Un hombre a la intemperie
Publicado: Jue, 24 Abr 2025 18:56
UN HOMBRE A LA INTEMPERIE
Lo mismo que el latir de un pulso herido se oye
la súplica de un hombre absorto en su derrota
y todas las sombras del futuro lo acompañan.
Porque no encuentra una luz remota que consiga
gobernar con suerte su destino, huye a ninguna parte,
y la anochecida con un pañuelo de nieve lo despide
y regresa a la patria abandonada del pasado,
donde siente la fatiga de un Dios que ya no ampara
y trata de rescatar su niñez de los escombros.
Hay días que se vierten como diluvio incontenible
lagrimas del desamor y se anega el corazón,
ya naufrago por no alcanzar la orilla del amanecer
para que lo redima una ilusión y no apostar
siempre por vivir con la firmeza de un suicida.
Aunque sospecha que ya todo está perdido, nunca
se rinde, sabe que necesita morir de forma cotidiana
para sentir todo el dolor y la belleza de estar vivo.
Escribe sobre páginas de alcohol su desconsuelo
y contra su ebriedad todo espejismo se fractura
y estallan los sueños que dejó pendiente
en las amplias estancias del olvido.
Sabe que más allá de su quimera existe un hombre
a la intemperie cubierto con harapos de bondad
y con la esperanza en carne viva,
por eso en la trinchera de la vida resiste
y se le enciende el alma cuando advierte
que la madrugada escondió su desencanto.
Lo mismo que el latir de un pulso herido se oye
la súplica de un hombre absorto en su derrota
y todas las sombras del futuro lo acompañan.
Porque no encuentra una luz remota que consiga
gobernar con suerte su destino, huye a ninguna parte,
y la anochecida con un pañuelo de nieve lo despide
y regresa a la patria abandonada del pasado,
donde siente la fatiga de un Dios que ya no ampara
y trata de rescatar su niñez de los escombros.
Hay días que se vierten como diluvio incontenible
lagrimas del desamor y se anega el corazón,
ya naufrago por no alcanzar la orilla del amanecer
para que lo redima una ilusión y no apostar
siempre por vivir con la firmeza de un suicida.
Aunque sospecha que ya todo está perdido, nunca
se rinde, sabe que necesita morir de forma cotidiana
para sentir todo el dolor y la belleza de estar vivo.
Escribe sobre páginas de alcohol su desconsuelo
y contra su ebriedad todo espejismo se fractura
y estallan los sueños que dejó pendiente
en las amplias estancias del olvido.
Sabe que más allá de su quimera existe un hombre
a la intemperie cubierto con harapos de bondad
y con la esperanza en carne viva,
por eso en la trinchera de la vida resiste
y se le enciende el alma cuando advierte
que la madrugada escondió su desencanto.