Editorial Alaire

Mati (El Ángel que me enseño sus alas)
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-A, esas criaturas, cercenadas desde su nacimiento, que precisan seguir (de alguna manera) conectadas al cordón umbilical, de sus santas y abnegadas madres, para subsistir. "Benditas seáis"-.

No sé, por que extraña razón
vine al mundo como un duende.
¡Pero tengo corazón!
Y, una madre que me quiere.

Me cuida, me mima, me entiende
veo por sus ojos, gozo con su risa,
y su pecho es el nido
en el cual me siento fuerte.

No conozco el rencor
ni la envidia o crueldad
que en el mundo están presente.

Vivo, en en rinconcito de paz
en el que mi madre, es la fuente
que inunda mi corazón
de tanto amor y piedad
que mi alma se engrandece.

Y, a través de sus caricias
de sus besos,
de esa alegría que me transmite
y que siente,
soy un ser afortunado
que siempre tendrá presente
que, de amor se puede vivir,
-y, si pudiera elegir-
no cambiaría mi suerte.

¡Como te amo, madre!

Y, con sus alas voló...

"De la Luna, al Sol"

-Hoy, debo partir
y lo hago... con amor
y a sabiendas, que mi marcha
te ha de producir dolor,
no llores madre por mí
pues, en ti siempre estaré
¿vive tú por las dos!
que eso me hará muy feliz.

F. Marcos

Precioso, delicado y rítmico escrito.

Me ha gustado, este pequeño gran homenaje a las siempre eternas madres.

Un abrazo.

Gracias por tu atención, amigo Alejandro. Un abrazo.