Apagón

[Ana Muela Sopeña]

Las pantallas mutaron
a la oscuridad más absoluta.
Los móviles dejaron de sonar.
Ascensores y trenes fueron trampas
donde las personas
se quedaron enjauladas
durante un tiempo de peligro.
Todo fue devorado por el caos.

La radio fue una amiga y compañera.

Unos tuvieron miedo apocalíptico.
Otros fueron despacio
a terrazas de bares a esperar.

La ansiedad coexistió
con el jolgorio.

El enigma presidió aquella jornada.

Dos horas, cinco horas, siete horas.
Tres horas, nueve horas, doce horas.
Cada pueblo o ciudad tuvo sus horas,
como una lotería de locura.

El orador habló,
no dijo nada.

Hay una agenda oscura que nos venden
para precipitarnos a un futuro
distópico cual film de serie B.

En mitad del espejo nuestro origen.
Más allá de la luz existen sombras
que quieren reducirnos poco a poco.
Llevarnos al lugar de la gran frase:
"no tendrás nada y serás feliz".

¿Qué encierra esta sentencia
condenatoria?

Una ironía fuerte y desgarrada.

¿Cómo se sale de aquí?

La red está encriptada.
El desencriptador que la desencripte
buen desencriptador será.

El suministro está endiablado
el desendiablador que lo desendiable
buen desendiablador será.

La luz está encabritada
el desencabritador que la desencabrite
buen desencabritador será.

Un ritual o conjuro se ha iniciado,
hay que romper el círculo ancestral
para llegar al código
que libera de todo a los humanos.



Ana Muela Sopeña

[Carmen Moro Frías]

Hola Ana
Buen poema, como siempre. Yo no he vivido el apagón estaba muy lejos, en la bella y magnífica Samarcanda.
Allí tampoco había mucha luz y me caí en una zanja, Un recuerdo más
Un abrazo amiga

[Alejandro Costa]

Un poema que de alguna manera es una denuncia ante la situación vivida.

Bien descrito.

Un beso.

[Alonso Vicent]

En ello estamos; rompiendo el círculo, volviendo a los orígenes pero aprovechando todo aquello que ayude a ser más independientes... algo bastante jodido en esta sociedad tan estipulada y controlada. Yo me enteré del apagón al día siguiente y por la radio. Me pilló en la montaña con una placa solar, agua de lluvia y vistas hacia otro lado.
Un poema fiel a la realidad de una mayoría y que se adentra en un sistema, en ese que rige en la actualidad.
Un abrazo, Ana, desde la montaña misma.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Carmen, por venir:

Un beso enorme
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Alejandro, por brindarme tu opinión...

Un beso grande
Ana

[Ramón Carballal]

Veo dos partes en el poema, una descriptiva y otra reflexiva. Muy buen retrato de una jornada tan particular como fue la del 28 de abril. Por aquí nos lo tomamos con calma. Enhorabuena y un abrazo.