La grieta
Publicado: Mar, 24 Jun 2025 19:59
Caminamos sin rumbo por las calles
y vemos a los otros
abiertos por la grieta que no calla.
Creemos que nosotros
somos únicamente los que sufren.
Pero no es así.
Cada persona tiene su fractura,
su infierno de memorias,
sus traumas de la infancia, su vacío.
La chica que sonríe
en el supermercado más cercano.
El hombre del tranvía,
el mendigo que duerme
bajo los soportales de la iglesia.
Avanzamos despacio por raíles
y creemos que todos están bien.
Que tan solo nosotros vamos rotos.
Que nuestra historia es digna de empatía.
Pero nunca es así.
También los transeúntes están muertos,
dentro de sus vivencias más terribles.
Los suburbios no están
en los barrios más pobres de la urbe.
Los suburbios son hombres y mujeres
que caminan sin alma por aceras
de la desolación y del temor.
Esa empatía abierta a las miradas
que buscamos en otros sin descanso,
también la buscan otros en nosotros.
Y pasamos de largo silenciosos
como si nada fuera nuestra culpa.
Como si todo obrara independiente.
Resulta que en la piel alguien nos daña
y en la piel de los otros se hallan úlceras.
Nuestro frío interior también está
en el alma de hielo de los otros.
Y esa sensación de soledad
que nos mata en las noches más oscuras
también late incesante en los demás.
Al descubrir que somos egocéntricos
y mirar a los ojos de otros seres
comienza otro destino más amable
quizás de comprensión y humanidad...
Quizás de descubrir que estamos todos
atrapados en cárceles
de oscuridad y sombras invisibles...
Ana Muela Sopeña
y vemos a los otros
abiertos por la grieta que no calla.
Creemos que nosotros
somos únicamente los que sufren.
Pero no es así.
Cada persona tiene su fractura,
su infierno de memorias,
sus traumas de la infancia, su vacío.
La chica que sonríe
en el supermercado más cercano.
El hombre del tranvía,
el mendigo que duerme
bajo los soportales de la iglesia.
Avanzamos despacio por raíles
y creemos que todos están bien.
Que tan solo nosotros vamos rotos.
Que nuestra historia es digna de empatía.
Pero nunca es así.
También los transeúntes están muertos,
dentro de sus vivencias más terribles.
Los suburbios no están
en los barrios más pobres de la urbe.
Los suburbios son hombres y mujeres
que caminan sin alma por aceras
de la desolación y del temor.
Esa empatía abierta a las miradas
que buscamos en otros sin descanso,
también la buscan otros en nosotros.
Y pasamos de largo silenciosos
como si nada fuera nuestra culpa.
Como si todo obrara independiente.
Resulta que en la piel alguien nos daña
y en la piel de los otros se hallan úlceras.
Nuestro frío interior también está
en el alma de hielo de los otros.
Y esa sensación de soledad
que nos mata en las noches más oscuras
también late incesante en los demás.
Al descubrir que somos egocéntricos
y mirar a los ojos de otros seres
comienza otro destino más amable
quizás de comprensión y humanidad...
Quizás de descubrir que estamos todos
atrapados en cárceles
de oscuridad y sombras invisibles...
Ana Muela Sopeña