Ramón Carballal escribió: ↑Vie, 04 Abr 2025 16:58
mientras aproximo a mis labios la pulpa donde el gusano abrió
un pozo de oquedad en el vientre rendido de la pieza.
Estimado amigo, me ha pasado con este comentario lo que me sucedió con otro que hice a Ignacio: Se me borró cuando lo intenté editar hace una semana, ¡qué coraje! Ahora lo vuelvo a redactar, esta vez muy cerca de ti, desde Oporto, oyendo charlar a las revoltosas gaviotas, con unos vinitos que calientan en estos fríos y lluviosos días de Semana Santa; lástima que no pueda ir a darte un abrazo y charlar contigo otro rato.
Desde muy pequeño tengo un apego especial por las navajas filosas; a las otras, a las atlánticas gallegas, fue posterior mi gusto y afición. De las primeras tengo una gran colección de ellas, de todos los lugares a los que arriba mi barco. Por devoción y por mi trabajo, llevo varias repartidas entre mi bolsillo y la mochila. Por ello y otras cosas más, es un placer enorme comentar este poema.
Entiendo que estás hablando de las que tienen lengua de acero. Interpreto que dos símbolos conceptualizan este significativo poema: La navaja y la fruta.
La navaja, en este contexto, representa la dualidad de una herramienta que puede ser utilizada tanto para el bien como para el mal; también en el poema se presenta como un instrumento de revelación de lo escondido. Me sugiere la capacidad de transformar un evento, un invento, un objeto en algo positivo. Muchas veces nos preguntamos qué podamos hacer para que el mundo sea algo mejor, pues tú nos sugieres la clave: abrir el corazón de la fruta y sorber su jugo. Refuerza el libre albedrío y nuestra responsabilidad de hacer un uso positivo de esas cosas que la tecnología nos proporciona con el devenir del tiempo.
El jugoso y visual poema me ha llevado al acto, muchas veces repetido en mi vida, sin mucha reflexión, de la experiencia cognitiva, hablo en sentido metafórico, de usar una navaja para abrir un fruto, frente a una utilización violenta: La muerte frente a la vida, la nutrición, que se convierte en un acto de conexión con la naturaleza y la vida misma.
Este acto, aparentemente simple, hendir, fue el que me llevó a convertir al fruto en otro símbolo: descubrimiento y apreciación de la esencia de la vida, porque él, por evolución biológica, condensa el esfuerzo de la naturaleza por sobrevivir; la pulpa no es más que la reserva que procura el árbol para el desarrollo de la semilla. Es enorme las cantidad de asociaciones, pensamientos y emociones que se agolparon en mi mente al leerte.
La estructura fragmentada del poema me ha permitido masticar cada imagen, emocionarme con cada verso. Cada fotograma se desarrolla de manera individual, al mismo tiempo que se conectan entre sí para crear un todo coherente. Este enfoque me trajo la idea de que cada aspecto de nuestra vida, experimentado conscientemente, es significativo.
Puede parecer un poema austero, en el sentido de utilizar imágenes, las precisas e impactantes, de alto voltaje emocional. Las justas para resaltar lo que yo creo núcleo esencial del mensaje: esa dualidad entre la navaja como herramienta y como arma. Ello crea una tensión que enriquece el tono del poema, reflejando la complejidad de la relación entre el ser humano y su entorno.
Destaco el verso que encabeza este comentario, hablar sobre la resonancia emocional que creó en mí sería excederme en esta respuesta, que sólo quiere mostrar un poquito de lo que sentí al leer tu obra. Todas las metáforas son muy bellas y como te apunté, precisas.
Bueno querido Ramón, esto es lo que quería decirte hoy.
Un abrazote y feliz día