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Crítica literaria a Retrato de mi ciudad, de Ramón Carballal

Publicado: Jue, 17 Abr 2025 11:22
por Rafel Calle
RETRATO DE MI CIUDAD, DE RAMÓN CARBALLAL

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En esta obra, Ramón Carballal Durán compone un himno lírico a La Coruña, no desde la postal ni la descripción turística, sino desde una perspectiva profundamente sensorial, onírica y casi mística. El poema es una construcción simbólica, una ciudad imaginada a través del filtro de la memoria, el deseo y la introspección. En Retrato de mi ciudad, Ramón no se limita a retratar la ciudad, sino que la transforma en una entidad viva, cambiante, que respira al ritmo del poeta.

Desde el primer verso —“Es todo aire, un sonámbulo ejército de ráfagas pobladas de espuma”—, se percibe la influencia de un imaginario surrealista, con imágenes que desafían la lógica y apelan directamente a lo sensorial. El mar, el viento, la lluvia y la luz del faro no son elementos externos, sino fuerzas animadas, con voluntad propia, que dan cuerpo al alma de la ciudad. La Coruña se convierte así en un organismo mágico, donde incluso la plaza “ríe” y la marquesina de autobús “resplandece entre la lluvia y el rocío de los ángeles”.

Ramón, como es habitual en su poética, hace un uso magistral de la metáfora, no como ornamento, sino como herramienta de conocimiento: el lector no ve La Coruña, la siente, la atraviesa, se pierde en sus imágenes. La ciudad es al mismo tiempo materia y evocación, escenario y protagonista, y esa dualidad se mantiene a lo largo de todo el texto. Lo urbano se funde con lo mitológico y lo cotidiano: castillos, iglesias, mandrágoras y cañones oxidados conviven con marquesinas, botas mojadas y portales vecinos.

En cuanto al lenguaje, el poema es denso, de una notable riqueza léxica, con una sintaxis libre que se despliega como un flujo de conciencia. La estructura en versos largos y la ausencia de puntuación en muchas secciones refuerzan esa sensación de trance poético, como si el hablante estuviera dictando desde el interior de un sueño. La musicalidad es otra gran virtud en la poesía de Ramón, hay ritmo en la cadencia de las imágenes, en la repetición de estructuras (“sabes que… sabes que…”) y en la alternancia entre lo concreto y lo abstracto.

Una de las cualidades más llamativas del poema es su tono melancólico y amoroso. La ciudad no solo es el espacio de la experiencia, sino también del recuerdo, del encuentro perdido, del tú implícito que aparece al final como una figura difusa, posiblemente un reflejo del propio yo. “Sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol” es uno de esos versos que condensan la esencia de esta poética: un tiempo líquido, una belleza que persiste aunque ya no sea, una ciudad que existe también —y sobre todo— en el alma del que la habita.

En definitiva, Retrato de mi ciudad es un poema de una sensibilidad exquisita, que desborda imágenes y sentidos. Ramón Carballal no solo escribe sobre La Coruña, la reimagina, la reencanta. Y en ese acto de amor y creación, nos invita a ver nuestras propias ciudades —y nuestras vidas— como lugares sagrados, donde hasta la lluvia puede cantar con voz de luciérnaga.

Mi más cordial enhorabuena, don Ramón Carballal, por este logro rítmico-literario, ciertamente reseñable en cuanto a su aportación a la poesía toda.
Un fuerte abrazo.