Crítica literaria a "Por caridad, busco un beso", de Marisa Peral
Publicado: Sab, 26 Abr 2025 10:02
POR CARIDAD, NUSCO UN BESO, DE MARISA PERAL
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Marisa Peral en “Por caridad, busco un beso” desarrolla un ejercicio de búsqueda poética y emocional que convierte al beso en símbolo de vida, deseo, pérdida y sentido. En sus versos, Marisa despliega un inventario lírico de caricias no dadas y afectos extraviados, enmarcado en un tono que mezcla lo nostálgico con lo esperanzado.
Desde el primer verso, el poema se abre con fuerza visual y emocional: “Fatal huracán, por qué me robaste / los besos que no di”. La imagen del huracán es devastadora, incontrolable, y actúa como metáfora del tiempo, del destino o de cualquier fuerza que arrebata lo que aún no ha ocurrido. Ya desde ahí se plantea una ausencia: los besos no dados, aquellos que nunca llegaron a materializarse y que sin embargo pesan.
A partir de ese arranque, la voz poética emprende una travesía de recuperación, pero también de introspección: “Después de la tormenta / busqué las ilusiones / al norte del olvido”. El poema se despliega en una geografía simbólica, donde la memoria se entrelaza con el deseo. El lenguaje se vuelve cada vez más sensorial y emocional.
El punto más potente es el catálogo de besos: una sucesión vertiginosa, rica y matizada que enumera los muchos tipos de beso: alegres, tristes, castos, lascivos, tránsfugas, legales, tibios, helados… Este recurso anafórico y enumerativo funciona como un crescendo poético que subraya la intensidad del anhelo y la amplitud de la experiencia afectiva.
Tras recorrer todos los tipos de besos posibles —recibidos, robados, regalados, creídos, esperados—, la voz poética concluye con una amarga constatación: “A todos los encontré, / a todos menos a uno.”
Y ahí radica el corazón del poema: el beso de amor verdadero, el que no se da por rutina, impulso o lástima, sino por plenitud, por certeza, por entrega. Ese es el que se ha perdido, el que la poeta busca “por caridad”, con una súplica final tan vulnerable como poderosa.
La musicalidad del poema es sutil pero eficaz, y su ritmo se apoya en repeticiones y paralelismos que dan unidad al texto. El tono es a la vez melancólico y vitalista; hay dolor por lo perdido, pero también una afirmación de lo vivido. Marisa Peral escribe con una sensibilidad lírica clara, directa, sin ornamentos innecesarios, pero cargada de humanidad.
“Por caridad, busco un beso” es un poema maduro y emocional, una meditación sobre lo que se da y lo que se queda por dar. Marisa Peral convierte el acto sencillo de besar en un prisma por donde pasan los matices de la vida: el deseo, el arrepentimiento, la esperanza, la fe, el olvido… y al final, una súplica por el amor perdido que nunca se irá del todo.
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Marisa Peral en “Por caridad, busco un beso” desarrolla un ejercicio de búsqueda poética y emocional que convierte al beso en símbolo de vida, deseo, pérdida y sentido. En sus versos, Marisa despliega un inventario lírico de caricias no dadas y afectos extraviados, enmarcado en un tono que mezcla lo nostálgico con lo esperanzado.
Desde el primer verso, el poema se abre con fuerza visual y emocional: “Fatal huracán, por qué me robaste / los besos que no di”. La imagen del huracán es devastadora, incontrolable, y actúa como metáfora del tiempo, del destino o de cualquier fuerza que arrebata lo que aún no ha ocurrido. Ya desde ahí se plantea una ausencia: los besos no dados, aquellos que nunca llegaron a materializarse y que sin embargo pesan.
A partir de ese arranque, la voz poética emprende una travesía de recuperación, pero también de introspección: “Después de la tormenta / busqué las ilusiones / al norte del olvido”. El poema se despliega en una geografía simbólica, donde la memoria se entrelaza con el deseo. El lenguaje se vuelve cada vez más sensorial y emocional.
El punto más potente es el catálogo de besos: una sucesión vertiginosa, rica y matizada que enumera los muchos tipos de beso: alegres, tristes, castos, lascivos, tránsfugas, legales, tibios, helados… Este recurso anafórico y enumerativo funciona como un crescendo poético que subraya la intensidad del anhelo y la amplitud de la experiencia afectiva.
Tras recorrer todos los tipos de besos posibles —recibidos, robados, regalados, creídos, esperados—, la voz poética concluye con una amarga constatación: “A todos los encontré, / a todos menos a uno.”
Y ahí radica el corazón del poema: el beso de amor verdadero, el que no se da por rutina, impulso o lástima, sino por plenitud, por certeza, por entrega. Ese es el que se ha perdido, el que la poeta busca “por caridad”, con una súplica final tan vulnerable como poderosa.
La musicalidad del poema es sutil pero eficaz, y su ritmo se apoya en repeticiones y paralelismos que dan unidad al texto. El tono es a la vez melancólico y vitalista; hay dolor por lo perdido, pero también una afirmación de lo vivido. Marisa Peral escribe con una sensibilidad lírica clara, directa, sin ornamentos innecesarios, pero cargada de humanidad.
“Por caridad, busco un beso” es un poema maduro y emocional, una meditación sobre lo que se da y lo que se queda por dar. Marisa Peral convierte el acto sencillo de besar en un prisma por donde pasan los matices de la vida: el deseo, el arrepentimiento, la esperanza, la fe, el olvido… y al final, una súplica por el amor perdido que nunca se irá del todo.