. Parecían peces voladores con más alegría que hambre, con más vida que cualquier muerte en el ojo láser.
Tampoco olvido que fueron cuervos circulares que me alimentaron mientras yacía en la entrada de la fosa. No puedo seguir, no me queda corazón, Dios, si sueño es morir.
Hay hombres hambrientos, genios del engaño que han creado hombres fugaces de ilusiones ardientes que incendiaron las puertas del tiempo.
En la vanguardia nos encontramos en arena movediza, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora estamos obligados a manipular el universo profundo de caminos increados. Sabemos que no podemos volver a sembrar una cosecha sin las semillas de los caprichos en tierras callosas, el sol sigue ahí y la lluvia hincha las nubes, pero desperdiciamos todas nuestras lágrimas; ayer rompimos los sellos sin saber cómo recrear la canalización. Nos encontramos en misiones a medio abrir, los prados escriben poesía en ecuaciones.
De auroras boreales, los planetas se alinean y una superluna aparece en pleno día cuando algunos son secuestrados y los niños quedan huérfanos y mutilados. ¿Dije que perdí mi corazón? El Señor me envía al infierno en un carro en llamas para descifrar la imaginería de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado con teorías modificadas, barniz para nuestra moral incisiva y, por si acaso, otro nombre para nuestros miedos. No podemos arrepentirnos, debemos atrevernos a inventar una forma de purificar étnicamente los cielos purpúreos y las sábanas sofocantes. Con cierta fantasía, biosferamos los pulmones del Amazonas y abrimos la búsqueda de una inteligencia artificial que ahora puede recitar el popolvuh y recopilar todas las alusiones circulares a la humanidad y al prevacío. En un niño, a petición evolutiva, para volar y traer una ramita de laurel como en una toma cinematográfica número 3025, nos encontramos en arenas movedizas. La supramente que ha diseñado y puesto en marcha la sincronicidad de corazones llameantes hacia el destructor,
he acelerado las ruedas de mi carroza-trono, vuelos eternos y pasillos interminables bajo las alas de grifos ardientes, lanzando los vientos de sinergias impenitentes. Tu corazón frío y difusamente trazado reposa. Se acabó. El día comenzó a la inversa en un café del centro, con pasteles desmenuzados que externalizaban sus calorías vacías, cualquier cosa por la poesía aterciopelada del rap mortal y el chocolate caliente. Cualquier cosa por un momento invaluable antes de partir hacia reinos desconocidos con el corazón bereber roto. Envía a los cuervos circulares a alimentar las opresivas e inquebrantables embestidas de tus penas.
Nos encontramos en terreno hambriento entre las heridas de los tentadores festines en los túneles. Un hombre roto es mejor que mil altivos.
No hay palabras para tu dolor despedazado. Ni noche ni dia en tus colinas de aire y cal.No hay consuelo en la desolación que abre tus ojos al sombrío rumor del mediterráneo. No hay más que el alarido que se arremolina en las ojeras de la vigilia y la madre que arrulla a la muerte en sus brazos. No hay nada en tu silencio de huesos y de afasia masticando el dolor como a una astilla. Quizá hubo una fogata alguna vez en esta playa de oblivion. Quizá el horror no sea el charco de mi sangre confundiendo el mar con los muertos , quizá el horror sea esa mano atada al aborrecimiento, a latitudes centelleantes y no yo.
Dijo más y dijo menos. A qué atenerse sin futuro. Dónde duermen los muertos siempre pan y flores. Eso también dijo mi madre que ya no cabía en la tierra. Todo se ha vuelto arena movediza a mi alrededor.
Átomos divididos y lenguas divididas, genes editados y una rabia borracha ya cayendo de narices, porque sabe que no podemos regresar. Estamos obligados a alterar el universo profundo de caminos no creados. Sabemos que no podemos regresar a hacer crecer una cosecha sin semillas de caprichos en tierras callosas. Pero el sol sigue ahí, y la lluvia hincha las nubes, pero en ella nos desperdiciamos como lágrimas. Rompimos los sellos sin saber leer lo sagrado de los cuervos primordiales. Ellos me alimentaron en la boca de la cueva. El engaño ha creado hombres crepusculsres de ilusiones ardientes que incendian las puertas del tiempo. Y ya no hay regreso sino traspasar.
En la vanguardia nos encontramos en arena movediza, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora estamos obligados a manipular el universo profundo de caminos increados. Sabemos que no podemos volver a sembrar una cosecha sin las semillas de caprichos en tierras endurecidas, el sol sigue ahí y la lluvia hincha las nubes, pero desperdiciamos todas nuestras lágrimas; ayer rompimos los sellos sin saber cómo leer lo sagrado. Nos encontramos en misiones a medio abrir, las praderas escriben poesía en ecuaciones de auroras boreales, los planetas se alinean y una superluna aparece al mediodía cuando algunos son secuestrados y los niños quedan huérfanos y mutilados. ¿Dije que perdí mi corazón? El Señor me envía al infierno en un carro en llamas para descifrar las imágenes de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado con teorías modificadas, barniz para nuestra moral incisiva y, por si acaso, otro nombre para nuestros miedos. No podemos arrepentirnos, debemos atrevernos a inventar una forma de limpieza étnica de los cielos púrpuras y las sábanas sofocantes; con un poco de fantasía, biosferamos los pulmones del Amazonas y abrimos la búsqueda de una inteligencia artificial que ahora puede recitar el popolvuh y recopilar todas las alusiones circulares a la humanidad y al prevacío; en un niño, a petición evolutiva, para volar y traer una ramita de laurel como en una toma cinematográfica número 3025, nos encontramos en arenas movedizas. La supramente que diseñó y puso en marcha la sincronicidad de corazones llameantes
hacia el destructor,
he acelerado las ruedas de mi carroza-trono, vuelos eternos y pasillos interminables bajo las alas de grifos ardientes, lanzando los vientos de sinergias impenitentes, tu corazón frío y difuso reposa. Se acabó. El día comenzó a la inversa en un café del centro, devorando pasteles que subcontrataban sus calorías vacías, cualquier cosa por la aterciopelada poesía del rap mortal y el chocolate caliente. Cualquier cosa por un momento invaluable antes de partir a reinos desconocidos con el corazón bereber roto. Envía a los cuervos circulares a alimentar los deprimidos e inquebrantables impulsos de tus penas.
Nos encontramos en tierra hambrienta entre los gases de los festines de almuerzo en los túneles. Un hombre roto es mejor que mil altivos.
Nos encontramos en arena movediza. En la vanguardia de la división de átomos y la edición de genes. Sabemos que no podemos volver atrás. Ahora nos vemos obligados a manipular el universo. Simultáneamente, todos los sellos se han roto, ¿cómo se canaliza? No podemos dejar de descifrar la gelogrífica materia. Está empezando a escribir poesía; no hay otra forma de expresarlo que la imagen de flores incandescentes. Nos encontramos en terreno sagrado. La humanidad está siendo modificada.
Inventamos sistemas que mantienen a la humanidad a raya. Tenemos controles, muros y prisiones. Tenemos enfermedades sociales, amenazas nucleares, biorrevoluciones. Caos sexual.
Nos encontramos en arena movediza. Todas las teorías. Nada surge. Sin embargo, el ADN es un descubrimiento. Caprichos, control del material biológico, desastre social. El lenguaje maléfico de las religiones, divisiones, interpretaciones, oraciones contrahechas a la Muerte. Estos son los círculos de la aflicción, una revolución hacia el futuro y no podemos volver atrás, no podemos arrepentirnos. Esta es la clave; para cambiar de curso, pero ¿cómo alcanzar el autoconocimiento, la identidad propia en el espejismo de Dios? Eso dicen los terratenientes de la vanguardia, nos movemos sobre arenas movedizas, átomos y lenguas divididas, genes editados, y sabemos que no podemos volver atrás. Ahora nos vemos obligados a alterar el universo profundo de caminos no creados. Sabemos que no podemos volver atrás, cultivar una cosecha de caprichos sin semillas en suelos endurecidos. El sol sigue ahí, y la lluvia hincha las nubes, pero en ella desperdiciamos todas nuestras lágrimas. Ayer rompimos los sellos sin saber cómo recrear la ilusión del niño de ojos divinos y brazos mochos. Quizá ese sea el error, partirle a cualquiera el corazón. Quizá es todo lo que Dios levanta del suelo, un corazón.
E.R.Aristy