Crítica literaria a "La vida secreta de noviembre", de Ramón Castro Méndez
- Rafel Calle
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Crítica literaria a "La vida secreta de noviembre", de Ramón Castro Méndez
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Ramón Castro Méndez, en “La vida secreta de noviembre” recrea una meditación melancólica sobre el tiempo, la memoria y la naturaleza efímera de la existencia. A través de un lenguaje sensorial y evocador, el poeta nos sumerge en un noviembre que es mucho más que un mes: es un estado del alma, un territorio de penumbra donde la historia personal y colectiva se entrelazan con los elementos naturales y simbólicos.
Desde el primer verso, el poema nos introduce en la esencia de noviembre, descrito como un período de penumbra, máscaras y vigilias, donde convergen lo invisible y el misterio. La imagen de las hojas que tiemblan como luciérnagas resalta la fugacidad y fragilidad del tiempo, reforzando la sensación de transitoriedad que atraviesa toda la obra.
Ramón crea un universo en el que los elementos naturales adquieren un tono casi mítico: carnaval de aves silvestres, humo de fraguas, torre de vientos, bosques submarinos. Estas imágenes, ricas en simbolismo, construyen un escenario en el que noviembre se convierte en un espacio de transformación y tránsito, donde lo tangible y lo intangible coexisten en una danza de luces y sombras.
Uno de los temas centrales del poema es la recurrencia del pasado y su impacto en el presente. Eterno retorno de sus reencarnaciones... evoca la idea nietzscheana del tiempo circular, donde los recuerdos resurgen como olas en un mar que hace un instante apenas era cristal. Esta imagen refuerza la noción de que noviembre es un mes de reflexión, de rememoración de lo perdido, pero también de regeneración.
Ramón Castro introduce el amanecer como un punto de inflexión: Al amanecer todo parece perfecto. El sol, pura elocuencia, tañendo un ámbar blanco. Aquí, la luz del día sugiere una posible redención o claridad después de la bruma nostálgica de la noche. Sin embargo, esta perfección es fugaz, ya que noviembre sigue siendo el espacio de lo efímero y lo irrecuperable.
El poema se adentra en la relación entre la muerte y la memoria. La imagen de cuerpos que se otoñan es una metáfora poderosa de la decadencia física, del envejecimiento y del paso del tiempo. La rosa de fiebre simboliza una pasión que, aunque intensa, está destinada a apagarse.
Uno de los pasajes más conmovedores es cuando Ramón se dirige directamente a una presencia ausente:
“Tu nombre era la palabra entre las voces
que aún recuerdan, la amnesia entre dos puentes
de memoria, efímero reino nacido del fuego.”
Aquí, el nombre se convierte en un símbolo de la lucha entre el recuerdo y el olvido, en una oscilación entre la permanencia y la desaparición. La alusión a la muerte que necesita su propio paisaje y nombre refuerza la idea de que cada pérdida es única y requiere su propia forma de duelo y trascendencia.
A pesar de la atmósfera de duelo y nostalgia que permea el poema, el cierre ofrece un atisbo de esperanza:
“El final del arco iris da fruto como los árboles.”
Esta imagen sugiere que, incluso después de la pérdida y el sufrimiento, algo nuevo puede surgir. La metáfora del arco iris como un ciclo que culmina en un fruto nos deja con la sensación de que noviembre, aunque marcado por la tristeza, también es un espacio de renacimiento.
En fin, “La vida secreta de noviembre” es un poema de gran profundidad simbólica, donde Ramón Castro Méndez logra capturar la esencia de un mes que se convierte en metáfora del paso del tiempo, la memoria y la finitud de la existencia. Su riqueza en imágenes y su tono elegíaco nos sumergen en un universo donde la melancolía se entrelaza con la belleza, creando una obra que resuena en lo más íntimo del lector.
Mi más cordial enhorabuena, estimado Ramón, junto a un cordial abrazo.