Música

[Alejandro Costa]

Música suena en los rescoldos de la lluvia
y la flor deshojada se cuelga en el recuerdo,
porque en el más lejano rincón de la memoria,
te quise, te amé en los días oscuros,
te adoré aun en las tardes tristes de otoño,
idolatré el reflejo de tu cara en los charcos
y el susurro que la suave brisa portaba
entre los jazmines de pálido color amarillo.

Música era tu voz,
tus labios de sedoso carmín,
la noche se vestía de destellos
y durante su fulgor,
las alondras anidaban en silencio,
las flores pulverizaban escarcha perfumada
y un cometa dibujaba entre luceros un halo de belleza.

Todo era música,
como un día junto al mar,
una noche observando un inmenso paraje de estrellas,
una mañana bajo el rocío del amanecer
y el canto de un jilguero en una tarde de primavera.

¿Te acuerdas, amor?

Todo duerme en el diario de nuestra vida,
bajo el diapasón cuya tonalidad aún respira,
esa mirada lánguida incapaz de reconocer,
incapaz de verme como ayer;
me quisiste tanto como ahora me ignoras,
la compañía de tu ausencia es dolor de amor,
un hoy asesino del pasado,
mas mírame,
yo te sigo mirando con aquellos ojos de adolescencia,
bajo el cielo de un día lluvioso,
en el lugar más cercano de la memoria.

Mientras siga cayendo lluvia,
mientras nuestros ojos se sigan mirando,
sentiré que me quisiste, que me quieres,
que te quise, que te quiero,
aunque se borrara el ayer de tu mente.

Aún suena aquella música del pasado
y las gotas de lluvia resbalan sus lágrimas en los cristales.

[Ana Muela Sopeña]

Una belleza lánguida atraviesa este poema, Alejandro:

Hay mucho lirismo en esta evocación nostálgica del pasado.

Se lee con emoción. Transmite ese sabor agridulce de lo que fue y más tarde se fue diluyendo en el camino, pero todavía quedan rescoldos en algún lugar de la memoria.

Un abrazo
Ana

[Fernando Marcos Rentero]

Precioso poema, evocador del amor y su desgaste. Pasa el tiempo y la llama del amor impetuoso, da paso a la ternura presente. Me encanta leerte, amigo Alejandro. Un abrazo.

[Pilar Morte]

Precioso poema de amor de un lirismo muy dulce. El tiempo pasa y los primeros ímpetus se van serenando y cambiando. Me gustó mucho leerte.
Un abrazo grande y salud

[Alejandro Costa]

Una belleza lánguida atraviesa este poema, Alejandro:

Hay mucho lirismo en esta evocación nostálgica del pasado.

Se lee con emoción. Transmite ese sabor agridulce de lo que fue y más tarde se fue diluyendo en el camino, pero todavía quedan rescoldos en algún lugar de la memoria.

Un abrazo
Ana

Siempre quedan recuerdos escondidos.

Gracias, Ana.

Un beso.

[Alonso Vicent]

Cuando los recuerdos no recuerdan y se pueblan los grises de olvidos aún nos queda el poder de rememorar tiempos y presencias.
Me sonó a la nube del alzheimer (la compañía de la ausencia), a los lapsus de presente (esa mirada lánguida incapaz de reconocer) y a lo incierto del futuro.
Las miradas hablan hasta en silencio.
Todo un poema, Alejandro, con el sentir a flor de piel.
Un abrazo.

[Rafel Calle]

MÚSICA, DE ALEJANDRO COSTA

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Alejandro Costa compone en Música un poema de evocación amorosa y nostálgica, en el que el recuerdo de una relación perdida se entrelaza con imágenes sensoriales cargadas de lirismo. El poema es, desde su título, una sinfonía emocional que transita entre el pasado idealizado y el presente dolido, utilizando la música como metáfora central de lo vivido y lo sentido.

El eje temático del poema es la memoria amorosa: un amor profundo, extático, que ahora solo sobrevive en la reminiscencia. La música aparece no como simple fondo sonoro, sino como símbolo totalizante del amor: está en la lluvia, en la voz de la amada, en los paisajes compartidos, en el eco que aún vibra en la conciencia del yo lírico.

Las imágenes naturales —lluvia, jazmines, charcos, estrellas, jilgueros— evocan un universo poético en el que la naturaleza se vuelve cómplice del sentimiento. Este recurso recuerda al romanticismo tardío y a ciertos poetas modernistas, como Juan Ramón Jiménez o Bécquer, por la delicadeza del tono y la musicalidad del verso.

El poema juega con una oposición que estructura el conflicto emocional: el ayer vivido con plenitud frente al hoy marcado por la ausencia. El verso “la compañía de tu ausencia es dolor de amor” condensa esa paradoja: se trata de un amor que aún late en el sujeto poético, pese al olvido de la otra parte.

Alejandro apuesta por una dicción suave, sentimental, rica en adjetivación sensorial: suave brisa, sedoso carmín, escarcha perfumada, mirada lánguida. Esta elección no busca la innovación expresiva sino la resonancia emocional, apelando a una sensibilidad melancólica y contemplativa.

La estructura es de métrica libre, lo que permite al poema expandirse como un flujo de conciencia emocional. Sin embargo, hay cadencia, ritmo interno, logrado a través de repeticiones (“te quise, te amé… te adoré… idolatré…”) que refuerzan la intensidad del sentimiento y la idea de lo irrepetible.

Alejandro se luce en este final: Aún suena aquella música del pasado /
y las gotas de lluvia resbalan sus lágrimas en los cristales. El recurso de la personificación de la lluvia que “llora” convierte el paisaje en espejo del alma, una técnica clásica pero eficaz.

En fin, Música es un poema emotivo, sereno en su expresión del dolor, sin estridencias ni dramatismos, fiel a la forma de los sentimientos verdaderos: profundos, continuos, silenciosos. No hay rebeldía ni rencor, solo memoria y fidelidad interior. Es una obra que, si bien se sitúa en registros poéticos convencionales, lo hace con honestidad, coherencia estética y gran sensibilidad.

Vaya mi enhorabuena, estimado amigo Alejandro, por este poema; vale decir que no busca deslumbrar, sino conmover. Y, a mi juicio, lo consigue.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Precioso poema, evocador del amor y su desgaste. Pasa el tiempo y la llama del amor impetuoso, da paso a la ternura presente. Me encanta leerte, amigo Alejandro. Un abrazo.

Muchas gracias, Fernando.

A mí, me encanta recibirte entre mis letras.

Eres muy amable.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Precioso poema de amor de un lirismo muy dulce. El tiempo pasa y los primeros ímpetus se van serenando y cambiando. Me gustó mucho leerte.
Un abrazo grande y salud

Millones de gracias, Pilar.

Agradezco tu visita y tus palabras.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Cuando los recuerdos no recuerdan y se pueblan los grises de olvidos aún nos queda el poder de rememorar tiempos y presencias.
Me sonó a la nube del alzheimer (la compañía de la ausencia), a los lapsus de presente (esa mirada lánguida incapaz de reconocer) y a lo incierto del futuro.
Las miradas hablan hasta en silencio.
Todo un poema, Alejandro, con el sentir a flor de piel.
Un abrazo.

Las miradas hablan hasta en silencio.

¡Qué preciosidad de frase!

Gracias compañero, por dejar tu huella en mis letras.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Música suena en los rescoldos de la lluvia
y la flor deshojada se cuelga en el recuerdo,
porque en el más lejano rincón de la memoria,
te quise, te amé en los días oscuros,
te adoré aun en las tardes tristes de otoño,
idolatré el reflejo de tu cara en los charcos
y el susurro que la suave brisa portaba
entre los jazmines de pálido color amarillo.

Un gran poema con una primera estrofa antológica.

No sé si quedarme con la poesía o la música.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

MÚSICA, DE ALEJANDRO COSTA

posting.php?mode=reply&t=42070

Alejandro Costa compone en Música un poema de evocación amorosa y nostálgica, en el que el recuerdo de una relación perdida se entrelaza con imágenes sensoriales cargadas de lirismo. El poema es, desde su título, una sinfonía emocional que transita entre el pasado idealizado y el presente dolido, utilizando la música como metáfora central de lo vivido y lo sentido.

El eje temático del poema es la memoria amorosa: un amor profundo, extático, que ahora solo sobrevive en la reminiscencia. La música aparece no como simple fondo sonoro, sino como símbolo totalizante del amor: está en la lluvia, en la voz de la amada, en los paisajes compartidos, en el eco que aún vibra en la conciencia del yo lírico.

Las imágenes naturales —lluvia, jazmines, charcos, estrellas, jilgueros— evocan un universo poético en el que la naturaleza se vuelve cómplice del sentimiento. Este recurso recuerda al romanticismo tardío y a ciertos poetas modernistas, como Juan Ramón Jiménez o Bécquer, por la delicadeza del tono y la musicalidad del verso.

El poema juega con una oposición que estructura el conflicto emocional: el ayer vivido con plenitud frente al hoy marcado por la ausencia. El verso “la compañía de tu ausencia es dolor de amor” condensa esa paradoja: se trata de un amor que aún late en el sujeto poético, pese al olvido de la otra parte.

Alejandro apuesta por una dicción suave, sentimental, rica en adjetivación sensorial: suave brisa, sedoso carmín, escarcha perfumada, mirada lánguida. Esta elección no busca la innovación expresiva sino la resonancia emocional, apelando a una sensibilidad melancólica y contemplativa.

La estructura es de métrica libre, lo que permite al poema expandirse como un flujo de conciencia emocional. Sin embargo, hay cadencia, ritmo interno, logrado a través de repeticiones (“te quise, te amé… te adoré… idolatré…”) que refuerzan la intensidad del sentimiento y la idea de lo irrepetible.

Alejandro se luce en este final: Aún suena aquella música del pasado /
y las gotas de lluvia resbalan sus lágrimas en los cristales. El recurso de la personificación de la lluvia que “llora” convierte el paisaje en espejo del alma, una técnica clásica pero eficaz.

En fin, Música es un poema emotivo, sereno en su expresión del dolor, sin estridencias ni dramatismos, fiel a la forma de los sentimientos verdaderos: profundos, continuos, silenciosos. No hay rebeldía ni rencor, solo memoria y fidelidad interior. Es una obra que, si bien se sitúa en registros poéticos convencionales, lo hace con honestidad, coherencia estética y gran sensibilidad.

Vaya mi enhorabuena, estimado amigo Alejandro, por este poema; vale decir que no busca deslumbrar, sino conmover. Y, a mi juicio, lo consigue.

Un fuerte abrazo.

No sé que decir.

Tan solo gracias, infinitas gracias, por permitirme vivir dentro de este mundo y rodeado por grandes compañeros y magníficos poetas.

Con todos mis respetos.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Hay mucha nostalgia en este hermoso poema. Es la obra de un poeta en plena madurez, por eso además de estar muy bien escrito, con una lírica elegante, consigue transmitir al lector una profunda emoción. Excelente, Alejandro. Un abrazo.

[Marisa Peral]

¿Te acuerdas, amor?

Todo duerme en el diario de nuestra vida,
bajo el diapasón cuya tonalidad aún respira,
esa mirada lánguida incapaz de reconocer,
incapaz de verme como ayer;
me quisiste tanto como ahora me ignoras,
la compañía de tu ausencia es dolor de amor,
un hoy asesino del pasado,
mas mírame,
yo te sigo mirando con aquellos ojos de adolescencia,
bajo el cielo de un día lluvioso,
en el lugar más cercano de la memoria.

Mientras siga cayendo lluvia,
mientras nuestros ojos se sigan mirando,
sentiré que me quisiste, que me quieres,
que te quise, que te quiero,
aunque se borrara el ayer de tu mente.

Aún suena aquella música del pasado
y las gotas de lluvia resbalan sus lágrimas en los cristales.

Solo estos versos merecen todos los elogios, críticas literarias con todo el derecho y estar seleccionado entre los poemas de este mes de mayo.
Felicidades, querido amigo, créetelo porque eres un gran poeta.

Besos.

[Antonio Urdiales]

Un poema de gran lirismo y tristeza por ese ayer que, lamentablemente, se ha borrado de la mente del ser amado, muy bien compuesto y con imágenes y logradas como los cristales llorando lágrimas de lluvia.... en fin, un poema de gran sentimiento que me ha encantado leer, porque has vestido la tristeza de hermosura.

Un abrazo.