Dona nobis pacem

[enrique sanmol]

Dona nobis pacem 2 (The Leftovers) – Max Richter, Mari Samuelsen

En la acera junto a un semáforo.
Postrada. Descalza.
El rostro casi junto al suelo.
Las manos sobre la cabeza.

El lloro es el grito de un arrecife.

Los que por allí están
miran y miran.
Algunos pasan de largo,
otros nos detenemos
sin saber muy bien qué hacer.

Quince años.
Un padre que ya hace mucho
abandonó su casa.
Una madre que nunca está.

Cicatrices.
Autolesiones por todo su cuerpo
desde los once
(ese dolor es preferible).

Quince años y un neumotórax
que hace poco casi le arrancó la vida.

Ansiedad. Servicios Sociales.
Psiquiatras. Benzodiacepinas.
Un sistema que señala corrupto.

Por encima del pequeño short
desabrochado
y las bragas
un cuchillo asoma.

Una mujer habla y habla con ella
hasta que al fin logra tranquilizarla.

Tiene entradas VIP
para un concierto esta tarde
de su cantante favorito.
Si va, de cuatro a cinco
podrá fotografiarse con él.

Su novio, Álex (diecinueve,
huérfano, adoptado y abandonado),
acaba de perder su curro
y culpa al padre de ella.
Por teléfono se han amenazado de muerte.

Tú le pides que reflexione,
que no arruine su vida,
que no lleve su desesperación
a una navaja.

Él enciende un canuto,
ella se lo reprocha
pero se acerca y lo comparten.

Esta tarde hay un concierto.
Tienen dos entradas.

Una vez más
te dices
que no tienes ni idea de qué va esto,
que tus problemas son gilipolleces.
Una vez más
te sientes una mierda.

[Ramón Carballal]

Un poema muy duro. El abandono familiar, la soledad, la negrura de la vida, la desesperación que conlleva, están, muchas veces, detrás del consumo de drogas. Hay personas que viven en un perpetuo infierno y es muy difícil ayudarlas si no tienen la voluntad de salir de ese ambiente y esas circunstancias que les destrozan la vida. Efectivamente nuestros pequeños problemas diarios no son nada comparados con la terrible realidad de ese mundo. Buen poema, Enrique. Abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema que actúa como un bisturí en esas vidas desenfrenadas, llevadas al límite en todas sus proyecciones. Me gustó mucho, amigo Enrique porque no hace ningún juicio de valor, ni busca causas o soluciones; lo que intenta es relatar lo que pasa, lo que nos podemos encontrar al doblar una esquina de cualquiera de nuestras ciudades, el impacto emocional sobre nuestras conciencias.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

[Eolo Solano]

Hola, Enrique;

es un poema que se abre paso como denuncia;cada vez màs, contra nosotros mismos.

"Algunos pasan de largo,
otros nos detenemos
sin saber muy bien qué hacer."

(...)

"Una vez más
te dices
que no tienes ni idea de qué va esto"

Un gusto leerte (a pesar del tema)

[Ana Muela Sopeña]

Un poema de temática social duro, real, desgarrador, Enrique:

Lo has escrito sin eufemismos, de modo descriptivo, sin hacer juicios. Es lo que es...


En cualquier ciudad hay vidas como estas y nosotros nos quejamos de las nuestras.

Gracias por compartir tu mirada poética de una realidad tan dura que habita nuestras calles y ciudades.

Felicidades
Un beso
Ana

[Alejandro Costa]

Triste, duro y muy bien desarrollado.

Estremecedor.

Buen escrito.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Dona nobis pacem 2 (The Leftovers) – Max Richter, Mari Samuelsen





El lloro es el grito de un arrecife.

Una vez más
te dices
que no tienes ni idea de qué va esto,
que tus problemas son gilipolleces.
Una vez más
te sientes una mierda.

Escalofriante y tan realista que asusta, a mi que tengo nietos adolescentes, me asusta que puedan caer en tanto sufrimiento, porque sufren.

He dejado ese verso y la última estrofa pero todo el poema es una excelente llamada de atención.
Felicidades, Enrique.

Un abrazo.

[enrique sanmol]

Un poema muy duro. El abandono familiar, la soledad, la negrura de la vida, la desesperación que conlleva, están, muchas veces, detrás del consumo de drogas. Hay personas que viven en un perpetuo infierno y es muy difícil ayudarlas si no tienen la voluntad de salir de ese ambiente y esas circunstancias que les destrozan la vida. Efectivamente nuestros pequeños problemas diarios no son nada comparados con la terrible realidad de ese mundo. Buen poema, Enrique. Abrazos.

La experiencia que relato en este intento la viví hace unos meses una mañana luminosa paseando por mi ciudad. A las pocas horas, todavía casi en shock, me senté a escribir, de una forma que pretendí aséptica y descarnada, aquello de lo que fui testigo involuntario.
No volví a ver a los protagonistas de la historia, a pesar de que llegué incluso a la puerta de su casa (en realidad de la madre de ella, que nunca está...). No sé cómo habrá terminado la historia con su padre, ni si fueron al concierto, tampoco si siguen juntos o si él tiene ahora otro trabajo.

Lo cierto es que realidades como ésta, de familias tan desestructuradas y abocadas casi a la tragedia como con la que me topé, nos hacen abrir los ojos y nos hacen poner en otra dimensión nuestros problemas y preocupaciones.

Fuerte abrazo, Ramón, valoro en mucho tu presencia por aquí y tu sincero comentario.

[enrique sanmol]

Un poema que actúa como un bisturí en esas vidas desenfrenadas, llevadas al límite en todas sus proyecciones. Me gustó mucho, amigo Enrique porque no hace ningún juicio de valor, ni busca causas o soluciones; lo que intenta es relatar lo que pasa, lo que nos podemos encontrar al doblar una esquina de cualquiera de nuestras ciudades, el impacto emocional sobre nuestras conciencias.

Todo un placer de lectura.

Un abrazo.

Así es, viejo amigo, se trata de una crónica descarnada de una realidad tan cercana como desconocida para muchos, como yo mismo, que pensamos que nuestros problemas tienen importancia cuando, si los relativizamos con otros como el que relato aquí, los hacen parecer nimios.

Muchas gracias por pasar por este intento. El placer es mío por contar con tu presencia.

Fuerte abrazo,