Ahora sabes a eso
Publicado: Mar, 01 Jul 2025 18:50
AHORA SABES A ESO
Sabes a besos comprados en burdeles que se hayan
de camino al desengaño y se dan con unos labios
perfumados con aroma a pecado y decepción.
Tú provocas momentos de lujuria que a la carne desnudan,
y cuando tus pechos saltarines juegan con mis manos,
o los sentidos danzan con ritmo obsceno, siento remontar
por la sangre una pasión indómita, pero tu ausencia
todo lo pude y lo convierte en vacío donde la nada crece.
Sabes a desayunos en soledad mientras se mezcla
el café con lágrimas y la mañana en mi diario escribe
la crónica de tu distancia cubierta con el sudario del olvido.
Y del exterior me llega con su cadencia íntima el murmullo
indefinible de la muerte que me acerca en su duelo al mediodía,
Y yo te nombro, porque vives en todos los adjetivos posesivos
de mi alma, y aunque el vino del deseo que corre por tus venas
nunca bebo, ebria de susurros mi voz pronuncia tu nombre.
Y ahora que recordarte sabe a derrota, ¿dónde encontrar
un corazón dispuesto a que la vida fecunde su milagro
y crezca una ilusión enamorada, que haga agitarse la noche
igual que amante en celo, con la luna como único testigo?
Temo que el mar será solo un arrullo mecido en tus caderas,
donde duermen los marinos que siempre arriban al puerto
de mis sueños buscando, a la hora del crepúsculo, tu amor
a flor de piel para que rompa la tristeza y se renueve todo.
Sabes a besos comprados en burdeles que se hayan
de camino al desengaño y se dan con unos labios
perfumados con aroma a pecado y decepción.
Tú provocas momentos de lujuria que a la carne desnudan,
y cuando tus pechos saltarines juegan con mis manos,
o los sentidos danzan con ritmo obsceno, siento remontar
por la sangre una pasión indómita, pero tu ausencia
todo lo pude y lo convierte en vacío donde la nada crece.
Sabes a desayunos en soledad mientras se mezcla
el café con lágrimas y la mañana en mi diario escribe
la crónica de tu distancia cubierta con el sudario del olvido.
Y del exterior me llega con su cadencia íntima el murmullo
indefinible de la muerte que me acerca en su duelo al mediodía,
Y yo te nombro, porque vives en todos los adjetivos posesivos
de mi alma, y aunque el vino del deseo que corre por tus venas
nunca bebo, ebria de susurros mi voz pronuncia tu nombre.
Y ahora que recordarte sabe a derrota, ¿dónde encontrar
un corazón dispuesto a que la vida fecunde su milagro
y crezca una ilusión enamorada, que haga agitarse la noche
igual que amante en celo, con la luna como único testigo?
Temo que el mar será solo un arrullo mecido en tus caderas,
donde duermen los marinos que siempre arriban al puerto
de mis sueños buscando, a la hora del crepúsculo, tu amor
a flor de piel para que rompa la tristeza y se renueve todo.